"El bridge es pura adrenalina"

| Quienes lo juegan a diario confiesan que es apasionante y adictivo, y rompen su mito elitista. Convocan a jóvenes a unirse a la "divertida población bridgista".

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Lo llaman el ajedrez de las cartas. En primer lugar, porque tal cual se juega en Montevideo, iguales reglas se siguen en Nueva York, Tokio, Londres o Singapur. No es necesario saber ni siquiera la lengua del lugar donde uno se encuentre jugando bridge. La disciplina, o deporte de mente como lo federaron algunos países, tiene su propio idioma -universal- que se habla a través de un mazo de 52 barajas francesas. Justamente, aprender ese idioma es lo más complejo para quien esté interesado en convertirse en un "bridgista". "Si no se estudia, no se aprende", señala Carlos Zagarzazú, profesor e integrante de la Asociación Uruguaya de Bridge (AUB).

También se asemeja al ajedrez en cuanto a que se trata de un "juego-ciencia", en el que la concentración, la toma de decisiones, la deducción y el razonamiento son las verdaderas herramientas para ganar o perder. Poco espacio queda para el azar. "Todo depende de la habilidad de la pareja, y de la defensa, de hacerlo mejor o peor. Además, el bridge es noble: lo que yo juego con mi compañero, los contrarios lo saben, y viceversa", indica Marta Lejbusiewicz, de la directiva de la AUB.

Al principio resulta casi incomprensible, luego difícil, pero a medida que se va desentrañando, "es apasionante", según explica Marta Raffo, gran jugadora federada y directiva.

Pero más que nada, quienes lo juegan habitualmente, resaltan lo divertido que es. Tanto, que muchos de ellos no pueden pasar una semana (algunos menos incluso) sin sentarse frente a su compañero y contrarios. "Sí, es adictivo. Cuando empecé, si no jugaba un día me ponía de mal humor", reconoce Zagarzazú, quien cuenta como anécdota que, en cualquier evento social, si hay ocho o diez personas del bridge, seguramente terminen en un rincón conversando entre ellas sobre el juego.

Perfiles. Cada persona se pone sus propios desafíos, o tiene distintas aspiraciones con respecto al bridge. Hay quienes siguen profundizando hasta lograr un handicap para competir con soltura en campeonatos nacionales e internacionales. Otros se afianzan como para jugar los torneos organizados en clubes como el Carrasco, el Biguá, el Lawn Tennis, el de Golf, el Náutico, el Comercial, el Uruguay, la Alianza Francesa. También están aquellos que lo toman como una actividad social divertida, a veces reuniéndose en clubes y otras en sus propias casas. "Carlos tiene un grupo de alumnas desde hace casi 40 años. Siguen yendo porque, para ellas, es un motivo de reunión", cuenta Marta Raffo.

La presidenta de la Asociación, Alicia Sonnenschein, destaca que el bridge puede ser bien jugado tanto por un niño de 14 años como por un hombre de 60, y que no necesariamente se precisa tener una cualidad especial para ser talentoso. "Bill Gates contrató a los mejores profesores del mundo y nunca logró jugarlo bien".

Sin embargo, un grupo de chicos del departamento de Salto competirá en la categoría sub 21 en las World Series que se desarrollarán en Filadelfia, Estados Unidos, en el mes de octubre. De todas maneras, la directiva de la Asociación señala que encontrar jóvenes entre los "bridgistas" uruguayos no es frecuente, y por esa razón anualmente se ofrecen clases gratuitas para convocar otras generaciones. Dice el profesor Zagarzazú que, de quienes comienzan, queda en general un 20%. Para aquellos que quieren profesionalizarse, se puede acceder a clases privadas que rondan los $ 300 por persona.

"Hay varios centenares de jugadores, algunos federados (120) y otros que no. Pero lamentablemente, se fue envejeciendo la población, y por esa razón hacemos lo posible para promover el juego", indica Raffo.

No es tarea fácil. Aprender bridge requiere tiempo que, según Lejbusiewicz, muchas veces se contrapone con el ritmo de los jóvenes. Asimismo, Internet llevó a que muchos se recluyan en sus casas a jugar con gente de rincones insólitos del planeta. Pero Raffo asegura: "Está bueno lo de on-line, pero nada como las cartas en la mano, frente a tu compañero".

De todas maneras, para muchos Internet ha sido una buena herramienta para conocer clubes y "bridgistas" del mundo. "Cuando viajo tengo con quien jugar, porque ya lo hago on-line. Siempre, alguna compañera de la red me invita a hacerlo en un club de su país. Es otra parte social impresionante que ofrece", dice la presidenta.

No se necesitan de apuestas ni otro estímulo. "Sólo el hecho de jugar nos sube la adrenalina al máximo", dicen quienes lo practican a diario, y además aseguran que el bridge, hace décadas, dejó de ser elitista o clasista.

"Lo puede jugar cualquiera, sólo se necesita un mazo de cartas, ni siquiera es caro como otros deportes. Si se quiere participar en un torneo, como máximo se paga menos que una entrada de cine, $ 120, dinero con el que se abona al director del campeonato (quien vigila que se cumplan las reglas) y un pequeñísimo monto para los ganadores. "Es por el honor y la copa", afirman sus seguidores.

Valores en juego

La Federación Mundial de Bridge (WBF, sigla en inglés) fue fundada en 1958 como organización sin fines de lucro con el objetivo de promover y desarrollar el deporte de bridge alrededor del mundo, formar parte del Movimiento Olímpico, desarrollar métodos y conducir competencias; establecer reglamentos de juego que promuevan el espíritu de fair play y la ética. Actualmente tiene 132 países miembros y más de 700 mil jugadores federados. Sin embargo, luego de la popularidad que alcanzó, se estima que 80 millones de personas lo juegan en el mundo. Unesco lo reconoció como beneficioso en la educación de niños, por desarrollar la lógica, la estrategia, la disciplina y el autocontrol. En algunos países europeos y asiáticos se enseña en escuelas.

La Asociación Uruguaya de Bridge (AUB) data de 1948, aunque fue reconocida oficialmente por el Poder Ejecutivo en 1967. En 2002, logró otro reconocimiento del Ministerio de Deporte, como entidad deportiva dirigente de carácter nacional. La Asociación tiene a su cargo la selección de equipos y parejas que representan al país en los campeonatos internacionales, como los Mundiales, las Olimpíadas y los Sudamericanos, pero su objetivo es fomentar y dirigir, sin ánimo de lucro, el juego como actividad social y deportiva. Según sus directivos, el aprendizaje de bridge contribuye a desarrollar valores como el afán de logro, el espíritu de competición, el compañerismo y trabajo en equipo, la capacidad de análisis y deductiva, el autodominio, la aritmética mental, la memoria, la disciplina, la concentración y la ética. "Es una carta de presentación en cualquier parte del mundo", asegura el profesor Carlos Zagarzazú.

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