Desde la Concorde hasta la Bastilla: app guía por los rincones de París donde la historia se escribió con sangre

La aplicación gratuita Parcours Révolution describe más de 120 puntos de interés distribuidos en 16 barrios. Incluye notas históricas, reseñas biográficas y una línea de tiempo de los acontecimientos.

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París.

La Ciudad de la Luz. La Capital del Amor. Un centro de alta costura y alta cocina. París tiene muchas caras. Ahora, el Ayuntamiento de París quiere recordar a los visitantes otra identidad famosa: París como cuna de convulsiones, con un nuevo recorrido a pie basado en una aplicación que explora la Revolución Francesa.

La historia de aquel período de una década, que derrocó a una monarquía y ayudó a moldear la historia moderna, es fácil de encontrar si se sabe dónde buscar. En 1793, Luis XVI y María Antonieta perdieron la cabeza ante la guillotina en la Place de la Révolution -hoy Place de la Concorde. Ese mismo año, los revolucionarios renombraron la Catedral de Notre Dame como un “Templo de la Razón” y abrieron las puertas del Jardín de las Tullerías, transformándolo en un “jardín nacional” en lugar de un paseo para la élite.

Gracias a la aplicación Parcours Révolution (Sendero de la Revolución), los vestigios de ese período son más accesibles que nunca.

La aplicación gratuita -disponible en cinco idiomas- describe más de 120 puntos de interés repartidos en 16 barrios. La app incluye notas históricas, reseñas biográficas y una línea de tiempo de los acontecimientos. Los visitantes pueden usar la función de mapa para localizar los puntos de interés y luego buscar los marcadores de metal colocados en el suelo de cada sitio.

Guillaume Mazeau, el historiador principal del proyecto, dijo que su objetivo era adoptar un enfoque equilibrado al redactar las notas históricas de la aplicación, describiendo tanto la euforia de la emancipación del dominio de un monarca absoluto como el lado sangriento de este tumultuoso período, en el que los revolucionarios que reemplazaron al rey enviaron a la guillotina a unas 17.000 personas.

“Cuando hablamos de esta historia, tenemos que hablar de ambos lados”, dijo Mazeau. “Porque para los parisinos, fue un tiempo de alegría y de miedo”.

A continuación, se presentan algunos de los barrios destacados en la aplicación, con algunos puntos relevantes de cada uno.

Place de la Concorde

La guillotina, que se movía por la ciudad, estuvo aquí durante un largo período en 1793 y 1794, cuando la plaza en el extremo occidental del Jardín de las Tullerías se llamaba “Place de la Révolution”.

Además del rey y la reina, otro nombre destacado que sucumbió a la guillotina en este lugar fue Maximilien de Robespierre, la poderosa y carismática figura que representó los mayores excesos del “Terror” que siguió al fin de la monarquía. La Place de la Révolution también fue testigo de la ejecución de Olympe de Gouges, autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, y feminista adelantada a su tiempo.

Île de la Cité y la Conciergerie

Siglos antes de la Revolución, la Conciergerie (vista en un momento ardiente durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París) era un palacio real medieval en la Île de la Cité, una de las dos islas naturales del Sena en el corazón de París. El edificio adquirió una nueva vida durante la Revolución. Fue aquí donde el Tribunal Revolucionario celebró unas 4.000 juicios de personas acusadas de socavar la naciente república. Aproximadamente dos tercios de esos juicios terminaron en sentencias de muerte.

La Conciergerie (entradas, 13 euros, unos US$ 14,85) tambi én albergó la prisión donde María Antonieta -su habitante más famosa- estuvo encarcelada durante más de dos meses antes de ser condenada a muerte.

El Hôtel de Ville

Cerca del Ayuntamiento (Hôtel de Ville), la torre gótica de Saint-Jacques se eleva 54 metros sobre una tranquila y arbolada plaza. Si el solitario edificio de piedra parece carecer de iglesia, es porque la torre, construida a principios del siglo XVI, es todo lo que queda de la iglesia de Saint-Jacques de la Boucherie, que los revolucionarios convirtieron en propiedad nacional en 1790. Pero la república necesitaba dinero, así que los revolucionarios vendieron la estructura a un contratista, quien desmontó la iglesia y vendió sus piedras como material de construcción. La torre se salvó y se reutilizó como fábrica de fundición de balas de plomo.

Se puede reservar un tour guiado y subir los 300 escalones de la torre para disfrutar de una vista panorámica de la ciudad (12 euros).

La Bastilla

Hoy, la Bastilla es una concurrida rotonda de tráfico presidida por una imponente columna del siglo XIX. Pero antes de la Revolución era una fortaleza -rodeada de un foso- que servía como prisión estatal. Entre los encarcelados estaban escritores e impresores que se pronunciaban contra la monarquía y a menudo eran detenidos sin juicio. En la mañana del 14 de julio de 1789, una multitud asaltó el edificio y, tras horas de combate, lo tomó. Hoy, la caída de la Bastilla se conmemora como el inicio de la revolución y como fiesta nacional de Francia.

Busca el marcador del Parcours Révolution en la acera cerca del Café Français. Una serie de marcadores metálicos planos y redondos que atraviesan la acera y la calle trazan el contorno original de la fortaleza. Desciende a la estación de metro Bastille para descubrir restos de la antigua fortaleza expuestos al público.

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La Bastilla en París.
Barrio histórico

Odéon: antiguo reducto intelectual

Este barrio de la margen izquierda de París fue hogar de muchos artistas e intelectuales durante la Revolución, entre ellos el periodista Jean-Paul Marat, fundador y editor del Ami du Peuple (Amigo del Pueblo), un periódico muy querido por los revolucionarios.

Fue dentro de la casa de Marat, en el 30 de la rue des Cordeliers, hoy sede de una escuela de medicina, donde el periodista fue apuñalado en su bañera por Charlotte Corday, quien culpaba a Marat de los sangrientos excesos de la represión política.

Cuatro días después del asesinato, el 17 de julio de 1793, la joven pagó por su crimen perdiendo la cabeza ante la guillotina en la Place de la Révolution.

Paige McClanahan
The New York Times

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