De espacio olvidado a ícono turístico: cómo el Cerro puede redefinir el perfil de Montevideo

En un esfuerzo por redefinir el futuro de Montevideo, urbanistas proponen transformaciones para el Cerro, la bahía y la Ciudad Vieja.

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Embarcaciones en la Bahía de Montevideo, bajo un cielo nuboso y con el Cerro de Montevideo detrás.
Embarcaciones en la Bahía de Montevideo, bajo un cielo nuboso y con el Cerro de Montevideo detrás.
Foto: Estefanía Leal

"Monte vide eu” es la teoría más antigua y tradicional; “Montem video” es la más culta; “Monte VI D.E.O.” es la versión del código oculto. Pero hay más teorías —algunas bastante enigmáticas y otras místicas— sobre el origen del nombre de la capital del país. Todas, sin embargo, apuntan a lo mismo: un cerro a orillas del mar. Nadie duda de su importancia histórica y de su posición emblemática, pero del punto de vista urbanístico, la historia es distinta.

“El Cerro, la bahía y la Ciudad Vieja son lugares a los que la ciudad le ha dado muchas vueltas sin haber desarrollado procesos virtuosos; no se les ha dado protagonismo en las políticas”, apunta Leonardo Altmann, arquitecto y magíster en Estudios Urbanos. Él cree que es hora de un cambio si se quiere pensar en el “Montevideo del futuro”, y su revitalización es uno de los ejes estratégicos para la transformación de la capital que ha propuesto desde el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED). ¿Qué plantea para renovar la postal montevideana?

Fortaleza del Cerro
Vista de la Fortaleza General Artigas en la cima del Cerro de Montevideo, en el barrio Cerro de la ciudad de Montevideo, ND 20240405, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

Potencial desaprovechado.

El documento del CED establece cinco ejes estratégicos para posicionar a Montevideo como “la capital del primer país desarrollado de América Latina”, una visión que la organización considera alcanzable. Estos ejes son: gobernanza metropolitana, ambiente, integración socio-territorial, movilidad y proyectos emblemáticos.

El último punto se enfoca en el Cerro y su costa, la rambla portuaria y la Ciudad Vieja, áreas que han sufrido con mayor intensidad lo que Altmann describe como la “inercia y la falta de una visión integral”, especialmente en los barrios alejados de la rambla sur, desde la Escollera Sarandí hasta el Arroyo Carrasco.

El Cerro, esa elevación que da nombre a la ciudad en cualquiera de las teorías, refleja procesos de precarización del hábitat, invasión del suelo público y asentamientos irregulares, entre otros problemas. “La zona debería convertirse en un gran atractivo turístico dando lugar al Parque del Cerro de Montevideo”, propone el urbanista.

La idea impulsada por el CED es un proyecto que incluye al Ministerio de Defensa (por la Fortaleza del Cerro), el Ministerio de Turismo, el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (para una política de shock de realojos y mejora del hábitat), el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio del Interior, además de la Intendencia de Montevideo y el Municipio A. El objetivo es recalificar y equipar el entorno del cerro, consolidando la trama urbanística precarizada y evitando su expansión informal.

“La primera vez que el Estado uruguayo mencionó la necesidad de crear un espacio público emblemático en la cúspide del Cerro de Montevideo fue en 1916, a través de una ley que declaró la expropiación de los alrededores de la fortaleza, que en ese momento pertenecían a frigoríficos y a quienes lotearon la Villa del Cerro. Más tarde, en 1929, un decreto estableció los límites. Para 1931, la Intendencia comenzó a formar el parque. Y en 1956, el famoso Plan Director de Montevideo, un referente del urbanismo moderno, propuso un emprendimiento habitacional y de servicios, ganándole terreno a la bahía para redefinir la costa del Cerro. Llevamos más de 100 años dándole vueltas, y aún no hemos sido capaces de consolidarlo”, relata Altmann.

Siguiendo los planes de realojo para los asentamientos al norte y al este en la zona, que ya están siendo trabajados por el Ministerio de Vivienda y la Intendencia, el CED propone mejoras en algunas calles existentes (como la pavimentación) y la creación de otras nuevas para mejorar el acceso a la cima del Cerro y delimitar el espacio público. También plantea la construcción de unas cinco cuadras entre Egipto y la rotonda de Carlos María Ramírez, en un terreno que se inunda y donde algunas viviendas necesitan ser realojadas. “Se podría crear un circuito que ofrezca una entrada alternativa y que, de alguna manera, ayude a la calificación de la trama histórica de la villa”, propuso el urbanista.

Y sumó: “Para el sector afectado por el Club de Golf del Cerro, habría que convocar un concurso público de proyectos de diseño urbano que prioricen lo verde y la calificación del espacio público, estableciendo un circuito que lo conecte a través del barrio con una rambla consolidada”.

Algunos avances afortunados ya han comenzado: la rehabilitación del viejo parador, actualmente en curso, y la recuperación de la Casa de la Pólvora, un edificio más antiguo que la propia Fortaleza General Artigas.

“Se recuperaría el Cerro de Montevideo como un atractivo turístico de primera línea de la ciudad”, señaló Altmann. De este modo, sostiene, tanto los locales como los turistas podrían continuar su recorrido hacia el “Montevideo productivo” o el “Montevideo ambiental” (por los humedales del río Santa Lucía) en el oeste, o bien conectarse con un nuevo paisaje de infraestructuras portuarias al regreso hacia el Centro.

Embarcaciones en la Bahia de Montevideo
Buque petrolero Ow Baltic amarrado en la Bahia de Montevideo frente al Cerro de Montevideo, embarcaciones, ND 20230301, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais
LA CAPITAL DEL PRIMER PAÍS DESARROLLADO DE AMÉRICA LATINA

“Montevideo precisa redibujar su mapa, reconocer su historia y acoplarse a procesos nacionales, regionales y globales para aspirar a ser la capital del primer país desarrollado de América Latina”, se lee en el documento del Observatorio Metropolitano del CED. En él, se proponen cinco ejes estratégicos: gobernanza metropolitana, ambiente, integración socio-territorial, movilidad y proyectos emblemáticos. En cuanto a la “gobernanza metropolitana”, se propone revisar el mapa de gobernanza local para dar mayor relevancia a los municipios. Entre las sugerencias se incluye la creación de una Agencia Metropolitana de Transporte, con el objetivo de reducir el uso del automóvil individual e implementar trenes de cercanías y tranvías. Además, se busca consolidar una red de ciclovías para alcanzar que el 5% de los viajes se realicen en bicicleta.

Respecto al apartado de ambiente, el documento sugiere varias medidas: la instalación de infraestructuras subterráneas, como tanques de amortiguación; la ampliación de la red de drenaje para mejorar el caudal y facilitar una rápida circulación del agua en caso de lluvias intensas e inundaciones; y la impermeabilización del suelo. También se propone acelerar la política de sustitución de plátanos viejos por la variedad Platanus occidentalis, que produce menos pelusa. Además, se plantea ampliar las áreas de separación de residuos y mejorar el control sobre los contenedores para asegurar que la separación tenga un impacto efectivo en la economía circular. En materia de obras viales, se recomienda el ensanche de la calle Constituyente, la ampliación de la Avenida Italia con conexión al tranvía hasta El Pinar, y la extensión de José Pedro Varela.

Del Cerro al Centro.

La renovación del puerto de Montevideo demanda una revitalización significativa de las áreas circundantes, incluyendo la Ciudad Vieja, el corazón histórico del territorio. Altmann sostiene que ya han pasado 20 años sin un abordaje público-privado para potenciar el valor patrimonial y el paisaje de infraestructuras del borde norte, lo que puede extenderse hasta la franja Capurro-Bella Vista.

En esta área incluye, por ejemplo, las instalaciones del Apostadero Naval y la Atarazana (detrás de la sede del Banco República) —construidas en 1776—, el ex Club Neptuno —construido en etapas a partir de 1930—, que está delimitado por las calles Lindolfo Cuestas, Piedras y la rambla 25 de Agosto, así como también el Hotel Nacional o la ex Facultad de Humanidades y Ciencias —construido en 1888—. En los alrededores “hay otros lugares que funcionan de una manera bastante residual”, agrega Altmann en diálogo con Domingo.

La clave está en aprovechar el vasto suelo público disponible para desarrollar un proyecto urbano integral que combine residencias y servicios, redefiniendo así el perfil de Ciudad Vieja. Ante este panorama, señala: “Hay que sincerarse. La Ciudad Vieja ha abandonado el rol de distrito financiero”. Este desplazamiento de lo financiero a lo cívico requiere, a su juicio, potenciar su rol residencial. Por lo tanto, cree que es hora de priorizar aspectos “de uso turístico y patrimoniales”, y sumar nuevos espacios públicos y actividades educativas y económicas.

Altmann cree que ninguna de las propuestas es “descabellada” en términos económicos. “No estamos hablando de quimeras, sino de planteos viables”, afirma. La parte difícil es “sincerarse” con la ciudad y comprender que es mucho más que sus áreas centrales y costeras del sur. Los temas de urbanismo, como la creación de espacios públicos de calidad, también implican mejoras en la seguridad y en la convivencia de todos los habitantes. Si Montevideo quiere posicionarse como la capital del primer país desarrollado de América Latina, dice, la revitalización del Cerro y la Ciudad Vieja es un primer paso esencial.

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