La conversación entre el presidente uruguayo y su par argentino en Santiago de Chile, no ha contribuido a resolver la controversia causada por la instalación de las plantas de procesamiento de pulpa de papel en el Departamento de Río Negro. La sucesión de desmentidos e interpretaciones provenientes de fuentes gubernamentales, en los últimos días, ha aumentado aun más la confusión entre los uruguayos y, suponemos, también en el otro lado del río Uruguay.
Las relaciones internacionales son un tema de suprema seriedad para el Uruguay. Aunque nuestra población y territorio no son precisamente pequeños, por ejemplo cuando los comparamos con muchos Estados europeos, la geografía nos ubica entre dos países con mucha mayor población, territorio y potencia económica. El peso específico de Argentina y Brasil son datos que deben ser debidamente tenidos en cuenta al formular y ejecutar la estrategia diplomática de Estado que debería orientar la conducta de sucesivos Gobiernos, por encima de las divisas y cintillos partidarios. La experiencia reciente subraya la lección del pasado.
El Derecho internacional se funda en el principio fundamental de la igualdad soberana de los Estados, establecido en la Carta de las Naciones Unidas. La principal función de la diplomacia de las potencias medianas y pequeñas es hacer respetar celosamente ese marco jurídico consuetudinario y convencional, que es la principal garantía de sus intereses. Es por ese motivo que estos países deben dedicarle especial atención a sus relaciones exteriores.
El desarrollo de las comunicaciones y las frecuentes reuniones de Jefes de Estado generan la engañosa, y peligrosa, impresión de que los asuntos internacionales pueden ser fácilmente resueltos por aquellos, en publicitados y necesariamente breves "tête tête". No es así. La complejidad y delicadeza de los valores e intereses en juego exigen una cuidadosa negociación y planificación de todos los aspectos, antes, durante y después de la reunión presidencial. En realidad, el encuentro ante las cámaras y micrófonos solamente debería ser el final de un cuidadoso proceso de negociación orientado por un Servicio Exterior profesional y con una larga experiencia acumulada a través de generaciones. Ello no parece haber sucedido en esta oportunidad y, corremos el riesgo de tener que pagar un alto precio por ello.