Adictos al sol

| Estudios equiparan el amor desmedido por el sol a adicciones como las drogas o el alcohol. Más del 90% de los casos de cáncer de piel se produce por una acumulación de radiación ultravioleta. Ambivalentes placeres del sol y camas solares

La Nación

Existen pruebas irrefutables de que en más del 90% de los casos el melanoma cutáneo, la forma más agresiva del cáncer de piel, está causado por una acumulación progresiva de radiación ultravioleta (la que emiten el sol y las camas solares). Y por si esto fuera poco, las mismas radiaciones originan además envejecimiento cutáneo prematuro, daños irreparables a la visión y exacerbación de algunas enfermedades, como las alergias y las infecciones, especialmente las de origen viral.

Entonces, ¿cómo puede ser que pese a estos riesgos haya más y más gente que toma sol (o concurre a las camas solares), haciendo caso omiso de toda clase de advertencias? La respuesta se llama adicción.

El doctor Richard Wagner, dermatólogo de la Universidad de Texas Medical Branch, en Estados Unidos, publicó en setiembre último un artículo en la revista científica Archives of Dermatology en el que concluye que existen personas "adictas" al bronceado, que no pueden dejar de tomar sol y que persisten en su hábito aunque hayan tenido lesiones malignas causadas por esa conducta.

TOSTADITOS. "Sencillamente, dijeron que no podían parar", dice el doctor Wagner, y explica que para corroborar su hipótesis él y un equipo de investigadores entrevistaron a 145 personas que tomaban sol y utilizaron cuestionarios validados para identificar a personas dependientes de las drogas y el alcohol. "Registramos más casos entre mujeres especialmente jóvenes, menores de 35" —relata Wagner—. "Por un lado, la adicción se vincularía con la cascada de sustancias que el sol libera, principalmente las endorfinas, asociadas al placer y el bienestar. Pero también existen mecanismos sociales y culturales que podrían explicarla".

María Emilia, de 24 años y bellísimos ojos celestes, admite sin tapujos desde la terraza de su casa, en Almagro: "Sí, si ésa es la palabra, entonces soy adicta. Disfruto muchísimo tomando sol. Sé que existen riesgos, pero apenas empiezan los días lindos lo primero que pienso cuando me despierto es en ir a tomar sol. Me encanta verme bronceada".

María Emilia, al menos, limita lo que ella llama "adicción" a los meses del año en que las radiaciones solares están más fuertes. Pero hay otras personas que no soportan estar "blancas" ni siquiera en pleno invierno. Entonces recurren a la cama solar.

"Vengo tres veces por semana. Trabajo muchas horas y me veo obligada a tomar cama solar". ¿Obligada? "Sí, porque necesito verme bronceada todo el año, explica María, empleada, de 30 años, que admite que más de una vez ocultó que iba a la cama solar "para evitar que me reten".

La exposición a la radiación de la cama solar, dicen especialistas de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), puede ser más riesgosa que la exposición al sol: la intensidad de rayos UVA (ver recuadro) que se recibe en un salón de bronceado es el doble de la que se toma durante el baño de sol, al mediodía, en una playa en verano, ya que debido a que la persona está inmóvil los rayos inciden en forma directa sobre la piel.

Es curioso, pero pese a lo que indican las investigaciones para muchos la cama solar es más "segura" que el sol. Es el caso de Marcelo, de 38 años, empleado de una exportadora de cereales, que dos veces por semana se recuesta durante media hora en estas camillas. "No uso protector ni bronceador, no me pelo, me quemo parejo y me bronceo mucho antes —explica".

"El bronceado seguro no existe. Los rayos que emiten las camas solares son, casi en un 95%, UVA y en un 5%, UVB", —explica la doctora María Luisa Gómez, dermatóloga del hospital Posadas y coordinadora de la XII Campaña de Prevención del Cáncer de Piel de la SAD". Los UVB han sido vinculados con el cáncer de piel y el envejecimiento cutáneo. Pero ahora se sabe que también los UVA inciden en ambos riesgos. Las camas solares son camillas de radiación ultravioleta".

Y de esto puede dar fe la señora Elsa F., que el año pasado se expuso a dos sesiones de cama solar para ir a una fiesta de casamiento. "Al cabo de unos meses tuve la suerte de que uno de mis hijos, que es médico, vio un lunar que se puso muy feo en mi pecho y me dijo que fuera urgente al dermatólogo -recuerda-. A la semana me lo habían quitado. Era un melanoma. Esta vez tuve suerte, pero quién sabe la próxima".

ERIZO. El doctor Raúl Valdez, jefe de Dermatología del Hospital Universitario Austral, dice que "el abuso de bronceado es más una dependencia social que biológica". El dermatólogo afirma: "Con 15 minutos de exposición tres veces por semana, antes de las 10 de la mañana, alcanza para fijar la vitamina D. Si eso se transforma en tres horas al mediodía estamos en presencia de una conducta excesiva, pero que obedece a exigencias sociales".

Para la doctora María Luisa Gómez, en cambio, la adicción al bronceado tiene un claro componente patológico. "La exposición al sol produce liberación de sustancias que generan placer y bienestar. Pero es incomprensible que una persona, para sentirse bien, tenga su piel ardiendo, ampollada, afiebrada, sin poder dormir, con medicación, con el riesgo de padecer cicatrices visibles de por vida. Tuve una paciente de 27 años con melanoma que, luego de una cirugía, me dijo que dejar de tomar sol era como matarla... La adicción al bronceado existe y demanda ser tratada. Los pacientes tienen una conducta compulsiva y una tendencia a necesitar cada vez una mayor exposición".

El melanoma cutáneo, la forma más agresiva de cáncer de piel, representa el 3% de los cánceres cutáneos, y año tras año crece un 5% en todo el mundo. El peligro siempre está presente. Si bien la mayor acumulación de radiaciones se produce durante los primeros 18 años. "las exposiciones posteriores refuerzan lo acumulado y por eso es imprescindible protegerse siempre.

Contra todo lo que se cree, el bronceado no es una manifestación de salud. "Estimula la síntesis de melanina, que pigmenta la piel, pero como un signo de defensa ante el daño que provocan las radiaciones sobre ésta", señala la doctora Gómez. El bronceado es como un erizo con sus púas desplegadas en defensa frente a un agresor".

¿Cómo limitar las conductas arriesgadas? Valdez sugiere que en los solarios haya carteles advirtiendo sobre los riesgos. "Como ocurre con los atados de cigarrillos -dice-. Informar y que la gente decida. No se puede prohibir".

El doctor Richard Wagner, en tanto, cree que para combatir la adicción al sol no solamente hay que informar más, sino que también, y una vez reconocido el exceso, podría invitarse a los enfermos a concurrir a un grupo de autoayuda similar al de Alcohólicos Anónimos, que él llama Tanners Anonymous, algo así como adictos al bronceado anónimos.

"La dificultad es que los que toman sol se sienten bien, entonces no quieren cambiar", agrega el médico de Texas. "Cuando existe dependencia a otras sustancias, el adicto tiene dificultades laborales, sociales, familiares. En este caso tenemos un gran inconveniente: el bronceado es muy cool, y no hay aliciente social que motive prudencia".

IDENTIKIT DE LOS ULTRAVIOLETAS

El sol emite tres clases de radiaciones ultravioletas: y Los C (UVC), de 200 y 290 nanómetros (1 nm es la milmillonésima parte del metro) de longitud de onda: son casi totalmente absorbidos por la atmósfera porque su presencia en la Tierra sería incompatible con la vida.

- Los B (UVB), de 290 a 320 nm de longitud de onda: atraviesan la atmósfera y las nubes, permiten la síntesis de la vitamina D en la piel, su mayor concentración se produce entre las diez de la mañana y las cuatro de la tarde, pueden dañar la córnea y la retina y se los denomina "banda de eritema" porque producen quemadura solar y generan cáncer de piel.

- Los A (UVA), de 320 a 400 nm de longitud de onda: atraviesan la atmósfera, las nubes y los vidrios, tienen menor energía que los UVB, pero también dañan la piel por su poder de penetración; inducen al bronceado y también pueden producir cáncer de piel, además de cataratas oculares.

¿CÓMO PROTEGERNOS?

- Buscar la sombra de un árbol, un techo o una sombrilla.

- Usar gorro o sombrero, lentes para sol y una remera con mangas.

- Aplicar abundante protector solar de amplio espectro (UVB y UVA), con un factor de protección 15 como mínimo. Renovar cada dos horas o antes, si se moja la piel o transpira mucho.

- No exponer a los bebés en forma directa o indirecta antes del año de edad.

- A partir del año, aun en exposiciones aisladas, usar el factor de máxima protección.

- Evitar el sol entre las 10 y las 16.

- Las nubes no impiden el paso del sol; la arena, el agua, la nieve y la altura aumentan las radiaciones.

- Pequeñas dosis de exposición (15 a 20 minutos) aseguran mejor bronceado que las extensas y aisladas.

- Evitar las camas solares.

Test de adicción

1. Si pudiera, tomaría sol todo el día.

2. Si uso protector no me quemo.

3. Desearía tomar menos sol, pero siempre me quedo más de lo previsto.

4. Me siento molesto/a cuando me cuestionan que tomo mucho sol.

5. Más de una vez me sentí culpable por tomar demasiado sol.

6. Cuando es un lindo día, lo primero que pienso es en tomar sol.

7. La única forma en que puedo mantener el color es tomar más sol.

8. Si no tomo un rato más de sol cada día, voy a perder el color.

9. Cuando voy a la playa, trato de tomar menos sol, pero no puedo.

10. En las vacaciones, busco interesarme por otras actividades que no impliquen tomar sol, pero finalmente termino yendo a la playa.

11. Más de una vez falté al trabajo por una quemadura de sol.

12. Alguna vez mentí o inventé una buena excusa para ir a tomar sol.

13. Es cierto que tomar mucho sol puede causar cáncer.

14. Es cierto que exponerse a las camas solares pueden causar cáncer.

15. Sé que exponerme imprudentemente al sol o a la cama solar puede causar cáncer, pero me gusta el bronceado y no dejaré de hacerlo.

Respuestas:

- Afirmativas para las preguntas 7, 8, 11, 13 y 14 indican la necesidad de informarse mejor para aclarar dudas.

- Afirmativas para las preguntas 1, 2, 3, 6 y 9 indican que seguramente se está tomando sol de una manera imprudente.

- Afirmativas para las preguntas 4, 5, 10, 12 y 15 indican que la adicción al sol es una peligrosa conducta instalada.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar