Hipnosis hasta en la oficina

Por su utilidad para lograr cambios de actitud y mayor concentración, la hipnosis se aplica cada vez más en entornos laborales y de enseñanza. En la clínica también sirve para aliviar problemas físicos, mentales y emocionales.

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DANIELA BLUTH

Todos, absolutamente todos a lo largo de nuestra vida hemos estado hipnotizados en algún momento. Incluso usted... sí, usted. ¿Recuerda algún momento en el cual se quedó soñando despierto sin darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor? ¿Se ha quedado alguna vez tan absorto en la lectura de un libro que no se ha dado cuenta del tiempo? Todos estos trances son muy parecidos al estado hipnótico".

Lo que acaba de leer no forma parte del aviso de un nuevo programa de televisión o de un folleto sobre terapias alternativas. Ese texto, en tono coloquial e introspectivo, aparece en la página web de la multinacional Microsoft. ¿La explicación? Que además de los talleres de capacitación, las clases de work-gym y las charlas motivacionales, cada vez es más frecuente que las empresas recurran a la técnica de hipnosis para mejorar el clima laboral y el rendimiento de sus empleados.

Aunque cueste desprenderse de la imagen del ser hipnotizado que levita o camina sobre una cama de clavos, lo cierto es que la hipnosis es un estado semejante al sueño. No hay una única definición, pero todas coinciden en que implica un proceso de relajación de la mente consciente, donde el sujeto está muy receptivo a la sugestión y que habilita una vía de acceso al subconsciente. Lo único artificial, señalan los especialistas, es que es inducido por un hipnotizador y que la persona elige el momento, el lugar y el fin por el cual se coloca en este estado mental.

En Uruguay, hace ya varios años que psicólogos y psiquiatras se valen de la hipnosis clínica para tratar fobias, ansiedad, depresión, estrés, disfunciones sexuales, dolores crónicos e incluso para dejar de fumar o de comerse las uñas. Sin embargo, desde hace un tiempo la técnica salió del consultorio y llegó hasta las empresas, donde se utiliza para fomentar, potenciar y mejorar distintos aspectos relacionados al trabajo.

"Mi eje es el desarrollo, tanto de la persona como de la organización", dice el psicólogo y consultor Richard Griesser, alemán radicado en Uruguay hace más de 20 años. Cuando llegó al país motivado por una historia de amor, Griesser trabajaba en el área de la pedagogía, hasta que la psicología y más tarde la hipnosis fueron ganando terreno. Hoy, dedica buena parte de su tiempo a hacer coaching (aconsejamiento) para empresas dentro y fuera de fronteras, sobre todo en Brasil y Alemania, donde ha trabajado para firmas como Bosch y Mercedes Benz. En el medio local, brindó sus servicios en compañías tan disímiles como Zonamérica, Inca y Electroplast (dedicada a materiales médicos).

Si bien a las organizaciones no les gusta hablar de burn out o estrés laboral, nadie duda que lo hay, y cada vez con más fuerza. Por eso, Griesser aborda sobre todo la actitud frente al cambio, el conflicto como una posibilidad, trabajo en equipo y capacidad de liderazgo; conceptos que también enseña como docente en la Facultad de Administración y Ciencias Sociales de la Universidad ORT

Una de las claves, dice con marcado acento germano, es trabajar las virtudes y no los defectos, las soluciones y no los problemas y, ante todo, el concepto de felicidad. "La persona feliz es una persona que rinde, que tiene un flujo positivo, que no está pendiente mirando el reloj sino que el tiempo pasa y ésta se siente unida al trabajo que realiza", explica el terapeuta.

Aunque no siempre resulta sencillo, Griesser hace hipnosis grupal. "Algunos no entran en trance, es verdad, pero tienes que manejar la situación de manera de no perder la seguridad". Por contrapartida, agrega, lo positivo del trabajo colectivo es que la gente aprende mucho del otro. "Cuando sientes que la respiración de la mayoría es muy calma y que hay algunas que tosen y tosen, lo mejor es que los pocos que no pueden integrarse salgan y lo vuelvan a intentar más tarde". De todas formas, basta con un "leve trance" para que la técnica sea efectiva.

"A través de la hipnosis se puede acceder a situaciones a las que no se llega de forma consciente. Con las metáforas se puede influir sobre una persona y que ella misma encuentre las mejores soluciones sin necesidad de darle consejos puntuales", señala. Y lo increíble es que muchas veces los pacientes no asocian sus "cambios de actitud" con las sesiones de hipnosis.

Para Griesser, a la psicología que se centra en los problemas le falta aggiornarse. Por eso, no es partidario de trabajar sobre los defectos. "Cuando una persona tiene que corregir un defecto precisa mucha energía y los cambios son mínimos. Prefiero trabajar sobre fortalezas, cuáles son los talentos de las personas y cómo podemos reforzar esas competencias. Son cosas que están presentes, pero muchas veces a un nivel racionalmente ausente".

"Cuando se habla de talentos y no de defectos, se genera otro tipo de comunicación entre las personas, otro tipo de respeto, por la positiva. Y eso genera mayor calidad en el trabajo. Se sale del modelo clásico de la lucha de los de arriba con los de abajo y se logra que las personas conecten con ese talento que tienen", concluye.

Técnica, no magia. Cuando en los años `90 Griesser empezó con la hipnosis, recuerda que lo miraban como "un loco". Pero lo cierto es que se trata de una técnica, no tiene nada de mágico ni de superpoderes. "Sucede que algunas personas hacen show hipnosis, en programas como los de Susana Giménez o Tu Sam. Ellos aprovechan estas formas de comunicación para lograr efectos baratos y eso es un problema, porque desacredita la técnica", opina el experto. Además, muchas veces las personas que han sido hipnotizadas en un show de televisión terminan en el consultorio "porque hay una parte de la realidad, del antes y el después, que esos programas no muestran".

En general, para que la persona entre "en trance" los terapeutas recurren a las llamadas "visualizaciones", que no son otra cosa que imágenes y metáforas que pertenecen a su universo. Entre las más utilizadas están las alusivas a la playa, el contacto con el mar o la arena y la sensación del viento en el rostro. Si el paciente es una persona muy racional, cuenta Griesser, lo aconsejable es buscar contradicciones. "Que piense que todo es una locura y libere el pensamiento", dice.

La hipnóloga Laura Llanes, en cambio, usa "técnicas de voz" que inducen un relajamiento físico profundo y la concentración en el tema que se va a tratar. Llanes estudió física en el Instituto de Profesores Artigas, y fue allí que nació su interés por ahondar en las consecuencias de la variación frecuencial de las ondas cerebrales y en las técnicas que permiten potenciar las funciones intelectuales. "La hipnosis es un estado de conciencia alterado en el cual el cuerpo parece dormido pero la mente escucha y graba. Hay una variación de las frecuencias cerebrales con respecto a un estado de conciencia normal", explica.

Además, coinciden los expertos, es imprescindible que haya una relación de conocimiento entre el terapeuta y el paciente. "No puedes pretender que una persona vaya al consultorio, se entregue y cierre los ojos, porque eso genera mucha angustia. Se precisa una relación de confianza, de aceptación y de respeto mutuo", dice Griesser.

Esa entrega, que es requisito fundamental para que la sesión de hipnosis se pueda llevar adelante con éxito, es la que trae aparejada los miedos y las inseguridades. Sin embargo, los especialistas aseguran que la técnica no conlleva ningún riesgo. Nuevamente aparecen los mitos de las películas y los programas de tevé. "En 30 años de experiencia nunca tuve ningún inconveniente", afirma Llanes.

¿Y qué pasa si el paciente se duerme? Eso tampoco es un problema. Nadie queda en trance permanente, y el inconsciente sigue trabajando aún con la persona sumida en un profundo sueño. Cuando eso sucede, los terapeutas pueden recurrir a un "mandato poshipnótico", es decir, pedirle al paciente que haga o diga algo luego de salir de la hipnosis, lo que les permite saber si la información llegó y fue procesada. "Antes de terminar la sesión, les digo: `Cuando te vayas, me vas a preguntar qué hora es`. Y eso no falla".

Ahorrar y aprender. La hipnosis coloca a las personas en un estado al que muchos hipnólogos llaman "desconsciente", en el cual la información escuchada queda grabada en el subconsciente.

Justamente por eso, en Uruguay mucha gente recurre a esta técnica para aprender idiomas. En 1980, Llanes fundó el Centro de Estimulación y Desarrollo de la Inteligencia (CEYDI), dedicado a la investigación de la inteligencia y el aprendizaje acelerado de idiomas mediante la utilización de hipnosis. En pocos años su tarea se extendió a Argentina, Brasil, Colombia, Estados Unidos y España y hoy Llanes pasa más tiempo en el exterior que en su consultorio de Parque Batlle.

La ventaja más clara, explica la hipnóloga, es el ahorro del tiempo. En una semana se alcanza el primer nivel -que equivale a unos cuatro años de estudio- y la persona lee y habla de forma fluida, con una "muy buena" pronunciación. "Además, mediante la hipnosis se pueden sacar los problemas laterales que aparecen al aprender un idioma, por ejemplo la vergüenza a hablar, el miedo a no entender, la idea de que es difícil".

Los "alumnos" son, sobre todo, personas que han probado con otros métodos obteniendo malos resultados, que tienen que aprender un idioma antes de viajar o que simplemente no tienen tiempo de hacer un curso a largo plazo. Llanes destaca que es un método "mucho más integrador" que otros y que el alumno logra una comprensión del idioma "como un todo y no por unidades temáticas o gramaticales".

Una sesión de hipnosis dura entre 20 y 40 minutos. El precio oscila entre 500 pesos y cien dólares.

Freud dijo no. En algunos casos, como cuando a un niño no le gusta leer o a una persona le cuesta mucho levantarse temprano para ir a trabajar, la hipnosis se puede utilizar como una terapia en sí misma. Sin embargo, lo más frecuente es que acompañe un tratamiento médico o psiquiátrico de largo aliento, como sucede con una depresión, un trastorno de ansiedad, casos de jaqueca o de obesidad. Cuando una persona tiene una enfermedad, ejemplifica Griesser, es importante "saber cómo la visualiza y que pueda encontrar una parte positiva en ella; que sea una ayuda para organizarse distinto en su vida".

Otra de las aplicaciones frecuentes es para aliviar situaciones de estrés postraumático, en pacientes que tuvieron un accidente o vivieron una experiencia que los marcó de forma negativa. Según Llanes, también se puede utilizar para mejorar el desempeño deportivo, cuando lo que se busca es mayor resistencia, flexibilidad o concentración.

Aunque todavía existen tabúes, los especialistas coinciden en que son cada vez menos. Los que más se resisten, dice Llanes, son las personas "muy aferradas a un abordaje tradicional" de la psicología o de los métodos de enseñanza.

Griesser coincide y agrega el dato pintoresco: se sabe que Freud utilizó la hipnosis para el tratamiento de la neurosis, pero que luego la abandonó y se dedicó a formular su teoría del psicoanálisis. "Freud desacreditó la hipnosis porque él mismo era un pésimo hipnotizador".

Más inglés, inteligencia y memoria

"Hago especial referencia al curso de Inteligencia de CEYDI Montevideo, Uruguay, el cual me ha dado muy buen resultado para la concentración y memoria en mi persona, tanto que lo he recomendado a muchas personas las cuales han estado muy agradecidas. También he hecho el curso de inglés, con excelentes resultados". Martha Etcheverry, Montevideo, agosto de 2010.

"El primer nivel me ha dado una buena base, he aprendido cosas que en muchos años no había aprendido. El segundo nivel me ha permitido hablar con fluidez y lo más importante es que le he perdido el miedo al idioma, ahora escribo, leo y entiendo. Es un curso en el cual el alumno debe poner de su parte, debe prestar atención y seguir las instrucciones. La técnica es excelente y no produce cansancio. Yo lo he recomendado a todos mis amigos". María, julio de 2004, Madrid, España. Realizó el primer y segundo nivel de inglés.

"La metodología aplicada permite afianzar los conocimientos y sobre todo facilitar la apertura al inglés hablado y escrito. El uso de la hipnosis como herramienta de apoyo en el aprendizaje, es novedoso y permite reconocer más fácilmente las palabras y mecanismos para estructurar un inglés que podamos utilizar". Luis Fernando, febrero de 2009, Bogotá, Colombia. Realizó el curso de inglés, primer nivel.

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