EL MERCURIO/GDA
Hay cuatro normas fundamentales: está prohibida la televisión; nadie puede recoger caracoles, especialmente los de botutos, una especie gigantesca que estuvo a punto de extinguirse, ya que se les considera afrodisíacos; el bronceador está permitido, pero sólo si es biodegradable; y nada de música después de la una o dos de la mañana.
El reglamento permitió que el archipiélago de Los Roques, en Venezuela, se consolide como uno de los destinos más sofisticados del Caribe.
Compuesto por una isla (Gran Roque) y decenas de bancos de arena y arrecifes, Los Roques son tal vez el único sitio prácticamente virgen del Caribe, al que no llegaron las cadenas de hoteles, ni los casinos, shoppings o boliches.
Hay 312 edificaciones, de las cuales 65 son posadas, algunas de extranjeros, sobre todo italianos y brasileños, que descubrieron hace años este paraíso. Las más chic -normalmente en la orilla de playa- pueden llegar a valer, por persona, cuatrocientos dólares la noche, o más.
Otras, sin embargo, cuestan entre 40 y 100 dólares, pero hay que mirar bien. Todo es muy artesanal en Los Roques y abundan las cucarachas, uno de los precios de la naturaleza virgen.
EXCLUSIVO. Pese a que nadie acepta tarjeta de crédito y no hay un cajero automático, Los Roques es también un lugar selecto. De hecho, soberbios yates hacen gala de toda su estirpe en sus costas, incluido el de Gustavo Cisneros: el magnate de la televisión de Venezuela, amigo personal de Bush padre, otro asiduo de Los Roques. Tanto como Harrison Ford, gran fanático de la pesca de barracudas de más de cien kilos.
En noviembre, el presidente Hugo Chávez dijo que la "revolución bolivariana llegará a Los Roques", lo que quiere decir que todavía no llegó, bueno o malo, a juicio a cada uno. Chávez se refería a que la región ha crecido a influjo de los extranjeros (que poseen más de la mitad de la tierra) y de los 1.500 habitantes, en su mayoría pescadores, pero sin apoyo estatal.
CUIDADO. Los Roques es un cristalino planeta celeste, pero hay que tener cuidado con lo que los habitantes llaman "la plaga". Son los "puri-puri", unos mosquitos casi invisibles que pican sin que la víctima se dé cuenta y al otro día, el desprevenido amanece todo brotado.
El antídoto es una crema hidratante cualquiera, que se debe mezclar con vitamina b12; resulta una maloliente pócima roja que hay que frotarse en el cuerpo, pero por el aroma no hay que preocuparse porque todos huelen igual, es lo único para no caer en las garras de "la plaga".
Los Roques queda a 166 kilómetros al norte de Caracas. Sea en avión o en barco la llegada siempre es a Gran Roque. Desde allí hay embarcaciones que a cambio de 30 dólares por persona, hacen visitas a los puntos más alejados del archipiélago. Se deben pagar también las sombrillas (que no se pueden clavar en cualquier parte, hay que mirar los carteles) y las sillas.
Francisquí es el cayo más cercano a Gran Roque y hay que visitarlo para empezar a conocer, de a poco, al Caribe salvaje.
Dicen que Cayo de Agua es lo más lindo de Los Roques. Un sitio translúcido, onírico, casi irreal, donde aguas de todos los colores se encuentran en un único punto.
Dos Mosquises es el sitio donde la Fundación Los Roques tiene un centro para estudiar y proteger las cuatro especies de tortugas del archipiélago. Hay también un pequeño museo con piezas que recuerdan a los velencoides, los habitantes indígenas originales del archipiélago.
Bucear es lo mejor que se puede hacer en Los Roques. Sumergiéndose no más de doce metros está lo mejor. Allí se puede disfrutar un sublime mundo donde las sorpresas no paran: allá un pez ángel, acá una tortuga, allá un pez loro, acá una araña de mar.
¿Cómo ir?
En avión hasta Caracas, se consiguen pasajes desde 650 dólares. Allí se toman unas avionetas que van al archipiélago por 200 dólares. La otra opción es ir a Isla Margarita y de ahí a Los Roques.
La Posada del Recuerdo es una de las opciones más baratas de alojamiento: sale 40 dólares la noche.
La Posada Cayo Luna es más cara, 130 dólares, pero viene con media pensión, se come muy bien y tiene buenos servicios.
Posada Natura Viva está sobre la playa. Sale 250 dólares la noche.
La opción ultrabarata es ir a acampar a Crasqui, a media hora en bote. Allí es gratis y si no hay carpa, se puede hacer una con hojas de palmera.