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Síntesis y claridad

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WALL-E (2008)

Una reunión de textos críticos de J. Hoberman para el revisionismo histórico, social y cultural de Estados Unidos.

Una antología de ensayos del crítico de cine J. Hoberman (Nueva York, 1948) publicados en medios especializados como Film Comment, The Village Voice, Artforum, entre otros, llega a los lectores rioplatenses con el título Escritos sobre cine norteamericano. Compilado y traducido por Pablo Marín, el volumen tiene un propósito: el estudio del arte cinematográfico como medio de revisionismo histórico, social y cultural de los Estados Unidos, y la influencia de este proceso en el resto del mundo.

Hoberman posee una mirada original que toma distancia del hermético análisis académico como también de la banalidad de cierto periodismo de espectáculos. Es una visión sensible y cosmopolita. El sociólogo, crítico y periodista alemán Sigfried Kracauer (1889-1966), una de las principales influencias de Hoberman, dijo alguna vez que "el buen crítico de cine es solo concebible como crítico de la sociedad", y también que "las películas de un país reflejan su mentalidad". En este libro el autor propone revitalizar esta visión de su referente, a la vez que le dedica un ensayo sobre su obra titulado "El tembloroso mundo superior".

CLASE B INSPIRADORA.

El libro está dividido en tres partes: Una posición, Para una crítica de la crítica y Cine o realidad. El primer ensayo, "Películas malas", destaca el interés que entre los surrealistas despertaron aquellas películas luego conocidas como Clase B, entre ellas la pornografía anónima, el policial sucio (pulp), el terror decepcionante o las historias de espadachines juveniles. Obras fallidas pero de inspiración onírica, funcionales al propósito de aquellos pensadores liderados por André Breton que exploraron la pérdida del sentido a través de una crítica sintética. Con astucia, Hoberman pasa de aquella corriente a la reivindicación de dos cineastas estadounidenses: Ed Wood y Oscar Micheaux. El primero ha sido llamado "el peor director en la historia del cine" por su evidente desdén hacia la puesta en escena, apostando siempre a lo camp, lo queer y lo bizarro de la periferia de Hollywood; y por otro lado la crítica social del alienante Micheaux, a quien Hoberman considera "el padre del cine negro americano", como también "el director más malo". Un genio por fuera de la industria.

En esta continuidad que plantea Hoberman, los ensayos "Tres sensacionalistas abstractos norteamericanos" y "Bon voyeur: la pantalla plateada de Andy Warhol" tratan sobre la experimentación vital y urbana de los retratistas vinculados al periodismo sensacionalista, y a las artes plásticas en relación con el cine. Son los casos del historietista Chester Gould (creador de la serie de historietas Dick Tracy), del director Sam Fuller y del fotógrafo de prensa Weegee, como asimismo del máximo representante del pop art, Warhol, que con películas como Blow Job, Kiss y I, a Man evocara la obra que realizara el marginal Micheaux décadas atrás.

Hoberman apunta a otros formatos audiovisuales que se aprovecharon del cine buscando un tránsito entre lo moderno y lo posmoderno, como es el caso de la eclosión del videoclip musical ("el metamundo del espectáculo" lo llama) a comienzos de los años 80, con la cadena MTV como caja de pandora. Brian De Palma, Paul Schrader, Jonathan Demme, entre otros, son ejemplos de directores que adaptaron su labor ante ese escenario tan nuevo como masivo. A su vez, el ensayo "¿Qué tiene que ver el arte con todo esto?" propone una lectura actual de los videoclips de MTV de tres décadas atrás, teniendo como foco un público que hoy se ha volcado en forma masiva a plataformas web como YouTube.

Hoberman no olvida el cine clásico. En el ensayo "La pérdida del western" —ante el estreno de Danza con lobos, de 1990, dirigida por Kevin Costner—, el crítico disecciona uno de los géneros fundamentales de la historia del cine no solo por su narración poética, por la forma de sentir de un país mediante el conflicto entre lo salvaje y la civilización, sino también por la influencia visual que tendría en relevantes autores extranjeros (Godard, Kurosawa, Leone). En "El pop antes del pop" destaca a tres realizadores totalmente diferentes entre sí pero que reinventaron Hollywood con sus ambiciones artísticas y sus críticas a la sociedad estadounidense: Orson Welles, Douglas Sirk y Alfred Hitchcock. Y siguiendo con los clásicos, "La vida secreta de Walt Disney" recorre la obra del realizador y creador de símbolos masivos que alcanzó niveles místicos en su comprensión (y exposición) del inconsciente colectivo estadounidense.

SPIELBERG Y LUCAS.

En su visión expansionista de la cultura de un país, Disney fue mentor de otros dos realizadores en los que Hoberman repara: Steven Spielberg y George Lucas, a quienes les dedica textos como "Ríe, llora, cree: La Spielbergización y sus disgustos" y "Cómo La guerra de las galaxias reemplazó la religión, mutó las especies y cambió el cine".

En el caso de Spielberg, destaca la importancia de tres de sus películas que recalan en el patriotismo y la inseguridad estadounidense en los años posteriores al ataque a Nueva York del 11/S: La terminal, de 2004, que explora la vigilancia en los aeropuertos y los prejuicios hacia los extranjeros, La guerra de los mundos (2005) y Munich (2005), ambas alegóricas sobre los ataques terroristas y la posterior invasión a Iraq durante la presidencia de George W. Bush. A su vez, en el texto sobre la obra máxima de George Lucas, La guerra de las galaxias, Hoberman destaca atributos de una saga que trascendió la pantalla para convertirse en una experiencia de vida, de filosofía y de marketing. Pero no duda en despacharse con una precisa y lapidaria crítica a la primera de las películas de la saga, el Episodio I, La amenaza fantasma, estrenada en 1999.

De lectura imprescindible para comprender la evolución del cine a lo largo del siglo XX y comienzos del XXI, Escritos sobre cine norteamericano es un libro colmado de grandes y pequeños tesoros. Propone la construcción de un relato histórico donde protagonistas como los grandes estudios, las películas, los directores y actores reflejaron nexos y mensajes que moldearon sociedades y sus modos de pensar. La voz de Hoberman, con síntesis y claridad conceptual, reúne, realza y contrapone la interpretación de los conceptos de vanguardia y lo popular, a los que siempre ha apuntado el cine como arte desde Llegada del tren a la estación de La Ciotat (Hermanos Lumière, 1896) hasta una película de animación digital de Disney/Pixar protagonizada por un robot: WALL-E (Andrew Stanton, 2008). Obra que según el autor "relega a las películas del pasado a la pila de basura mientras adora sus fragmentos", en la que "el único intérprete humano es el efecto especial". Así, pone en cuestión el concepto mitológico de "Cine Total" del crítico francés André Bazin, que proponía el uso de las tecnologías para alcanzar la esencia del medio en su recreación objetiva del mundo en su misma imagen. Por estos motivos rupturistas esta obra animada es, para Hoberman, la película definitiva del siglo XXI.

ESCRITOS SOBRE CINE NORTEAMERICANO, de J. Hoberman. El cuenco de plata, 2016. Buenos Aires, 288 págs. Distribuye Gussi.

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CRÍTICA DE CINEMathías Dávalos

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