Juan Andrés Elhordoy
Aunque nunca tuve posibilidad de verlo personalmente, hace tiempo comencé a sospechar que Papá Noel venía de Finlandia. Lo imaginaba cansado por el sobrepeso. Ahora entiendo que se debe también a su largo viaje.
Esta noche, como todos los años, saldrá de su misteriosa montaña ubicada cerca de Rovaniemi, capital de Laponia, para repartir regalos y esperanzas.
En la última esquina del mundo, el barbado canoso inspiró a los fineses a desarrollar un polo turístico de primer nivel. Así es que en medio de una larga noche de seis semanas, Finlandia recibe a miles de personas que quieren darle la mano al verdadero Papá Noel (www.santaclauslive.com).
Rodeando su figura y en medio de los bosques nevados, se concentran hoteles de lujo, miles de renos, los trineos y un parque temático llamado Santapark.
Nada es producto de la improvisación. Una política de Estado de largo plazo permitió revertir una profunda crisis económica sufrida como consecuencia de la desaparición de la Unión Soviética.
Hoy es el país más competitivo del mundo. El economista Augusto López Claros opinó recientemente que "Finlandia está muy bien gestionado a nivel macroeconómico y registra puntuaciones muy altas en calidad de sus instituciones públicas".
El economista en jefe del Foro Económico Mundial agregó que su sector privado "muestra una alta disposición para adoptar nuevas tecnologías y fomentar una cultura de innovación". Y atraer turistas, en medio del gélido invierno, para ver a Papá Noel, es sólo un ejemplo.
Mirando a Finlandia como ejemplo, es una buena oportunidad para pedirle a Santa Claus. Empezaré por casa, pidiendo que ilumine esta tierra con lucidez para ver el largo plazo.
Brindaré para que los actores públicos y privados que formamos esta sociedad, ejercitemos mejor la capacidad de anticiparnos a los hechos para poder sortear dificultades propias y ajenas, venciendo las resistencias a confiar en nosotros mismos.
Elevaré la copa con la ilusión de terminar con la cultura de la improvisación. Para que no haya que inventar a las apuradas un plan B para atender al sector turístico que quedará golpeado por los cortes de los puentes.
Para que la política exterior del país tenga un rumbo claro y no zigzaguee producto de golpes de timón que pegan los varios cancilleres de turno; para que se aleje el fantasma de la falta de energía; para que continúe bajando la pobreza; para que se asuma en serio una política de combate al contrabando; para que se apliquen medidas efectivas que minimicen la expansión del consumo de droga y alcohol.
Para que la comunidad asuma la crisis del sistema educativo y pueda plantear soluciones a la alta deserción estudiantil, al inexplicable divorcio entre oferta y demanda de profesionales y al empobrecimiento de la calidad de la enseñanza.
Esta noche brindaré convencido de las palabras de José Artigas. "Nada debemos esperar sino de nosotros mismos". Salud.