por László Erdélyi
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Hablar con Dios es una práctica común pero no siempre aceptada, sin importar si eres ateo o creyente, musulmán u ortodoxo, calvinista réprobo de Kansas o practicante de la iglesia maradoniana. La entidad superior que todo lo explica, que da sentido a lo-que-no-entendemos, es una presencia siempre polémica.
El poeta, escritor y editor colombiano Darío Jaramillo Agudelo (Antioquía, 1947) decidió hacer poesía de sus charlas con el ser supremo en el libro Conversaciones con Dios, diálogos que son un deleite porque Jaramillo pregunta, se enoja, y recibe duras respuestas o también un simple desdén. Él es el ser humano desnudo en toda su vulnerabilidad pidiendo orientación, recibiendo preguntas, e instalándose en la paradoja. “Dios no existe, pero lo sabe todo” escribe al final del poema “No. 20”. Así, todo el libro es un diálogo de ida y vuelta, como en el poema “No. 1”,
.
Me dijo que él era el padre eterno. Que él había creado el
mundo y que lo controlaba casi todo. Casi. Pero no me
aclaró qué asunto no controla.
Dios puede ser soberbio o comprensivo, altivo o réprobo. Pero Jaramillo no se amilana. Dice en el poema “No. 24”,
.
Al fin me dijo que sí, que autorizaba el título de
Conversaciones con Dios
Con una condición que son dos frases que debo añadir en lugar
visible
Como aquí:
Hay muchos impostores que se hacen pasar por Dios y no hay
garantía de que este no sea otro impostor.
Cualquier parecido con el Dios verdadero es pura coincidencia.
Ahí dejo la frase pero me temo que el bendito no acepta mis
versiones de Él.
Ahora veo: Dios es la palabra pero Dios no tiene palabra
Así sea.
Antes, en el poema “No. 7”, Dios le había dicho a Jaramillo,
.
Los ateos saben de mí mucho más que yo.
CONVERSACIONES CON DIOS, de Darío Jaramillo Agudelo. Pre-Textos, 2023. Valencia, 74 págs.