Las dos muertes más dolorosas según un forense combinan conciencia, pánico y tragedias evitables

Reconocido forense explicó por qué el entierro en vida y la hemorragia por várices figuran entre las muertes más crueles. En ambas el sufrimiento es extremo.

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Cementerio.
Foto: Pexels.

Redacción El País
Con décadas de trabajo en salas de autopsia y escenas criminales, un reconocido forense —apodado en su país como “Doctor Death” por su trayectoria en medicina legal— explicó cuáles son, desde su perspectiva, las muertes más dolorosas que una persona puede experimentar. Aclaró que “peor” no significa necesariamente lo más impactante o violento, sino aquello que combina tres factores devastadores: dolor físico, pánico y sensación de impotencia.

Enterrado con vida: asfixia consciente y desesperación

Entre las situaciones más angustiantes, el especialista ubicó el entierro en vida. Se trata, explicó, de una muerte lenta y consciente: la persona permanece lúcida mientras el aire se agota, siente la presión del entorno y percibe cada segundo que se acerca el final.

Ese componente de lucidez vuelve el proceso especialmente cruel. No solo hay una asfixia progresiva, sino un terror creciente al comprender que no hay salida posible ni ayuda a la vista. La víctima, completamente inmovilizada, atraviesa un estado de desesperación extrema antes de perder el conocimiento.

Un cementerio.
Un cementerio.
Foto: Fernando Ponzetto.

Desangrado por várices: una tragedia que puede evitarse

La otra causa que el médico considera entre las peores es el desangrado por várices. Un simple rasguño, un golpe o incluso un picotazo puede perforar una vena varicosa y desencadenar una hemorragia rápida y peligrosa.

Según explicó, lo que vuelve especialmente trágico este caso es que suele ser evitable. Si la persona entra en pánico y permanece de pie o sigue caminando, la pérdida de sangre se acelera; y sin atención inmediata, el desenlace puede llegar en cuestión de minutos.

El forense insistió en una pauta básica de primeros auxilios: ante una lesión en una pierna con várices, hay que acostarse de inmediato, presionar la herida firmemente y elevar la extremidad. Esa maniobra simple puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Muerte

El valor de la prevención

Más allá del impacto de sus relatos, el mensaje del especialista fue preventivo. Señaló que entender cómo ocurren estas muertes permite actuar a tiempo ante emergencias reales. Reconocer señales de peligro, aplicar medidas inmediatas y buscar atención médica sin demora puede evitar tragedias que, lamentablemente, él ha visto repetirse.

En definitiva, ambas situaciones —el entierro en vida y la hemorragia varicosa— condensan el sufrimiento extremo desde dos ángulos distintos: una por la conciencia total del final, la otra por la inutilidad de una pérdida que podría haberse evitado.
El punto en común, advirtió, es el mismo: la vulnerabilidad humana ante el miedo y la falta de reacción adecuada.

En base a El Tiempo/GDA

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