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El color y el dinero

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Rafael Rey

EL PLAN ERA secuestrar a Nat "King" Cole. Cinco integrantes del Consejo de Ciudadanos Blancos -el ala "legal" del KKK- tenían todo planeado para cuando el músico tocara en Birmingham, Alabama, el 10 de abril de 1956. El ambiente en el Sur no era entonces el más adecuado para la presentación de un artista negro, pero las amenazas de un posible atentado contra el espectáculo, o contra los mismos músicos, no detuvieron a Cole.

La segregación obligaba a los artistas a dar dos conciertos: uno para el público blanco; otro para la audiencia negra. Incluso los propios músicos, aun cuando compartían el escenario, estaban separados por un fino telón. Blancos de un lado, negros del otro. Durante la segunda canción, los cinco hombres se treparon al escenario y se abalanzaron sobre el cantante. El secuestro nunca se consumó, pero Cole y algunos de los policías que acudieron en su defensa, resultaron golpeados.

La indignación entre la comunidad negra frente a aquel ataque fue menor que la nacida de las posteriores declaraciones de Cole. Consultado por la prensa, el músico se despachó con unos dichos que lo pusieron en una incómoda situación respecto a su compromiso antisegregacionista: "No me parece que lo sucedido haya sido un insulto contra mi persona (…) Yo no fui al Sur con intención de hacer política (…) Eso se lo dejo a otros que saben más del tema", afirmó. Si bien el músico aseguró no haber dicho nunca esta última frase, sus declaraciones no podrían haber caído peor. Los negros explotaron de ira e incredulidad. La Asociación Nacional para la Promoción de las Personas de Color recordó que Cole no era miembro; los dueños de los bares retiraron los discos de Cole de las jukeboxs, y el público se juntaba en las calles para destruir sus discos.

Pero el golpe más duro lo recibió del director de la Associated Negro Press, Claude Burnett, un periodista con quien ya había tenido algunos encontronazos, y con el que se mantendría enfrentado durante toda su carrera. "Aquí se ha visto su verdadero color y su absoluta falta de comprensión de la situación. En los tiempos que corren (…) ningún negro -y menos aún uno tan famoso como usted- puede dejar nada en manos de los otros (…). Se trata de una cuestión de orgullo, dignidad y principios morales fundamentales. ¿Ha oído hablar de todo eso alguna vez señor Cole? Se diría que para usted también son cosas que prefiere dejar para los otros".

Si bien se alzaron algunas voces en su defensa, la gran mayoría de sus colegas, incluso muchos de sus amigos, condenaron sus palabras. No era la primera vez que Cole defraudaba a su público y a su gente.

Ya lo había hecho diez años antes, cuando abandonó el jazz para dedicarse a cantar inofensivas baladas románticas. Entonces, lo habían acusado de "venderse".

En la correcta biografía Nat King Cole. La voz inolvidable, el poeta e investigador Daniel Mark Epstein recorre, en medio de errores varios - acompañados de una pésima traducción-, los diferentes rostros de la vida y la obra del músico. Aún tomando siempre posición por el artista, Epstein deja en evidencia su permeable personalidad, los pequeños infiernos privados que existieron detrás del siempre sonriente y diplomático Nat "King" Cole.

EL GRANUJA DEL RITMO. Edward James Coles y Perlina Adams Coles ya habían tenido tres hijos y perdido otros cuatro cuando Nathaniel Adams Coles llegó al mundo el 17 de marzo de 1919, en la ciudad de Montgomery, Alabama.

Arrastrada por los anhelos espirituales del padre, un carnicero con sueños de pastor, en 1923 la familia se mudó a la ciudad de Chicago. La jugada salió bien, y ya en 1925 el jefe de la familia evangelizaba fieles a tiempo completo. La mudanza fue determinante en el futuro de Nathaniel. En esa época, Chicago era el corazón del jazz. Louis Armstrong, Earl Hines, Jelly Roll Morton y King Oliver tocaban todas las noches a unas pocas cuadras de la casa de los Coles. El jazz se respiraba en todo el barrio y, más temprano que tarde, Nathaniel iba a llenarse los pulmones con dicha música.

Había aprendido a tocar el piano sentado en las rodillas de su madre, y ya a los 4 años tocaba las canciones que sonaban en la radio.

Desde el inicio, Hines fue su referencia. Con los años aprendería cada uno de los arreglos del músico que revolucionó la técnica del stride en el piano, dándole absoluta libertad a la mano izquierda. Además de ídolo, "Fatha" fue la influencia determinante en el estilo pianístico que Nathaniel comenzaba a desarrollar en esa época.

Años más tarde, el anónimo alumno iba a poner en apuros al excelente pianista. Fue en el Savoy Ballroom de Chicago, el 8 de septiembre de 1935. En esa época eran comunes las llamadas Batallas del Ritmo, duelos musicales en los que los músicos intercalaban temas durante horas, hasta que el público declaraba un ganador.

Hines, de 32 años, era entonces el pianista número uno del jazz. Cole tenía la mitad de años que su rival, pero era local en Chicago, donde se había ganado el respeto y la admiración del público y de la prensa, que ya lo había bautizado como "la nueva gran estrella de la nueva generación".

El combate fue feroz. Hines dejó en claro quién mandaba al piano, pero tuvo que echar el resto para ello. El adolescente no le daba respiro. En el último tema, Cole se despachó con una particular versión de "Rosetta", el himno de Hines. La canción no sólo convirtió al Savoy en una febril caldera en ebullición, sino que le demostró al gran músico que la época dorada del jazz le estaba dejando su lugar al swing. Como apunta Epstein, "Nathaniel le había robado a Earl Hines su canción más emblemática para hacerla suya". No en vano su banda era conocida en Chicago como The Rogues of Rhythm (Los Granujas del Ritmo).

THE KING COLE TRIO. Tras la actuación en el Savoy, Nathaniel se sumó a la orquesta de la revista Shuffle Along, junto a su novia, la bailarina Nadine Robinson, con quien se casaría el 25 de enero de 1937. Ella tenía entonces 27 años. Nat, que mintió sobre su edad para poder casarse sin el consentimiento de sus padres, era diez años menor. En mayo, en Los Ángeles, la revista fue cancelada. El reparto regresó a Nueva York, pero la pareja optó por quedarse en California.

Los primeros meses en la jungla fueron duros. Nat tocaba por la propina, mientras Nadine intentaba ganar algo de dinero como bailarina e incluso como camarera. No fueron pocos los días en los que no hubo qué comer. Pero volver a Chicago no estaba en los planes. "No quería presentarme arruinado ante mi padre", reconocería el músico años después.

A fines de 1937, y a instancias del dueño de un club nocturno, Nat reclutó al contrabajista Wesley Prince y al guitarrista Oscar Moore, y formó The King Cole Trio.

El conjunto pronto se transformó en la banda que nadie se podía perder. Antes del año ya estaban grabando para Standard Transcriptions, una pequeña discográfica que editaba discos de dieciséis pulgadas, destinados exclusivamente a las emisoras de radio. Las grabaciones eran importantes para la difusión del trío, pero no colaboraban con la economía de los músicos. En sus tiempos libres, Cole daba clases particulares de canto, o escribía arreglos para músicos y bailarines, para conseguir algún dinero extra.

Tras grabar para el sello Decca, el trío se instaló un año en Nueva York. Allí estuvieron a la altura de la reputación que arrastraban desde el Oeste. Cuando regresaron a California, estaban prontos para dar el salto.

Cole se salvó de ir a la guerra cuando los médicos le diagnosticaron "hipertensión nerviosa". Quien no tuvo tanta suerte fue Wesley Prince, que tuvo que dejar la banda, siendo sustituido por Johnny Miller. Con el nuevo contrabajista, llegaría el primer éxito comercial del grupo: "Straighten Up And Fly Right". Grabado en noviembre de 1943, el tema, más cerca de las "novelty songs" -características de la década del ´40- que del jazz con el que hasta entonces se identificaba al trío, vendió medio millón de copias en seis meses.

Agobiado por la falta de dinero, el músico había vendido los derechos de la canción a un productor musical en el verano de ese año, por lo que no vio un centavo en concepto de regalías.

Pero el dinero, tan esquivo para Cole desde el inicio de su carrera profesional, comenzaba a caer, en números de cinco cifras, dentro de sus bolsillos. Fue un cimbronazo tan violento como inesperado. Mucho tendría que ver en esta nueva etapa el agente musical Carlos Gastel. No sólo en lo que respecta a la parte legal (contratos de grabación, mejores cachets para los músicos), sino en la dirección musical que iba a tomar el grupo primero, y Nat "King" Cole, en solitario, después. Gastel ya se había dado cuenta de que el azucarado cantante romántico podía llegar más lejos que el sorprendente pianista de jazz. Para Cole, en tanto, el dinero sería la justificación de gran parte de las cuestionadas decisiones musicales que iría tomando a partir de entonces en su carrera.

La despedida, sin embargo, sería gloriosa. A fines de 1944, Capitol editó ocho temas del trío, el "mejor y más sutil jazz creado jamás por tres músicos", según afirmaron entonces Barry Ulanov y Leonard Feather, dos de los más reconocidos críticos de jazz de la historia.

La voz de Cole era serena y a la vez dominante, firme; el piano y sus estructuras armónicas, dialogaban con la guitarra de Moore, o metamorfoseaban el "Preludio en Do Menor sostenido" de Rachmaninov en un irresistible swing. Miller, desde el contrabajo, aportaba una sólida base; la red sobre la que Cole y Moore ejecutaban sus acrobacias.

El trío estaba en la cima.

Como señaló el historiador de jazz Gunther Schuller, "Cole y Moore ya estaban haciendo uso de cualidades tonales y sustituciones armónicas de un tipo y un nivel que los tempranos intérpretes del bebop -el mismo Charlie Parker entre ellos- por entonces tan sólo utilizaban de modo esporádico o experimental".

Después de escuchar estos temas, y conociendo el rumbo que tomaría Cole años después, uno no puede evitar hacerse la misma pregunta que Ulanov le hizo al músico a principios de 1946. "¿Por qué estás tocando tanta música pop y dejando de lado el jazz que te hizo famoso?".

La polémica iniciada por el prestigioso periodista fue continuada por varios de sus colegas. Como iba a ocurrir tras el incidente de Birmingham, los argumentos esgrimidos por el músico generarían más controversia que el hecho que los había motivado.

"Nos pasamos años enteros tocando para músicos y entendidos. Un poco más y nos morimos de hambre. Cuando por fin lo logramos, fue por medio de las canciones pop, las baladas suaves y las canciones humorísticas. Si después de haber alcanzado el éxito en ese momento nos hubiéramos puesto a tocar jazz puro otra vez (…), nos habríamos quedado sin público de la noche a la mañana", se justificó ante un periodista que había recogido el guante de Ulanov. "Estoy en el mundo de la música con un objetivo claro: el de ganar dinero", afirmaría un par de años después, ante el periodista de la revista Down Beat, Don Freeman.

A partir de entonces, Nat "King" Cole nunca pudo escaparse de la sombra de ser, para muchos músicos, periodistas y aficionados al jazz, un "vendido". El propio Freeman lo resumió de manera lapidaria: "Puede decirse que un intérprete que sacrifica su propio arte por el vil metal termina por llegar a un punto de no retorno. La pérdida -en su relación consigo mismo también- puede ser mayor que la ganancia material".

THE NAT "KING" COLE SHOW. Para cuando The King Cole Trio se disolvió, en 1948, Cole se había divorciado de Nadine, y estaba pronto a casarse con Marie Hawkins, con quien mantenía un romance desde un par de años antes, cuando todavía era un hombre casado. Tres años mayor, criada con modales de clase alta, y viuda de un piloto del ejército, Marie se convirtió en la señora Cole el domingo de pascua de 1948. A diferencia de Nadine, quien esperaba a su esposo en el hogar, incluso durante giras que duraban meses, Marie no se despegaba de Cole. Qué vestir, qué comer, y qué salario debían cobrar los músicos de la banda eran decisiones que tomaba ella, y que Cole no discutía. La transformación profesional del pianista de jazz en cantante pop, también tuvo mucho que ver con su segunda esposa.

El cantante alcanzó su primer número uno como solista con "Mona Lisa", que además ganó el Oscar a Mejor Canción en 1950. Por si fuera poco, ese año sería padre por primera vez. El 6 de febrero, Marie daba a luz a Natalie Cole. Sería la primera de los cuatro hijos que tuvo la pareja. Desde hacía un año, además, se habían hecho cargo de la sobrina de Marie, Carol, huérfana tras la muerte de su madre.

Al año siguiente, el éxito de "Unforgettable" -probablemente el más popular de sus temas-, y "Too Young", confirmaría a Cole como el cantante romántico del momento. Sus canciones ya lo habían llevado a Europa y a Oceanía, y en los próximos años visitaría también Japón y Sudamérica, incluyendo dos actuaciones en Uruguay, en abril de 1959.

Los pequeños clubes de jazz dieron paso a los casinos y a los grandes teatros, poblados en su mayoría por personas blancas. De la misma forma, su rostro dejó las portadas de las publicaciones especializadas y comenzó a figurar en revistas como Life o Newsweek. El éxito que Cole estaba persiguiendo había llegado. La exposición también. Nat "King" Cole era ahora una persona pública en todo el país. Su vida privada, aunque lejos de ser turbulenta, comenzaba a ocupar en los diarios el mismo espacio que su música. Cuando se supo que debía al Estado cerca de U$S 150 mil en concepto de impuestos, el caso fue seguido por los medios más importantes del país. Lo único que no había cambiado era su adicción a los cigarrillos Phillip Morris. Fumador empedernido desde la adolescencia, el tabaco pronto iba a empezar a jugar su papel en la vida del músico.

A fines de 1956 Cole cumple un viejo anhelo, y se convierte en el primer negro en tener su propio programa de TV. El 5 de noviembre, The Nat "King" Cole Show fue emitido por primera vez por la NBC. El programa era un variety show, de quince minutos de duración, en el que Cole cantaba algunos temas al piano, contaba algunos chistes prefabricados y en ocasiones recibía invitados especiales, como Sammy Davis Jr., Harry Belafonte y Ella Fitzgerald, entre otros. Desde el inicio, el show fue financiado por la cadena, a la espera de potenciales auspiciantes. Pero cuatro meses después, a pesar de contar con el respaldo de la crítica, y de tener los mejores índices de audiencia para su horario, los sponsors brillaban por su ausencia. La razón era sencilla. Las agencias publicitarias de Madison Avenue, no querían ofender a sus clientes blancos del Sur, anunciando en un show de televisión conducido por un negro. La cadena redobló la apuesta, y extendió la duración del programa a media hora, y en un horario más cercano al prime-time. Al ver que la situación se mantenía incambiada, Cole alzó la voz. Entrevistado sobre el programa, en julio de 1957, el presentador soltó una frase que se volvería tan famosa como sus canciones: "Madison Avenue le tiene miedo a la oscuridad".

Las declaraciones de Cole recorrieron el país, y el programa se convirtió en estandarte de la lucha contra la segregación. La revista Time calificó el momento como "el de mayor importancia social en la historia de la televisión". El músico nunca se había mostrado tan sinceramente indignado con los racistas. Incluso antes de Birmingham había demandado a algunos hoteles por negarse a hospedarlo a él y a los integrantes de su banda, y había ganado los juicios, que cobraron cierta notoriedad. Pero nunca había mostrado públicamente ira o enojo, como si temiera ofender a quienes lo discriminaban, por resistirse y rebelarse contra ello. Los auspiciantes nunca aparecieron, y a pesar del esfuerzo de la NBC el programa no se hizo más.

LA ÚLTIMA BOCANADA. Nat volvió a enamorarse un par de meses antes de descubrir que se estaba muriendo. Su nuevo amor se llamaba Gunilla Hutton, una corista sueca de 19 años, que cantaba en la revista Sight & Sound, un fallido intento de Cole por triunfar en Broadway. Es probable que de no haber surgido la enfermedad, se hubiera divorciado por segunda vez, para casarse con la joven europea. Pero a fines de 1964 Cole estaba internado en un hospital de Los Ángeles, a causa de un tumor en el pecho. Al año siguiente le extirparon un pulmón. Murió en la mañana del 15 de febrero de 1965.

NAT KING COLE. LA VOZ INOLVIDABLE, de Daniel Mark Epstein. Global Rhythm Press, 2008. Barcelona, 495 págs. Distribuye Océano.

En el cine

FUERON VARIOS los intentos de Nat "King" Cole por forjarse un lugar como actor en la industria del cine. Todos en vano. En 1957 interpretó el papel principal de Saint Louis Blues, una película basada en la vida de W. C. Handy, el denominado Padre del Blues. La actuación de Cole estuvo a la altura de la película, que los medios calificaron de "decepcionante". El film se estrenó en Uruguay en abril de 1959, coincidiendo con su llegada, y fue estrenado bajo el nombre de Rapsodia Negra. El 29 de ese mes, El País publicaba la reseña de la película, a cargo de Homero Alsina Thevenet. Bajo el título "Hollywood contra Handy", el crítico sentenciaba: "Los que puedan tomar en serio esta biografía deben saber que Handy componía y tocaba la corneta. Si aquí aparece como pianista y cantante es porque Nat King Cole tiene esas habilidades (…). Si el film no pretendiera ser la vida o el espíritu de Handy sería igualmente un precario film musical (…). De vez en cuando se escuchan lindos acordes de jazz por una bandita (…). Con tal motivo los aficionados al género aguzarán el oído para pescar algo bueno de vez en cuando. Si pueden cerrar los ojos y la inteligencia se sentirán mejor".

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