DÉBORAH FRIEDMANN
Al menos en el mundo occidental la comparación entre Peng Liyuan, futura primera dama de China, y Carla Bruni, esposa del presidente francés Nicolas Sarkozy, parece ser inevitable. Ambas son cantantes famosas y mujeres hermosas. Pero además, comparten otra característica: el poder de opacar a sus maridos.
Fue justamente ese el motivo por el que los asesores de Xi Jinping, actual vicepresidente de China y con casi seguras chances de proclamarse máximo mandatario en octubre próximo, le pidieron que Peng Liyuan no integrara la comitiva de la visita oficial que lo llevó a mediados de febrero a Washington y que incluyó un encuentro con el presidente Barack Obama.
El hecho no pasó desapercibido. Incluso, el diario The Wall Street Journal le dedicó un extenso artículo, que comenzaba tildando de "notable omisión" la ausencia de Peng Liyuan en la visita oficial.
Y a partir de esa ausencia muchos comenzaron a preguntarse quién es esta mujer que puede llegar a cambiar el tradicional bajo perfil que tuvieron las primeras damas en China después de los excesos cometidos por Jiang Quing, la última mujer de Mao Zedong, miembro de la "Banda de los Cuatro" y condenada a cadena perpetua.
Peng Liyuan nació el 20 de noviembre de 1962 en Yuncheng, provincia de Shandong. Con 18 años se enroló en el Ejército Popular de Liberación. Allí comenzó como un soldado más pero su espectacular voz de soprano hizo que pronto fuera entrenada para cantar en espectáculos que tenían como propósito levantar la moral de las tropas y estimularlas.
Fue una de las primeras personas en obtener una maestría en música tradicional étnica en su país y actualmente es profesora de la Universidad de Beijing.
Su gran salto a la fama fue anterior a conocer a Xi Jinping. En 1982 cantó en la tradicional Gala de Año Nuevo de la Televisión Central China, el programa más visto del mundo, que llega a 700 millones de personas. Fue su primera participación en la que interpretó En las praderas de la esperanza. Le seguirían otras 26 apariciones protagónicas en el famoso show.
Luego vendrían premios en varios festivales internacionales y giras por más de 50 países. Y en el medio, el matrimonio que la unió al -si nada extraño sucede- próximo presidente del gigante asiático.
MIRADA. Un amigo en común los presentó. Corría 1986 y Xi Jinping era en ese entonces subalcalde del puerto de Xiamen. Él se había casado ya una vez con la hija del embajador Chino en Reino Unido, una unión que duró tres años. No tuvieron hijos.
Un artículo de Zhanjiang Evening News, que luego fue según The Wall Street Journal eliminado de Internet, brinda las pocas pistas que se conocen sobre los primeros tiempos de la pareja. La impresión inicial que Peng Liyuan tuvo de él era la de un hombre "rústico y viejo", imagen que cambió cuando el político le preguntó sobre técnicas de canto. Tras esa charla lo tildó de "realmente inteligente". Por su parte, Xi Jinping se enamoró a primera vista: dijo que cuarenta minutos después de conocer a esta mujer de sonrisa amplia ya sabía que sería su esposa. El tiempo le dio la razón y menos de un año después se habían casado. Lo que pospusieron fue la luna de miel; ella debía cumplir con sus compromisos artísticos.
Desde 2007, cuando Xi Jinping comenzó a perfilarse como candidato a ser el máximo líder en China Peng Liyuan ha evitado hablar de su marido en público e incluso aparecer con él. Poco antes de eso, sí se refirió a algunos aspectos de la vida doméstica. Esas declaraciones ya significaron un cambio respecto a sus predecesoras.
Tras 25 años de matrimonio calificó a Xi Jinping como el "marido ideal". "Es sencillo, honesto y muy atento", comentó al semanario China News, según AFP.
Si bien los padres de Peng Liyuan temieron en un principio que su hija no fuera bien tratada debido a su origen humilde, ella se encargó de explicitar que puertas adentro la dulzura es un signo distintivo de la pareja. "Me trata como una hermana menor. Está siempre ocupado, preocupado por miles de hogares sin pensar en sí mismo", señaló. Y agregó: "Cuando el está en casa me gusta cocinarle platos que lo ayuden a relajarse".
La imagen hogareña que la pareja transmite se complementa con las idas al mercado en bicicleta de Peng y su negociación con vendedores, como una ciudadana más. Tambien con la reafirmación de que cuando él llega a casa ella piensa en que es simplemente su marido y deja a un lado su condición de líder. "Lo mismo le sucede a él. No piensa en mí como una famosa estrella. En sus ojos, soy simplemente su esposa".
NACIONALISTA. De todos modos, los analistas creen que en los últimos tiempos esta mujer que representa la belleza clásica China, con su voz aguda y penetrante, ha dado algunos pasos en su camino a ser primera dama y también como forma de contribuir a desacartonar la imagen de su marido y a que siga sumando simpatías. Comenzó por suavizar su maquillaje y aparecer cada vez más a menudo con un peinado más formal. Además, apela de modo más frecuente al uniforme militar -es civil pero ostenta un rango similar al de general del Ejército Popular de Liberación- en lugar de los elegantes vestidos con trabajados bordados que la caracterizaban.
El repertorio de Peng incluye melodías populares, con letras que son cambiadas para elogiar y glorificar al Partido Comunista y piezas como Mi madre patria.
La única hija del matrimonio tampoco escapó al espíritu nacionalista. Nacida en 1992 la llamaron Xi Mingze, que se podría traducir como "una buena persona para el país". De todos modos, la joven ahora estudia en Harvard, universidad a la que se apuntó con un seudónimo.
La fama de la mujer es tal que en China bromean al respecto, según una crónica de El País de Madrid. "¿Quién es Xi Jinping? ¡Ah, sí, el marido de Peng Liyuan!", dicen.
Los analistas señalan que cuando Peng Liyuan se convierta efectivamente en primera dama su carrera artística puede verse afectada, al igual que le sucedió a Carla Bruni. Pero también resaltan que ya ayuda a mejorar la imagen de su marido.
El 3 de junio de 2011 fue designada embajadora de la Buena Voluntad para la Tuberculosis y el VIH/Sida de la Organización Mundial de la Salud. En su nombramiento el organismo destacó que es una de las cantantes más populares de China, cuyos seguidores "se cuentan por millones" y con una destacada labor para fomentar la conciencia sobre las enfermedades prevenibles.
Liu Yongqing, esposa del actual presidente y jefe del partido, Hu Jintao, aparece rara vez en público y es excepcional que brinde declaraciones a la prensa. La misma actitud había tomado Wang Yeping, la mujer del predecesor de Hu, Jiang Zemin. Ahora resta saber si China, una sociedad que cada vez tiene más interés en la vida privada de sus líderes, está lista para una primera dama al estilo de Carla Bruni o de Michelle Obama. La respuesta está en manos de Peng Liyuan.
Un modelo de ayuda al otro
"Admiramos la dedicación que tan convincentemente ha mostrado en su ayuda a los niños, los huérfanos, las mujeres y los hombres que luchan en China para sobrevivir y superar los efectos devastadores de estas enfermedades". Así presentó Margaret Chan, directora General de la Organización Mundial de la Salud, a Peng Liyuan el año pasado, cuando la nombró embajadora de la Buena Voluntad para la tuberculosis y el Sida. Le pidió que con "su música, su arte y su humanidad" sea un modelo de inspiración para que muchas más personas, poderosas o ciudadanos comunes, se unan a la lucha contra esas dos enfermedades.