CARTAS POR LA LIBERTAD

NEWSWEEK I VARSOVIA

Juan Pablo II no mantuvo en secreto su intenso interés por la agitación política y las polémicas religiosas en su Polonia natal. Un libro sobre su correspondencia privada, de inminente aparición en Polonia, muestra sorprendente atención por los detalles y aguda sensibilidad por todo lo que consideró como una desviación de las enseñanzas de la Iglesia. En "Juan Pablo II: saludos y bendiciones", Marek Skwarnicki —conocido escritor religioso de Cracovia— hace públicas las cartas que recibió de Juan Pablo II durante el papado y hasta dos semanas antes del fallecimiento.

Las primeras cartas contienen frecuentes recuerdos de la preocupación del Papa por los militantes —en muchos casos sus amigos personales— que fueron perseguidos por la dictadura comunista, después que el general Wojciech Jaruzelski impuso la ley marcial en 1981, en un intento por aplastar al movimiento Solidaridad. Las cartas de los últimos años, hacen referencias frecuentes a enfermedad y deceso de varios amigos en común. Su última carta deja en claro que el final se acerca: "Todo está en manos de Dios", escribió.

Las misivas más reveladoras son de la década de los ’90, cuando el papel de la Iglesia en la nueva Polonia liberada dividió a muchos de los que combatieron al régimen comunista. Por ejemplo, hizo críticas a un prestigioso semanario católico, en el que él escribió cuando era Obispo y Cardenal en Cracovia, porque estimó que la publicación se centraba demasiado en hechos seculares y siempre calificaba a su pontificado de controvertido. Reconoció que todos los pontificados suscitan controversia y que la Iglesia siempre necesita un fermento. En ese sentido escribió: "Ese fermento es el amor a la Iglesia y nunca puede haber una crítica liberal a la Iglesia".

RESPALDO. En Polonia también se conoció una infrecuente entrevista que Juan Pablo II concedió en 1988. Invitó a Jas Gawronski, periodista italiano de origen polaco, quien ahora es miembro del Parlamento Europeo, a una cena en el Vaticano. Expuso sin limitaciones, en la conversación grabada, sus opiniones sobre la creciente presión que ejercía el régimen comunista en su país, su esperanza y sus temores sobre el futuro. Después, el Papa pidió a Gawronski que considerara la conversación como algo no publicable. Stanislaw Dziwisz —asistente del Papa durante muchos años— dio autorización reciente a Gawronski para publicarla.

La entrevista no deja duda que el Papa apoyó con decisión la lucha por la democracia en su país y que quería que los líderes de Occidente respaldaran cambios más profundos. "Occidente quiere, fundamentalmente, orden", dijo. "Occidente tiene que cambiar la manera como enfoca al comunismo en Europa". Sostuvo que no era suficiente enviar dinero e invertir en las naciones mas pobres al otro lado de la división entre Europa occidental y oriental.

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