El hijo fashion del líder tupa

| Segundo hijo del mayor Raúl Sendic, hoy se destaca en el mundo de la moda, lejos de cualquier pretensión revolucionaria. Antes sufrió dificultades en Paysandú, exilio en Cuba y un alejamiento de su padre durante sus últimos años. De esto hoy se dice arrepentido. "Me duele, pero pasó".

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LEONEL GARCÍA

La vista al Club de Golf y a la Rambla es espectacular. El mobiliario del living, moderno y funcional, donde predominan el blanco, el negro y el rojo, denuncia el sentido estético del dueño de casa. Tal vez tres enormes cuadros del Coyote, Silvestre y Taz sean lo único que desentone. "Me gustan mucho los cartoons", dice Ramiro Sendic (47), segundo de los hijos de Raúl Sendic, el mayor ícono de la guerrilla tupamara, y diseñador de moda por elección.

Ramiro es amable y tiene una risa a veces a flor de labios, a veces nerviosa, a veces solo una semisonrisa difícil de clasificar. En ocasiones se nota que busca bien las palabras u ordenar sus pensamientos. "Empecé, o sea… yo quise hacer mi camino propio. No ser… lo que todo el mundo pretendía que fuera. De ser el hijo de Sendic se esperaba `tal` cosa...".

Se dice tímido y poco afecto a las fotos. No se nota. Se presta de buen grado al flash, acompañado por quienes comparten este sexto piso: el gato Tomás, la labradora Kenia e Igor. Este último es un bulldog que parece de juguete y es tan hiperquinético que vale preguntarse cómo diablos todo sigue en su lugar. Reina un orden desacostumbrado en un apartamento de hombre soltero.

Nilda Rodríguez tenía a su hijo Ramiro en su vientre cuando el fundador del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) entró en la clandestinidad. En esos años se convertiría en un asesino sangriento o en un faro de la dignidad revolucionaria, en una época donde no existían los términos medios. Lógicamente, fue un época dura para Nilda, para Ramiro y para el hermano mayor Raúl (el hoy presidente de Ancap) en Paysandú, donde residían.

Esporádicos contactos con su padre preso. Exilio en México, Cuba y Europa. La campaña Amnistía Total. Retorno al país en 1985 y la actividad -junto con su hermano- en la Juventud del 26 de Marzo, brazo político del MLN, y en la Comisión Internacional del Frente Amplio. Pintadas y pegatinas por Casabó, La Teja y Cerro. Clamar por no pagarle al FMI. El ABC de la militancia de base cumplido a rajatabla.

Y de pronto... Adiós a los estudios de Ingeniería Química; adiós al militante; hola al autodidacta que se interna en el mundo fashion de la mano de su amigo y socio Pablo Suárez. Difícil imaginar algo más antagónico a la consigna "Por la tierra y con Sendic". Eso fue en 1990, hacía un año que su padre había muerto.

Algunos recuerdos parecen doler. En 1985 el líder histórico de los tupas, con toda su leyenda a cuestas, y sus retoños mayores, ya adultos, tuvieron los únicos dos meses de convivencia de toda su vida. Luego, la separación que sería definitiva. Diferencias políticas, señala. "Pasión de juventud", argumenta. "Hay un montón de cosas de las que te arrepentís", concede. A veces, no hay risa fácil.

Recuerdos. Hoy Ramiro dedica buena parte de su tiempo a preparar la próxima colección estival de Pablo Suárez, que se presentaría el 21 de noviembre en el Hotel Radisson. Pero de eso, se ataja, prefiere que hable su socio. "Si bien trabajamos a la par, él es la imagen y el que diseña; yo me ocupo más de la producción". Lo de ellos es un trabajo artesanal que apunta a cada persona. En su momento, ambos marcaron tendencia con Freak`s, donde en los `90 había que vestirse para estar in. El último de sus locales estaba en Solano García y Ellauri, frente al Shopping de Punta Carretas, otrora cárcel de Punta Carretas.

-¿Eso no le removía mucho?

-¿Sabés que no? ¡Si llegamos a estar adentro de Punta Carretas! Además, fue la parte más light de la cárcel de mi viejo. Mi primer recuerdo de él fue ahí. Tenía seis años. Era el `70 o `71.

-¿Cómo era ese recuerdo?

-De Paysandú veníamos a pasar las vacaciones. Una vez a la semana iba con mi vieja y Raúl. Se juntaba toda la visita en una explanada. Había mesas, los presos estaban todos juntos. Luego en los cuarteles fue más complicado, separado de todo el mundo. Ahí lo veías detrás de una reja; en Libertad, a través de un vidrio...

-¿Algo le quedó grabado?

-Cuando nos cortaron una visita. Pusimos las manos en la reja y la guardia pidió que la sacáramos. "No la saques nada", dijo él. Amenazaron con cortar la visita. "Córtela", siguió. Y luego nos dijo: "Perdónenme, chiquilines, pero hay que dejarse pelotear lo menos posible". Eso me quedó grabado, siempre.

FORMACIÓN. Pueblo chico, infierno grande, y más si tu padre está en la clandestinidad o preso por ser el líder de los tupas. Mamá Nilda, administrativa de Primaria, pierde su trabajo. Eso ocurrirá más de una vez. "¡Ella es una gran rompehuevos!", ríe Ramiro con ganas. "Es todo un personaje. Fue la mujer que nos formó. Cuando mi viejo se fue a la clandestinidad, Raúl tenía un año y ella estaba embarazada de mí. Tenía 20 años, era una chiquilina. Fue siempre la que estuvo al lado nuestro, la que nos hizo apreciar lo que hizo mi viejo, la que estuvo cuando nos tuvimos que ir". Eso fue en 1979.

En Cuba vivieron todos juntos: ellos, otros tres hijos de Sendic (medio-hermanos) y sus respectivas madres. Ahí, en La Habana, en una entrevista con la revista Somos jóvenes en febrero de 1985, recordaba aquellos difíciles años en Paysandú: "Incluso a nosotros se nos provocaban bastante en la escuela: las maestras, los compañeros. Si protestábamos por cualquier cosa nos decían: `Callate, vos sos el hijo de un tupamaro`". En Uruguay y en esa época, Sendic era un asesino y un rehén de la dictadura; en Cuba, un semidiós. Hoy en día, sorprende matizando aquellos mismos recuerdos.

-A la distancia… sí, podía ser así… eran algunas maestras, no la mayoría. A veces algunos compañeros por lo que escuchaban en la casa... Pero estar en Paysandú, si bien te marca por ser un pueblo chico, nos salvó de un montón de cosas. Al estar lejos de Montevideo, favorecía. Eso que dije fue hace 25 años; hoy, comparado con lo que vivió otra gente, lo nuestro fue light.

-Su madre sufrió problemas laborales.

-Ah, sí. La echaron de todos lados, fue una situación jodida. Pero eso le pasó a todo el mundo. A la larga se desdibuja eso, y valorás otras cosas. Hubo también solidaridad. Si bien los familiares de los presos sufrimos mucho, también nos formamos en lo que somos hoy. De todo eso, sacás lo positivo. A Raúl y a mí nos marcó lo de mi viejo, lo de vivir en el exterior, pero también nos dio mucho en nuestra formación.

-¿Hoy sigue sintiendo rechazo?

-No. Al volver, cuando recién se salía de la dictadura, había alguna reacción. Pero también estaban los que decían: "Sos el hijo de Sendic, qué bueno, tenés que ser igual a tu padre". Mi hermano y yo le hemos escapado a quedar estigmatizados por ser los "hijos de". Hicimos nuestro camino.

DISTANCIA. El diseñador y el militante coexistieron muy poco tiempo. La metamorfosis fue natural. Él, que en algún momento hubiera elegido Nueva York como alternativa para vivir, que aún no pisó Bella Unión, ciudad tan asociada a su padre, dice que siempre fue "pilchero". El hijo de aquel que muchos han tomado como bandera no daba, definitivamente, el biotipo del "compañero". Y ese "camino propio" que quiso seguir supo de mojones duros, difíciles para recordar.

Raúl Sendic murió en Francia el 28 de abril de 1989. Ramiro se enteró por los diarios. Los restos de su padre llegaron al país a la semana. Volver a golpear la puerta de familiares paternos, tras años de distancia, fue difícil para él y para su hermano, dice. La puerta se les cerró primero y se les abrió después, recuerda. La ocasión no ameritaba rencores.

-¿Fue difícil la interna familiar?

-No, al revés... En Cuba vivíamos juntos. Las madres de mis otros hermanos eran militantes. La mía no, había conocido a mi viejo cuando tenía 15 años y él 29. Con mis hermanos sigo teniendo buena relación… y sí, (la muerte de Sendic) fue un momento jodido. Nosotros habíamos buscado nuestro camino siempre. El 26 de Marzo se apartó del MLN. Hubo una cuestión... en la que estuvimos alejados de mi viejo. Cuando murió no estábamos en contacto.

-¿Cuándo lo habían perdido?

-En 1985 (hace una mueca como de risa). Somos bastante porfiados…

-Entonces, puede contar las veces que estuvo con su padre.

-Y sí. Las veces en la cárcel... en el `85 salió de prisión y vivimos juntos durante dos meses, y después…

-¿Hay algo de lo que se arrepienta?

-Y sí: la situación con mi viejo. Errores cometimos todos, no fue una cuestión tan tremenda. Pero luego lo ves con una pasión de juventud, en la vorágine que vivíamos entonces. Hay un montón de cosas de que te arrepentís. El tema es cómo tomás ese arrepentimiento. Te podés quedar en "ay, qué mal lo hice", o decís "pah, la cagué" y ver cómo seguir.

-¿Qué fue lo que los separó?

-En 1985 el MLN discrepó con el 26 de Marzo (este grupo era parte del Frente Amplio; los Tupamaros aún no). Sabíamos lo que había hecho nuestra organización, el camino que hicimos había sido bueno, y no nos parecía justo (piensa)... Pero ahora lo veo (ríe nerviosamente )..., comparado con las cosas que pasan hoy en día, no puedo creer que haya sido tan tremendista nuestra decisión.

-Todavía le duele.

-No… sí, me duele porque nunca lo pude resolver. Pero tampoco me quedo en esa. Me duele, pero pasó.

"Algunos te van encasillando"

En varias ocasiones se le ha preguntado a Ramiro Sendic qué hubiera opinado su padre sobre su incursión en la moda, un mundo en las antípodas del camino escogido por el líder tupamaro. En 2002, en una entrevista que le realizara Miguel Carbajal para este diario, respondió: "Creo que no se hubiera hecho drama. Era un hombre de gran amplitud, tanto que llegó a tener una visión de las cosas diferentes a la de varios de sus compañeros". Lo mismo le consultaron en mayo pasado en radio El Espectador. "No sé qué hubieran pensado mis abuelos de que él (Raúl Sendic) se dedicara a lo que se dedicó", contestó. Lo cierto es que el universo de la moda, con los prejuicios y connotaciones que trae aparejado, colisionaba de frente con todo lo que se suponía -aun a fines de los 80, principios de los 90- que debía ser "el hombre nuevo".

-Su camino, ¿no le costó vínculos personales con sus antiguos compañeros?

-No, para nada. De hecho, yo seguí manteniendo mis vínculos con la gente que militaba. Me sigo viendo con muchos de mis compañeros de entonces. Pero para empezar a ver las cosas de otra manera, manteniendo los viejos ideales, tuve que empezar a resolver cosas mías. ¡Siempre alguna cosa te aleja de otra! Cada camino te aleja de otros. Y también fue la opción mía, de nadie más, de dejar de hacer cosas donde ya no rendía. Incluso había gente que militaba a la que yo le prestaba ropa.

-Pero alguno…

-¡Bueno, sí! Siempre pasa, en todos lados, que algunos te van, digamos, encasillando...

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