En la tierra de los hobbits

| Nueva Zelanda recibe a miles de visitantes que quieren conocer la zona donde los seres de El señor de los anillos cobraron vida.

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B.BARNES | M.CIEPLY*

La montaña es perfecta, empinada, espesa y tan verde como un trébol radioactivo, igual a las que se conjuntan a su alrededor. Las ovejas parecen bastante idílicas también: corteses animalitos que mordisquean y sólo bloquean el camino algunas veces. En cuanto al roble en la cima de la montaña, es, casi literalmente, perfecto. Cada hoja oscilante se hizo a mano, hasta la retícula plástica, como un tributo a la meticulosidad de Sir Peter Jackson, el director de cine que montó este lugar, incluido el estanque.

Esto es Hobbiton, el lugar donde los hobbits, de pies peludos, de John Ronald Reuel Tolkien, cobraron vida en la trilogía de El señor de los anillos de Jackson, y pronto reaparecerán en sus precuelas Hobbit. El cielo es dramático, con rayos de sol que emiten luz como reflectores por detrás de las nubes de tormenta.

Quedas atontado por las 2 horas en coche desde Auckland, por una carretera serpenteante, de dos carriles (no ayuda la cháchara sin parar del señor y la señora Fanny Pack parados junto a ti), pero engullir unas cuantas bocanadas profundas del aire agrario es reconstituyente. Y no importa cuán necio, cínico o renuente se pueda ser (los tres lo fuimos), lo más probable es que este lugar consiga contagiarte su embrujo.

Para Jackson, Nueva Zelanda y los millones de seguidores que pasaron la última década pisando este país isla en busca de las locaciones cinematográficas de El señor de los Anillos, el viaje está a punto de volver a comenzar.

En Wellington, se espera que se presenten más de 100.000 espectadores el 28 de noviembre para ver la alfombra roja en el estreno de The Hobbit: An Unexpected Journey, la primera de tres películas Hobbit, que se estrenarán para 2014. Si todo sale como está planeado, las cintas también reabrirán las compuertas del turismo cinematográfico aquí.

Las películas -efímeras, imaginarias- tienen una forma de hacer que los seguidores salgan a buscar algo real. The Sound of Music (La novicia rebelde) dejó tal huella en Salzburgo después del rodaje en 1964, que los recorridos para ver el lugar donde Julie Andrews tocó "Do-Re-Mi" en la guitarra todavía atraen a decenas de miles de visitantes al año. En Escocia, el turismo se disparó en el monumento a Wallace después del estreno en 1995 de Braveheart (Corazón valiente). Y en Natchitoches, Luisiana, los devotos siguen gastando 175 dólares la noche para dormir en la habitación Shelby, donde Julia Roberts se convirtió en estrella en Steel Magnolias (Magnolias de acero) hace unos 23 años. (Sí, es color de rosa.)

Sin embargo, la trilogía El señor de los anillos, que recaudó más de 3.000 millones de dólares en las taquillas mundiales entre 2001 y 2004, cambió por completo el juego del turismo cinematográfico. Para sorpresa de casi todos, tomó posesión de todo un país.

Cuando New Line Cinema estrenó la primera de las películas en diciembre de 2001, funcionarios de turismo en esta ciudad esperaban que, en el mejor de los casos, hiciera que Nueva Zelanda subiera uno o dos sitios en la lista de los destinos mundiales para viajar. Después de todo, Jackson había arrasado la mitad de su aldea de hobbits para cuando terminó de filmar. ¿Para empezar, quién, en su sano juicio, manejaría horas en el campo para verla?

Sin embargo, llegó la gente. Desde el estreno de la primera cinta, unas 266.000 personas han visitado la media derruida Hobbiton, según el Departamento de Turismo de Nueva Zelanda, la mayoría de las cuales son extranjeras. Tan solo en 2004, llegaron 50.000 visitantes, cuando la fiebre del Señor de los anillos alcanzó un punto máximo después del estreno de la tercera entrega, ganadora del Oscar. De hecho, seis por ciento de todos los turistas, o unos 150.000, que llegaron a Nueva Zelanda ese año anotaron que la película fue una razón de su viaje; 11.200 dijeron que fue el único motivo.

El sector turismo neozelandés, al principio desprevenido, se apresuró a satisfacer la demanda. En Queenstown, en la Isla Sur, donde Jackson filmó numerosas escenas de montañas, 17 agencias de viajes, muchas que surgieron de la noche a la mañana, empezaron a ofrecer excursiones relacionadas con las películas. Hoteles por todo el país sacaron promociones y paquetes El señor de los anillos y los funcionarios de las aduanas aeroportuarias colgaron carteles con la leyenda: "Bienvenidos a la Tierra Media".

El gobierno espera que una plan agresivo incremente exponencialmente la cantidad de turistas motivados por el cine en esta ocasión. Funcionarios neozelandeses negociaron con New Line para incluir un infomercial sobre viajes en cada DVD. En agosto, el gobierno comenzó una campaña mundial de marketing en la que aparece el lema: "100 por ciento Tierra Media, 100 por ciento Nueva Zelanda pura". En conjunto, el país está gastando al menos 50 millones de dólares en promociones turísticas relacionadas con los hobbits, y la mayor atracción sigue siendo esta granja de 486 hectáreas en Matamata, en la Isla Norte, esta ciudad de movimiento lento y érase una vez.

Hobbiton es sólo un punto de partida para los turistas tolkienianos serios, que necesitarán concentración, resistencia y tiempo para ver un poquito de los cientos de kilómetros y unos 70 sitios (dispersos en dos islas) que aparecen en las películas de Jackson. Las locaciones se extienden desde el puerto Waikato hasta la cima de la Isla Norte (utilizada para rodar las ruinas de la fortaleza Weathertop del autor) hasta el fondo de la Isla Sur, un sitio donde los personajes de Hobbit buscan refugio con un hombre que puede transformarse en oso. La distancia entre esos dos lugares es de unos 1.610 kilómetros, y para tratar de visitarlos todos -o siquiera la mayoría- se requerirían de varias formas de transporte y una determinación cuestionablemente concienzuda.

Nomad Safaris fue una de las primeras agencias de viajes en empezar a vender excursiones temáticas cuando los seguidores comenzaron a llegar hace una década. "Subestimamos por completo la intensidad de estos seguidores", comentó el dueño de la compañía, un británico expatriado, llamado David Gatward-Ferguson. "La gente llegaba y lloraba desaforadamente cuando veía donde estuvo parado Aragorn".

Nomad ofrece ahora dos opciones "Safari de las escenas", cada una con un precio de cerca de 134 dólares por adulto y 65 dólares por niño, con una duración de cuatro horas. La agencia dijo que unas 10.000 personas hicieron uno de los recorridos el año pasado.

Ellos tienen muchas esperanzas en el auge alimentado por los hobbits. Esta vez, Gatward-Ferguson estará en posición de aprovechar totalmente cualquier aumento. Habrá un nuevo recorrido para los seguidores de hueso colorado en el que habrá vestuario y utilería. "Los llevaremos al bosque y los dejaremos blandir armas por todas partes", dijo. *The New York Times

DÓNDE BUSCAR INFORMACIÓN

La eficiencia de las agencias de viajes es una de las características de Nueva Zelanda, ya se trate de Red Carpet Tours en Auckland (64-9-410-6561; redcarpet-tours.com) o Nomad Safaris en Queenstown (64_3-442-6699; nomadsafaris.co.nz).

Un sitio donde se puede conseguir información precisa sobre los viajes en el campo y ayuda en las reservas es Positively Wellington, la división de turismo de la capital (esquina de las calles Wakefield y Victoria; 64-4-916-1205; wellingtonnz.com).

Además, puede acudir al sitio oficial de turismo del país (newzealand.com), que tiene detallada información sobre operadores para visitar Hobbiton.

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