José Luis Hernández ingresó a Pan Am en 1968, ejerciendo la Gerencia General desde 1983 hasta 1991, cuando cerró la aerolínea. En diciembre de 2009 publicó con Ediciones de la Plaza el libro Pan Am, triunfo y tragedia de un coloso. Este es su relato del primer viaje comercial desde San Francisco a Manila, un hito en la aeronáutica. Su historia refleja su amor a los aviones y a la compañía que alguna vez dirigió.
Un épico vuelo sobre el Pacífico
José Luis Hernández (*)
E l 22 de noviembre de 1935, desde Alameda -una base de hidroaviones al otro lado de la bahía frente a la ciudad de San Francisco- tomaba vuelo ante más de 150.000 personas el "China Clipper" de Pan Am.
Su destino: Manila, al otro lado del Pacífico.
El avión, un poderoso bote volador, el Martin M130, fabricado a pedido y de acuerdo a especificaciones de Pan Am por la Glenn L. Martin Aircraft Co., representaba lo más avanzado de la tecnología y no existía nada que pudiera comparársele. Optimizado para cubrir largas distancias, era un aparato de ala alta, enteramente de aluminio, potenciado por cuatro motores radiales de 14 cilindros Pratt & Whitney Twin Wasp de 830 HP y equipado con los más avanzados equipos de navegación y comunicaciones, desarrollados por los técnicos de la aerolínea. Su alcance de más de 5.000 kilómetros lo habilitaba para cubrir con holgura el tramo más largo de este viaje transpacífico: los casi 4.000 kilómetros que separan a San Francisco de Honolulu.
A las 15:25 de ese 22 de noviembre de 1935 el fundador y Presidente de Pan Am, Juan Terry Trippe, preguntó por radio (comunicación recogida por las cadenas radiales presentes):
"China Clipper, ¿están ustedes listos?"
La respuesta no se hizo esperar: "Pan American Airways` China Clipper, Capitán Musick. A la espera de órdenes".
Luego de un diálogo entre Trippe y el Director de Correos de los EEUU, se escuchó lo siguiente:
"Capitán Musick. Usted tiene sus órdenes de navegación. Suelte amarras y parta hacia Manila de acuerdo a las mismas"
Así comenzó este vuelo hacia la gloria. El M130, repleto de combustible, inició su carrera de despegue; en ese momento Musick se dio cuenta que no podría ganar suficiente altitud para pasar sobre el puente de la bahía de San Francisco y eligió volar por debajo de su tablero. Los aviones que lo escoltaban, creyendo estar ante una maniobra espectacular del piloto, lo imitaron. El viaje fue realizado en un total de 59 horas de vuelo, a lo largo de seis días, desde San Francisco, con escalas en Honolulu, las islas de Midway, Wake, Guam y terminando en Filipinas.
A su llegada a Manila, el capitán Edwin Musick declaró simplemente que el trayecto había sido realizado "sin incidentes". Eso no impidió que Musick se convirtiera en una figura célebre, cuya fama estaba a la par de Charles Lindbergh (quien asesoró a Pan Am en la preparación de esta audaz y riesgosa aventura). Si bien el Pacífico había sido cruzado anteriormente por aviones militares, nunca se había intentado con un aparato comercial, habilitado para transportar carga y pasajeros.
Para comprender la dimensión de esta hazaña basta trasladarse al 27 de octubre de 1928, cuando la naciente Pan Am realizó el primer vuelo internacional programado para una aerolínea estadounidense, cubriendo los 170 kilómetros que separan las ciudades de Key West, en el extremo sur de la península de la Florida y La Habana.
La hazaña del "China Clipper" fue posible por una muy detallada planificación, el despliegue de los mejores recursos humanos y una tecnología de avanzada para los que no se escatimaron gastos ni se descuidó detalle. Y todos los manuales, especificaciones y procedimientos debieron ser creados de la nada.
Si bien en los otros lugares existía cierto tipo de apoyo logístico (Guam era una base de la Marina de Estados Unidos), en el caso de Midway y sobre todo de Wake, hubo que crear desde cero toda una infraestructura: plantas de energía, potabilizadoras de agua, estaciones de meteorología, comunicaciones y radionavegación, alojamiento para el personal y estaciones de apoyo para las aeronaves, y por supuesto una hotelería de gran nivel para los pasajeros que pernoctaban allí. En Wake, que era un atolón, hubo además que dinamitar los crecimientos de coral en la laguna interna donde se posaban los hidroaviones, ya que sus puntas hubieran desgarrado los cascos de las aeronaves con total facilidad. Hasta la tierra para los árboles debió ser transportada por barco desde Estados Unidos.
El resultado de esta estrategia impecablemente ejecutada y que dejó al mundo asombrado, fue la conquista del Pacífico. Con esta hazaña, que solo Pan Am estaba en condiciones de realizar, la aerolínea le demostró al mundo que la aviación comercial había llegado a su madurez y que ya nada le estaba vedado. Y por lo tanto este es el hecho más significativo de la historia de la aviación comercial.
El 22 de noviembre se cumplieron 75 años del vuelo del "China Clipper". A pesar de que la compañía desapareció hace ya casi 20 años, muchos de sus ex empleados sentimos un poderoso lazo afectivo con la misma y entre nosotros y nos seguimos reuniendo, aquí en Montevideo, en Buenos Aires y en muchas ciudades del mundo.
Para conmemorar este excepcional acontecimiento, la Pan American Historical Foundation, una asociación sin fines de lucro, que tiene como cometido proteger la rica herencia histórica de Pan Am, programó con la ayuda de incontables voluntarios una serie de festejos que tuvieron lugar en San Francisco entre el 17 y 20 de noviembre.
Una experiencia llena de emotividad que nos reafirmó más en el concepto que se lee en una placa que luce en el automóvil de servicio de la compañía (y que compré y conservé después del cierre): Pan Am, gone but not forgotten ("Pan Am se fue, pero no la olvidamos"). u
EN PRIMERA PERSONA