Periodismo y religión

El Opus Dei bajo una mirada crítica: nuevo libro del investigador británico Gareth Gore

Subtitulado “Ingeniería financiera, manipulación de personas y el auge de la extrema derecha en el seno de la Iglesia Católica”

Compartir esta noticia
Josemaria Escriva de Balaguer
Josemaria Escriva de Balaguer
(AFP/Archivo)

por Juan de Marsilio
.
En 2017, el británico Gareth Gore fue a España a investigar la quiebra del Banco Popular. Los vínculos con el Opus Dei de quien fuera por décadas presidente del banco, Luis Valls Taberner, y de un fuerte grupo de accionistas llamado “La Sindicatura”, también opusdeístas, lo hicieron ampliar su estudio y escribir un libro: Opus.

El subtítulo del libro, “Ingeniería financiera, manipulación de personas y el auge de la extrema derecha en el seno de la Iglesia Católica”, es contundente. Luego se añaden la trata de personas, el trabajo semiesclavo, los abusos sexuales y su ocultamiento. El autor incluye cien páginas de referencias en apoyo a lo que afirma. Esto no obliga a condenar al movimiento, pero las denuncias deben estudiarse, en especial por la Iglesia, que no es sólo su jerarquía, sino de todos y cada uno de los católicos.

Josemaría Escrivá de Balaguer (nacido José María Escrivá, 1902-1975), fue un sacerdote español declarado santo por la Iglesia Católica en 2002. En 1928 sintió que Dios le inspiraba a fundar un movimiento sobre la premisa de que se puede servir a Dios y al prójimo en la vida cotidiana. A principios de los 30 comenzó a poner la idea en práctica en residencias estudiantiles. La Guerra Civil lo frenó, pero bajo el franquismo el movimiento creció, ganó influencia y se expandió. La obra incluye a más de noventa mil miembros en más de sesenta países, en las categorías de numerarios —hombres y mujeres célibes, algunos de ellos sacerdotes—, supernumerarios —personas casadas que viven su fe en la familia, los estudios y el trabajo— y numerarias auxiliares, que atienden las tareas domésticas en las residencias separadas de numerarios y numerarias. Gore no objeta la premisa inicial del Opus Dei, sino sus métodos (y muchas veces, con fundamento).

Conservadores. Para el no católico algo informado, Opus Dei y franquismo van juntos. Gore estudia los vínculos entre la “Obra” y el Caudillo, que contó con muchos ministros opusdeístas. Pero muestra también que otros sectores franquistas conservadores y católicos denunciaron la primacía de los de Escrivá. Asimismo, en el caso de las actividades del Opus Dei en los EE.UU., estudia las conexiones de este grupo con políticos, magistrados y empresarios conservadores, incluso no católicos. Lo único que se le puede cuestionar a Gore es asociar, de modo automático, oposición al aborto legal y conservadurismo: hay católicos de izquierda que se oponen a que se eliminen embriones humanos viables.

 

Reclutar. Todo movimiento recluta adeptos. Gore critica los métodos del Opus, que han incluido la violación de la confidencialidad, el ocultamiento de objetivos, la prohibición de ciertas lecturas, y la tendencia a separar al nuevo adepto de su entorno familiar y amistades. Todo movimiento, sea religioso o político, quiere influir en la sociedad. Gore critica, por un lado, el sentido —para él de ultraderecha— en el que la “Obra” quisiera cambiar el mundo, y por otro el querer influir desde arriba hacia abajo, vinculándose con el poder político y económico, a contrapelo de la opción preferencial por los pobres propia del cristianismo. Asimismo, critica Gore que, en el caso de algunas figuras influyentes acusadas de abusos sexuales, no sólo el Opus ha ocultado y protegido, sino también pasado, un tiempo, las ha puesto de nuevo en circulación.

Recaudar. Todo movimiento necesita dinero. Gore objeta el modo “opaco” en que la “Obra” maneja sus recursos: se crean empresas y ONGs que reciben donaciones y, aunque están a cargo de opusdeístas, nunca son del Opus. Así no puede ser acusado, como en el caso de la quiebra del Banco Popular, que por décadas aportó fondos al movimiento.

En Argentina cuarenta y tres mujeres tratan de litigar con el Opus. Argentinas, paraguayas, bolivianas, fueron reclutadas siendo adolescentes, con la promesa de educarse en escuelas de hotelería. Convencidas de entrar a la “Obra” como numerarias auxiliares, padecieron largas jornadas, poco descanso, adoctrinamiento, traslados arbitrarios —a veces a otros países— retención del salario y falta de aportes sociales. Patrocinadas por el Dr. Sebastián Sal, ex numerario, han llevado el caso ante la Justicia argentina y el Papa.

Tras gozar del apoyo de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, el Opus ha recibido cuestionamientos del Papa Francisco. Por un lado, como Prelatura Personal —la figura jurídica de la “Obra” en la Iglesia— la Santa Sede ha establecido que sólo debería tener autoridad directa sobre sus sacerdotes, mientras que los laicos, es decir, quienes no son curas, dependen primero de su obispo local, y luego de los sacerdotes del Opus Dei. Se ha puesto coto a la práctica de impedir que los miembros se confiesen con curas ajenos al movimiento. Se ha resuelto que el Prelado —el superior del Opus— no sea nombrado obispo sólo por asumir ese cargo. Se ha solicitado a la “Obra” que corrija sus estatutos. Sobre este aspecto Gore se ha documentado bien, como también sobre la resistencia a estas medidas.

El siguiente fragmento permite apreciar la mayor ventaja del autor para encarar el tema, a la vez su mayor desventaja: “…mi padre (…) poco a poco se fue desilusionando con la implacable obsesión de la Iglesia con la culpa, y decidió criar a sus hijos libres para que se formaran sus propios juicios morales sobre el mundo. A consecuencia de ello yo no sabía casi nada de la Iglesia ni del Opus Dei cuando empecé a investigar la quiebra del Banco Popular…”. La ventaja es obvia: al autor no le duelen prendas. Pero al mismo tiempo se nota su desconfianza hacia algunas prácticas devocionales que no hacen daño ni lavan el cerebro. Algunas propuestas de Gore no son viables: la Iglesia no tiene modo de retirarle la condición de santo a Escrivá.

El libro tiene pocas imprecisiones y erratas, pero algunas graves, como por ejemplo ubicar los “vuelos de la muerte” de la última dictadura argentina en 1972, durante la presidencia del Gral. Lanusse, dictador como Videla pero menos criminal (los vuelos fueron entre 1976 y 1983). No obstante es un libro que católicos y no católicos deberían leer.

OPUS, de Gareth Gore. Crítica, 2024. Barcelona, 480 págs. (+ 16 págs. de fotos)

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premium

Te puede interesar