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Poesía anotada de James Joyce

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El irlandés insoslayable

Llega en un volumen la poesía de James Joyce (autor del revolucionario Ulises) anotada por el argentino Pablo Ingberg.

Afirma Pablo Ingberg, compilador, traductor y anotador de este volumen, que la poesía de James Joyce, elogiada por W. B. Yeats y Ezra Pound, siendo valiosa, no lo hubiera llevado al destaque al que lo trajo su narrativa, en particular su novela Ulises. Sostiene que todo en la obra del autor nacido en Dublín es poesía. Y afirma que, más allá de los tres poemarios publicados por Joyce —Música de cámara, de 1906, Poemas a un penique, en el sentido de poemas al precio de un penique cada uno, de 1927, y Poemas reunidos, de 1936, que añade a lo anterior el poema “Ecce puer”— el constante trabajo poético de Joyce es un campo de pruebas para sus obras narrativas mayores, el Ulises (1922) y el Finnegans Wake (1939).

Este volumen, que recoge todos los poemas conocidos de Joyce no incluidos en sus relatos —se cuida Ingberg de afirmar que el libro reúna la poesía completa de Joyce, pues en sus archivos y correspondencia podría hallarse todavía algún texto más—, no es la mejor puerta de entrada a este autor. La ruta sería esta: los cuentos de Dublineses, la novela Retrato de un artista adolescente, luego el Ulises y, para los valientes, la complejísima Finnegans Wake. Pero para los docentes o estudiosos de Literatura que quieran profundizar en el sentido y la estética de los textos de Joyce es un libro imprescindible, sobre todo por las detalladas anotaciones de Ingberg a cada poema, que van a fin del volumen, en las que también se explican las decisiones tomadas en el proceso de traducción.

Y la traducción, junto con la exhaustividad de este libro, son los factores que lo tornan algo difícil para los lectores eruditos de poesía. Muchos poemas satíricos y de ocasión dejaron su gracia en la circunstancia que los originó, y por mejor traducidos y anotados que estén, sólo pueden interesar al especialista, y no en todos los casos. En cuanto a las traducciones, la a-puesta de Ingberg a conservar el uso de la rima propia de los poemas originales, lo lleva en no pocos casos a usar palabras que suenan antiguas o raras en el oído de quien lee, como la palabra “fronda” con la que se traduce el original inglés trees (árboles), en el segundo poema de Música de Cámara, que describe un crepúsculo en tonos de amatista y azul. Sin embargo, también para el lector sin pretensiones académicas, vale la pena acercarse a estos versos.

POESÍA, de James Joyce. El cuenco de plata, 2018. Buenos Aires, 412 págs.

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