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La historia detrás de J Balvin, uno de los reggaetoneros del momento

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J Balvin. Foto: difusión

NOMBRES

Fue uno de los primeros colombianos en arrimarse al género puertorriqueño, en diez años hizo carrera y hoy es uno de los artistas más premiados y reconocidos tanto por el público como por sus colegas.

En el pecho, desde la derecha y hacia el corazón, J Balvin lleva tatuada la palabra “Familia”. En letra grande y cursiva. El reggaetonero tiene aproximadamente 40 tatuajes en su cuerpo. El primero fue un tribal que se hizo en el brazo cuando tenía 12 años, la edad con la que empezó a tocar la guitarra. De ese ya no queda casi nada, lo fue tapando, y hoy solo asoma por encima de uno de los tantos rostros de mujeres. Entre algunas caras desconocidas, le han dibujado a su hermana Karolina. “Yo creo que una manera de expresarse como la moda, además de la música, son los tatuajes; estos nos dicen algo acerca de quién eres”, dijo a la revista GQ.

En su cuerpo, entre el cuello y la rodilla, y hasta en las manos, hay de todo: tigres, rosas, cartas de poker, un Mickey Mouse macabro, una Virgen María, un Smiley face de Nirvana que ha hecho enojar a unos cuantos rockeros, y palabras: “Vida”, “Real”, “Lealtad”, y una frase en latín que significa “Movido por la luz”. Un diamante diminuto, que Balvin describe como un símbolo de que las personas “somos carbón que nos vamos puliendo con el tiempo hasta que brillamos como lo hemos soñado”. Él, justo, sabe de sueños. De luchar por ellos, de vender chicles o pintar casas y pasar días sin comer para bancarse un camino por la música que en ese entonces, entre su adolescencia y el éxito, era nada.

Ricky Martin, Camila Cabello y J Balvin se encargaron de abrir la fiesta de la música
Ricky Martin, Camila Cabello y J Balvin se encargaron de abrir la fiesta de los Grammy

“Es muy emocionante verte ahí en el escenario de los Grammy Awards americanos J Balvin. Ubicarte en el tiempo y en el espacio que algún día viste muy lejano. Sacrificaste los planes normales de un adolescente, tuviste preocupaciones de un adulto siendo tan sólo un niño y dejaste de comer algunas veces, incluso, para reunir el dinero que necesitabas para que tu música sonara, o al menos te dieran una cita para mostrarla”, escribió en Instagram María Osorio, o simplemente “Mona”, antes la novia de 10 años de J Balvin, hoy su mejor amiga y confidente.

José Álvaro Osorio Balvin está en sus 33 años, a punto de llegar a los 34, y contento, tan contento como puede estar aquel que la rema, que trabaja duro, y entonces se convierte en una de las referencias de la música urbana de Latinoamérica. Aunque Balvin sabe que el género tiene su cédula de identidad marcada en Puerto Rico y lo respeta, él, como colombiano, ha logrado legitimarse y es hoy un “pegado” (en la jerga, “muy popular”) en ese submundo masivo del reggaeton. Ya se lo dijo Luis Fonsi, puertorriqueño de sangre, en un ida y vuelta que grabaron para Vevo en 2018: “Lo que tú has hecho en siete años es increíble”. Ya se lo dijo Daddy Yankee, uno de los padres del género, en Instagram: “Me alegra ser un líder que crea otros líderes, y usted José es uno de ellos. Gracias por tu respeto, sabes que es mutuo”.

J Balvin
"Ginza", uno de los mayores éxitos del colombiano.

También lo demuestran los números. El colombiano tiene casi 28 millones de seguidores en Instagram, más de 49 millones de escuchas mensuales en Spotify y 20 millones de suscriptores en su canal de Youtube, además de las 11.000 millones de visualizaciones que suma. Y eso sin añadir lo que sucede en el canal de Vevo dedicado al artista. O los premios, que hasta ahora cuentan cinco Latin American Music Awards, seis Billboard Latin Music Awards, tres Grammy Latino y hasta un récord Guinness porque Ginza —aquella del “Si necesita reggaeton, ¡dale!”— fue la canción que más tiempo estuvo en el puesto número uno de la Hot Latin Song de Estados Unidos, entre otros tantos.

"Mi gente"

Hace doce años, J Balvin se tatuaba, porque sí, “Mi gente” en el brazo. En ese momento, no tenía ni idea de que un tiempo después, esa expresión sería la insignia de su imperio musical, y una de las canciones más famosas de Vibras, su último disco. Balvin sabe que no se habría parado en el escenario de los Grammy de no ser porque en el camino, para equilibrar lo tortuoso de la fama y una depresión, estuvo su gente: amigos, referentes, Mona, Karolina, su madre y su padre.

Las idas y venidas con su padre

El vínculo de J Balvin con su familia es todo para el artista. Su madre fue parte del impulso para animarse a ir por sus sueños, y el padre, que tenía experiencia como empresario, fue quien ordenó la carrera del chico cuando empezó a repuntar. Después, Balvin extrañaba las charlas de padre a hijo, porque se habían convertido en puras preguntas de negocios, y volvieron a ser solo familia.

El ideal de J Balvin no fue siempre el escenario, ni el canto, ni las giras, ni los millones de fans enloquecidos con sus beats de reggaeton. Antes, cuando aprendió a tocar la guitarra, lo de Balvin fue el rock. Por eso la cara sonriente, histórico logo de Nirvana, que se tatuó en la rodilla. Después de todo, Kurt Kobain fue la mayor inspiración del colombiano, según contó en 2017 a la revista Rolling Stone: “Fue una de mis mayores inspiraciones cuando comencé a hacer música. Hay muchas cosas que sigo de él, pero sólo quiero ser yo”.

En el medio, estuvo el sueño de ser presidente de una discográfica, un anhelo que lo llevó a hacer Comunicación Social y Relaciones Internacionales en Medellín. “Me gustaba mucho pero no me ponía a soñar”, respondió en una entrevista para Colombia, sobre por qué decidió truncar sus estudios. Ahí fue cuando decidió agarrar el toro por las astas y dedicarse de lleno a perseguir su sueño en la música. Entonces ya quería lo de grabar y cantar reggaeton y llevarlo por los escenarios. Comenzó de la mano de Dj Pope, y luego sí, hizo su camino solista.

Machika
Vea el videoclip de "Machika", una colaboración de J Balvin con Anitta y Jeon.

Aunque con nombre propio en lo alto, Balvin ha seguido la línea de las colaboraciones que hoy hacen que el género urbano latinoamericano esté donde esté (sonando en Europa y Estados Unidos, como si nada). Desde Daddy Yankee, a Nicky Jam hasta la brasieña Anitta o la española Rosalía. Ya sea con tintes flamencos, pop o a puro reggaeton, famosos o en ascenso, J Balvin no discrimina, porque para él, al fin de cuentas se trata de hacer “supercanciones”.

"MAchika"

No es exclusivo de las superestrellas

“Trabajar con las superestrellas para mí es increíble, pero para mí siempre fue un sueño trabajar con Daddy Yankee cuando no era nadie. Eso nunca pasó y yo lo respeto, pero ahora que estoy en una buena posoción, quiero ayudarles a realizar sus sueños a otros artistas”, reflexionó J Balvin en un encuentro con Luis Fonsi para el canal de Youtube Vevo. Así lo ha hecho. En esa charla también compartió que la canción Machika, que cierra su álbum Vibras (2018) y en la que canta junto a Anitta y Jeon, surgió de esa intención. A Jeon lo conoció en el gimnasio, sin saber que se trataba de otro músico. Se llevaron bien, y Jeon, contó Balvin, “fue genial”. Tiempo después, y por otro lado, lo vio en redes rapeando parte de Machika y ahí se enteró que su compañero de gimnasio también era artista. Lo volvió a ver y lo invitó a grabar juntos. “Le tengo amor a grabar con nuevos artistas. Podemos hacer música súper en vez de grabar con superestrellas”, añadió.

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