Rosalía: "Tengo TDAH, me distraigo mucho con los sonidos" ¿En qué consiste este trastorno del desarrollo?

La artista reveló recientemente que padece este trastorno del neurodesarrollo y motivó a reabrir la conversación sobre qué es y cómo mejorar la calidad de vida.

La española Rosalía posa junto a sus premios Latin Grammy. Foto: AFP
La española Rosalía posa junto a sus premios Latin Grammy.
Foto: AFP.

Redacción El País
En una entrevista reciente, Rosalía sorprendió al contar que tiene Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y que, en su vida cotidiana, esto se traduce en una fuerte sensibilidad a los estímulos: “Me distraigo mucho con los sonidos”, confesó. Sus declaraciones reabrieron la conversación sobre un trastorno que afecta a millones de personas en el mundo —niños y adultos— y que todavía está rodeado de estigmas y malentendidos.

La revelación de figuras públicas ayuda a visibilizar este diagnóstico, que no siempre se manifiesta de la misma manera y que suele confundirse con distracción, desinterés o impulsividad “por elección”. Pero el TDAH es un trastorno del neurodesarrollo reconocido clínicamente, que implica diferencias en la regulación de la atención, el control de impulsos y, en algunos casos, el nivel de actividad.

¿Qué es el TDAH?

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que suele comenzar en la infancia, aunque muchas personas no reciben un diagnóstico hasta la adolescencia o la adultez. Afecta la forma en que el cerebro gestiona la atención, el movimiento y la impulsividad, y puede tener un impacto significativo en la vida académica, laboral y social.

Existen tres presentaciones principales:

  • Predominantemente inatento: dificultades para concentrarse, sostener la atención y organizar tareas.
  • Predominantemente hiperactivo-impulsivo: inquietud constante, dificultad para quedarse quieto, impulsividad verbal o conductual.
  • Combinado: incluye síntomas de ambas categorías.
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Rosalía en el videoclip de "Omega".
Foto: Captura de YouTube

Aunque cada persona es diferente, los psicólogos y neurólogos suelen mencionar síntomas característicos:

  1. Distracción fácil ante ruidos o estímulos del entorno (como describió la propia Rosalía).
  2. Dificultad para completar tareas o seguir instrucciones largas.
  3. Olvidar citas, pertenencias o detalles importantes.
  4. Problemas para organizar actividades o priorizar.
  5. Hablar o actuar sin pensar.
  6. Interrumpir conversaciones.
  7. Dificultad para esperar turnos.
  8. Inquietud física constante.
  9. Necesidad permanente de moverse o cambiar de postura.
  10. Sensación interna de “no poder parar”.

Los especialistas subrayan que estos síntomas deben ser persistentes y afectar la vida diaria para considerarse parte de un cuadro clínico.

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Sesión de psicoterapia.
Foto: Freepik.

¿Cómo mejorar la calidad de vida con TDAH?

Si bien el TDAH no se “cura”, existen múltiples estrategias que permiten a quienes lo tienen desarrollar rutinas más estables y funcionales. En primer lugar, el diagnóstico y acompañamiento por parte de psicólogos y psiquiatras especializados es clave. Dependiendo del caso, puede recomendarse terapia cognitivo-conductual, acompañamiento psicoeducativo y, si corresponde, medicación.

Además, las personas con TDAH suelen beneficiarse del uso de herramientas que compensen las dificultades de planificación, como agendas visuales, recordatorios y alarmas, dividir las tareas en pasos pequeños y rutinas estables para actividades cotidianas.

Dado que la distracción por sonidos o estímulos es frecuente, se sugiere:

  • Espacios de trabajo silenciosos para tareas que requieren concentración.
  • Uso de auriculares con cancelación de ruido si es necesario.
  • Reducir la multitarea.

Dormir bien, hacer ejercicio y reducir el estrés mejora significativamente la regulación atencional. Y el apoyo psicológico y la comprensión del entorno favorecen la autoestima y la autoconfianza.

Las declaraciones de Rosalía contribuyen a normalizar un trastorno que, lejos de ser una rareza, es una condición neurobiológica frecuente y con múltiples matices. Reconocerlo no implica una limitación, sino la posibilidad de entender cómo funciona cada persona y adoptar herramientas para vivir con mayor bienestar.

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