László Erdélyi
EL 5 DE SETIEMBRE de 1972 un grupo de terroristas de la OLP perteneciente a la facción Septiembre Negro ingresó al complejo Olímpico de Munich y tomó como rehenes a un grupo de atletas israelíes, a pocos metros de donde se alojaban los atletas uruguayos. Amenazaron con matarlos si Israel y Alemania no liberaban a más de 200 prisioneros. Luego de un día de negociaciones, los terroristas y secuestrados fueron conducidos al aeropuerto de Fürstenfeldbruck, donde la policía bávara llevó a cabo una desastrosa operación de rescate que culminó con la muerte de todos los atletas israelíes, casi todos los terroristas, y un policía alemán. Más tarde, cuando el gobierno alemán liberó a los terroristas sobrevivientes, la Primera Ministra israelí Golda Meir aprobó una operación secreta que sería conocida como "La ira de Dios", cuya finalidad era cazar y asesinar a los responsables de la masacre.
Dicha operación se conoció a través de los dichos del jefe del comando, el israelí "Avner", quien relató su versión al periodista George Jonas a comienzos de los ’80, historia que culminó en un libro, Vengeance (1985). Dos películas se basaron en este libro: Sword of Gideon (1986), dirigida por Michael Anderson y protagonizada por Steven Bauer y Michael York, y la reciente Munich (2005) de Steven Spielberg. Uno de los especialistas más reconocidos en este campo, el investigador Simon Reeve, considera que Vengeance es una fantasía cuya finalidad es ocultar la verdad. Autor del libro One Day in September (2000), considerado por el semanario The New Yorker como la obra que logró "dar vuelta la página" en la materia, Reeve escribió hace poco un artículo donde afirma que los hechos relatados en Vengeance son "leyenda y farsa barata". Cuando el autor vio en los créditos de Munich que Spielberg se había basado en ese libro, no lo podía creer.
En Londres contestó por e-mail y teléfono algunas preguntas realizadas desde Montevideo.
ASESINANDO LA VERDAD
—¿Qué sintió cuando vio la película Munich de Steven Spielberg?
—Fue antes de Navidad, y en primera instancia quedé cautivado. Luego comencé a preocuparme por la fusión entre realidad y ficción, porque guste o no, es Spielberg quien está decidiendo cómo será recordada la masacre de Munich y sus consecuencias.
—¿Spielberg falla a la hora de contar la verdad?
—Spielberg trató de ofrecer un balance en una película que todos iban a mirar con prejuicios. El sufrimiento y la muerte de los atletas israelíes aparece muchas veces, los militantes palestinos dan su punto de vista, y los primeros palestinos asesinados por los israelíes son amigables y encantadores. Que los palestinos aparezcan retratados como seres humanos no es poca cosa para Hollywood.
Pero Spielberg no hizo un documental. No hay contexto histórico y sólo una breve mención a los bombardeos israelíes de los campos palestinos luego de la masacre de Munich, que dejaron muchos muertos. Y si bien los asesinatos de la operación "La ira de Dios" están representados en forma veraz, hay mucho más que está equivocado o inventado, como las payasadas del equipo israelí a lo largo y ancho de Europa ayudado por una misteriosa organización llamada ‘Le Group’, que a su vez es acosada por sus propios demonios, o el personaje de la bella asesina freelance.
—Spielberg argumentó que la mejor forma de acercarse al terrorismo como fenómeno era siendo realista, sin renunciar a ciertas licencias imaginativas.
—Quienes están detrás de Munich no dicen que hicieron un documental. Pero los realizadores deberían aceptar que cuando filman un hecho histórico, basado en datos concretos, asumen una enorme responsabilidad, sobre todo a la hora de contar la verdad de lo que pasó sin embellecer o inventar. E insisto en el hecho de que es un film de Spielberg, de gran escala, con marketing y alcance mundial, que terminará definiendo cómo la Historia ve estos eventos.
El tema de la realidad y la ficción que se invaden mutuamente es un problema para cualquier proyecto, ya sea cine, televisión o libro. Si se mezclan ambos, debe quedar claro al comienzo. Si se recrean los hechos históricos, hay que dejarlo bien claro. Y cuando se los imagina, también. Quizá habría que exigirle a este tipo de películas que, cuando están inventando las cosas, aparezca una banderita roja en una esquina, a modo de advertencia.
—Es un problema que se le plantea al libro Vengeance de George Jonas.
—Quedé muy sorprendido cuando vi en los créditos de Munich, bien claro, que se basaba en el libro Vengeance. Pensé que la terminarían embarrando con una aclaración tipo "inspirada en eventos reales", o algo por el estilo. El tema es que, para un director que basó La lista de Schindler en el libro de Thomas Keneally, una obra premiada y de rigurosidad forense, la opción por el libro de George Jonas es muy sorprendente. Es un libro que siempre generó mucha ansiedad, muchas preguntas. La revista canadiense Maclean calificó a Vengeance como "una enmarañada saga de engaños y duplicidad alentada por la fascinación que provocan las ganancias de las grandes ventas". En realidad Vengeance tiene un gran poder dramático e imaginativo, razón por la cual ya había inspirado a otra película, Sword of Gideon.
—Los créditos de Sword of Gideon en Internet Movie Data Base citan a Vengeance como una "novela".
—Mi criterio, a la hora de tomar testimonio de cualquiera, es mantener el escepticismo, tener siempre presente en la cabeza que hay una razón por la cual me están contando los hechos. Pueden estar tratando de reforzar su punto de vista, o ensuciar el de otro. Cuanto más pueda corroborar una fuente, más confío en ella. Cuando resulta imposible verificar o confirmar, entonces me cuestiono si la historia es verdadera.
BALANCE MORAL
—En su libro usted insiste en citar el testimonio de los familiares de las víctimas de ambos bandos, ya sean israelíes o palestinos.
—Es que, en última instancia, la humanidad debe prevalecer sobre la guerra. La gente se cansa de la guerra, de la muerte, del terror continuo. Los israelíes y palestinos deben ser ayudados para encontrar una solución pacífica a la crisis.
—Es lo que se podría llamar un ‘balance moral’ de las motivaciones, describiendo a los israelíes como víctimas inocentes del terrorismo, buscando una venganza justificada, pero también a los palestinos con un resentimiento justificado, ya que habían sido expulsados de sus tierras y vivían, en terribles condiciones, en la frontera del Líbano. Aunque seguramente, por cómo están las cosas, este punto de vista debe haber recibido muchas críticas.
—Es que es inevitable que la gente de ambos bandos critique los libros y las películas sobre la crisis del Cercano Oriente. Creo que la masacre de Munich fue uno de los actos terroristas más significativos de nuestros tiempos. El asalto al edificio de los atletas, los asesinatos en el aeropuerto, y la naturaleza de la respuesta israelí, han tenido un enorme impacto en las vidas de innumerables familias en muchas partes del mundo. Fue un ataque que tiró por tierra la idea de que los israelíes estaban a salvo fuera del Cercano Oriente, que asoció para siempre a los palestinos con el terrorismo, y que dio comienzo a una nueva era de terrorismo internacional. Por ello creo que no es sano mirar los ataques de Munich aisladamente, sin considerar cómo esta masacre ayudó a alimentar décadas de conflicto entre palestinos e israelíes, y cómo mucha gente y familiares de ambos bandos siguen sufriendo hoy en día. Como europeo que siente que todas las naciones de este continente son muy responsables del sufrimiento que está ocurriendo en el Cercano Oriente, mi libro está dedicado a todos los que han sufrido como resultado de la masacre de Munich.
—Aun así, su trabajo no debe de haber sido fácil.
—Y sí, recibí amenazas, y tuve muchos problemas mientras investigaba para este libro.
—¿Alguna amenaza en particular cuyo contexto merezca ser recordado?
—No, preferiría no mencionar ninguna. Fueron muchas, a lo largo de los años.