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El término "matorral genealógico" no se pronuncia con la misma facilidad que "árbol genealógico", aunque en el futuro quien quiera referirse a la evolución humana deberá acostumbrarse a usarlo.
Durante años, los científicos que estudian el origen humano han considerado que el modelo simple por el cual un ancestro humano evolucionó hacia otro de una manera linda y lineal, constituye un mito. Y quizás lo sea, dado los más recientes descubrimientos.
Comenzando hace cuatro millones de años, media docena de especies del género Australopitecus vivieron en África al mismo tiempo. Solamente una de ellas es ancestro directo nuestro; las otras fueron evoluciones que terminaron como en un callejón sin salida, o como experimentos fallidos.
Sin embargo, los científicos pensaron que una vez que el linaje Homo debutó hace unos 2.5 millones de años en África Oriental con el Homo habilis, la situación se estabilizó, mientras el habilis evolucionó hacia el Homo erectus, el que, a su vez, evolucionó hacia el Homo sapiens -o sea, nosotros-.
Ahora, las cosas parecerían modificarse en gran parte. Dos fósiles descubiertos en Kenya sugieren que la evolución fue mucho más desprolija que lo pensado hasta ahora.
Uno de los especímenes hallados justo al Este del Lago Turkana, en Kenya, es el hueso superior de la quijada de un habilis de hace 1.44 millones de años. Se estima que el habilis se extinguió hace unos 1.6 millones de años.
De acuerdo con lo que indicaron quienes lo descubrieron, el otro es la calavera muy bien conservada de un erectus, de hace 1.55 millones de años y la más pequeña jamás encontrada de esa especie.
La fecha más reciente para un habilis muestra que éste y el erectus fueron contemporáneos durante medio millón de años, hace unos 1.9 a 1.44 millones de años.
Las pruebas de que Homo habilis y Homo erectus vivieron durante el mismo tiempo en la cuenca de Turkana hace "improbable que el erectus haya evolucionado del habilis", indica Meave Leakey, autora principal del estudio, quien anunció el descubrimiento en la revista especializada Nature.
"Su coexistencia pone en tela de juicio anteriores postulaciones", agregó Leakey.
La científica es investigadora asociada de los Museos Nacionales de Kenya, profesora de investigación de la Universidad Stony Brook, en Nueva York y esposa del antropólogo y naturalista Richard Leakey, también reconocido por grandes descubrimientos.
La hija de ambos, Louise, que es la tercera generación de esta familia de paleontólogos que se dedica a la actividad de búsqueda de fósiles, es una de las codescubridoras de los nuevos especímenes.
El hallazgo fue exactamente en la localidad de Koobi Fora, un sector muy rico en fósiles de homínidos de diferentes especies.
Si esta interpretación es correcta, la temprana evolución del género Homo queda aún más envuelta en misterio que antes.
Esto significa que tanto el habilis como el erectus deben haberse originado de un ancestro común, hace entre dos y tres millones de años, una época en la que los buscadores de fósiles han hallado prácticamente un vacío virtual.
Aunque los hallazgos no modifican el vínculo que une al Homo erectus con el Homo sapiens como su ancestro directo, dijeron los científicos, la sorprendentemente pequeña calavera de erectus hallada, sugiere que esta especie no era tan parecida al ser humano como se creía.
DIFERENCIAS. Homo habilis apareció por primera vez en África hace unos 2.5 millones de años, y fue descubierto por Louise y Mary Leakey, los padres de Richard. Habilis fue el primero de nuestros ancestros que tuvo un cerebro más grande que el de un chimpancé y el primero que se sabe habría realizado y usado utensilios de piedra. Se le denomina así desde el año 1964, al hallarse herramientas rudimentarias de piedra cerca de los primeros restos que fueron encontrados.
Homo erectus, al que durante mucho tiempo se consideró directo descendiente de habilis, es conocido por haberse expandido más allá de África, eventualmente incursionando a lo largo de Eurasia.
La especie erectus también fue el primero de nuestros ancestros que tuvo el cerebro asimétrico, como lo tienen los humanos modernos, en el que se cree que subyace una complejidad cognitiva. Homo erectus en Eurasia no es el ancestro directo de los humanos de la actualidad, de acuerdo con lo que surge de las pruebas genéticas.
En cambio, los que vivieron en África y eventualmente se alejaron de ese continente en tiempos más recientes -posiblemente hace menos de 100 mil años- son los ancestros comunes de todos los humanos que viven en la actualidad, indica Fred Spoor, del University College de Londres, uno de los descubridores de los últimos fósiles de Homo.
No hay pruebas de cómo y ni siquiera si erectus y habilis interactuaron. Pero, debido a que, desde el punto de vista reproductivo se mantuvieron separados durante tanto tiempo (no hay evidencias de que hayan establecido contacto sexual) cada uno probablemente tuvo su propia dieta, hábitos y estilo de vida.
"El hecho de que dos especies de homínidos hayan vivido juntas en el mismo lago por tantos años, sin dejar de ser especies separadas, sugiere que tuvieron sus propios nichos ecológicos, lo que evitó la competencia directa", señaló la investigadora y paleoantropóloga Meave Leakey.
Los dientes y mandíbula del Homo habilis son más grandes que los del Homo erectus. Eso sugiere que habilis se nutría de alimentos más agrestes como puede ser la vegetación.
Por su parte, los restos encontrados de erectus sugieren que comió más carne, al igual que los gorilas y chimpancés, que si bien viven en el mismo habitat en la actualidad, tienen costumbres alimenticias muy diferentes: los gorilas dedican más tiempo que los chimpancés a comer vegetación agreste.
Otra pista respecto de cómo vivieron las especies de la antigüedad, es el tamaño relativo de los dos sexos. El nuevo cráneo de erectus es tan pequeño, que puede ser de una mujer, mostrando la enorme diferencia de tamaño entre los dos sexos de esta especie.
En general, los simios que muestran poca diferencia de tamaño y forma entre machos y hembras, son monógamos. Los que tienen múltiples compañeras, como son los casos de los gorilas y mandriles, tienden a tener más dimorfismo sexual.
Si se parte de la hipótesis que Homo erectus tuvo dimorfismo sexual, sus grupos sociales pueden haber sido formados en torno de unos pocos varones activamente reproductivos que tenían como compañeras a varias mujeres.
DUDAS. Como ocurre con frecuencia en la ciencia de la evolución humana, los investigadores que no están involucrados en un descubrimiento no tienen seguridad si los que hicieron el hallazgo están en lo cierto.
Por ejemplo, el paleoantropólogo Ian Tattersall, del Museo de Historia Natural de Estados Unidos, cuestiona si los ejemplares hallados realmente son de un habilis y un erectus. Sostiene que no se parece en ningún sentido al espécimen que define, por lo general, a esas especies.
Según el experto, podría ser posible que más especies de Homo hayan surgido en África Oriental y que el cráneo de erectus hallado realmente pertenezca a una especie de Homo totalmente nueva.
"No se parece a erectus tal como lo conocemos", señala Tattersall. "Lo que ellos denominan erectus puede ser una especie nueva que hasta ahora no recibió denominación alguna".
Otros paleontólogos y especialistas en la evolución humana señalaron que el descubrimiento de Louise y Meave Leakey sugiere firmemente que la transición inicial entre aquellos ancestros más parecidos a los monos y aquellos de apariencia más humanoide todavía no ha terminado de ser comprendida por completo.
También afirman que el hallazgo hace necesario buscar más evidencias fósiles de este período crítico, el del todavía desconocido amanecer de nuestro propio género Homo.
En años más recientes, dijeron expertos que no fueron parte de la investigación, otros descubrimientos también sugerían un posible solapamiento entre las especies habilis y erectus. Pero las implicaciones de estos hallazgos eran consideradas tan profundas e importantes que poco se dijo sobre los mismos, a la espera de evidencias aún más concluyentes que confirmaran lo hallado hasta el momento.
"El Homo habilis más reciente que conocíamos tenía la misma antigüedad que el erectus", reafirmó el doctor Daniel Lieberman, un profesor de antropología biológica de la Universidad de Harvard, Estados Unidos.
"Ahora hemos extendido la duración de la especie habilis, y no hay dudas que se superpone en el tiempo con la erectus", agregó.
SEGUROS. Los descubridores, Louise y Meave Leakey, se mantienen firmes en su hallazgo, y hasta el experto Ian Tattersall, del Museo de Historia Natural de Estados Unidos, debió coincidir en que la conclusión a la que arribaron las investigadoras -que erectus y habilis fueron contemporáneos y que habilis no fue el ancestro directo de erectus- probablemente sea la correcta.
Eso conduce al que quizás sea el mayor rompecabezas sobre el tema.
A lo largo de la evolución humana, varias especies de ancestros vivieron al mismo tiempo. Por cierto, las más reciente fueron los Neandertales, que hicieron su última estancia en la Península Ibérica hace unos 35 mil años.
Entonces, ¿por qué Homo sapiens es la única especie humana actualmente en el planeta?
Dinastía dedicada a la paleontología
Louise y Meave Leakey son el más reciente eslabón de una dinastía de paleontólogos que iniciara el británico Louis Leakey a mediados del siglo XX.
Junto a su esposa Mary, Louis Leakey excavó la meseta de Olduvai. Entre sus hallazgos más destacados están el cráneo de Zinjanthropus (posteriormente Paranthropus boisei) en 1957.
También, el paleontólogo encontró los restos del primer Homo habilis en 1964 y los de Kenyapithecus africanus en 1967.
Su hijo Richard (esposo de Meave y padre de Louise) descubrió el primer Homo erectus africano (1975) y también el Homo ergaster (1984).
En 1992, el experto extrajo un cráneo de Australopithecus aethiopicus cerca del lago de Turkana.
Recientemente, fue el turno de Meave y Louise, codescubridoras de que erectus y habilis convivieron.
La cifra
1.9 Millones de años atrás convivieron el Homo habilis y erectus, según se desprende de restos fósiles hallados recientemente.
Hombres y monos: dos diferencias
La mayor diferencia encontrada hasta ahora entre los genomas del chimpancé y del ser humano está en las zonas que regulan la actividad genética relacionada con la construcción de las neuronas y con la digestión, según han hallado recientemente un grupo de científicos de Estados Unidos.
Como ya se sabe con precisión que los seres humanos y los chimpancés comparten el 99% de los genes (y sus productos, las proteínas), los investigadores están buscando las diferencias entre ambas especies en las zonas reguladoras.
Éstas surgen por el mecanismo evolutivo de la selección positiva, el proceso por el que se extienden los rasgos genéticos beneficiosos para la supervivencia de las especies.
DIGESTIÓN. En el ser humano la regulación de los genes permite procesar mejor los azúcares y construir más neuronas que en los chimpancés. Éstos no pueden digerir alimentos ricos en almidón, explica el equipo liderado por Ralph Haygood, que realizó el estudio y publicó en la revista especializada Nature Genetics.
Los seres humanos pueden haber desarrollado mejor la capacidad de procesar los azúcares como combustible para su capacidad intelectual. A medida que el cerebro humano crecía en tamaño y complejidad requería más energía, por lo que los humanos pudieron compensar este aumento cambiando sus genes para procesar mejor los nutrientes.
"Puede ser la regulación lo que nos diferencia de los simios", comentó Haygood, según informó Bloomberg."Estas regiones controlan cuándo, dónde y cómo se expresan los genes, en qué células, en qué fase de la vida," indicó.
Los investigadores han identificado al menos 250 regiones que controlan la actividad genética que han sufrido la selección positiva.
Lo hicieron comparando estas regiones de más de 6.000 genes distintos en el ser humano, el chimpancé y el macaco.
El resultado es la primera evidencia de que las regiones reguladoras son las que hacen mayor el cerebro, y hacen la dieta diferente de la de otros primates, dos de los rasgos más distintivos de los seres humanos con respecto a los otros.
"Como se trata de un resultado preliminar hacen falta más estudios para confirmarlo, para comprender las modificaciones y, sobre todo, para deducir sus consecuencias funcionales", ha comentado Ralph Haygood.
EL PAÍS DE MADRID.