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Los perros que operaron en Haití y cuidan a los ministros

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Plantel de perros del Batallón de infantería blindado N° 13 del ejército uruguayo. Foto: Francisco Flores.
Archivo El Pais

Mantener a todo el plantel de canes cuesta entre 60 y 70 mil pesos al mes.

En el Batallón de Infantería N°1, ubicado en el kilómetro 14 de Camino Maldonado, viven los 22 perros que forman parte del grupo de operaciones K9 del ejército nacional. Allí son entrenados en cuatro especialidades: búsqueda y detección de explosivos, búsqueda y detección de minas, búsqueda y rescate de personas, y perros de patrulla y seguridad.

Celta es una cachorra de 6 meses, y recién se está iniciando en el plantel de perros del ejército. Su guía, que es la persona que se encarga de entrenarla, agita un palo del que cuelga una piola con un juguete de goma en la punta. La perra corre de un lado a otro intentando morderlo, y cuando finalmente lo logra, cuesta que lo suelte. "Los primeros entrenamientos de un cachorro en el plantel comienzan con juegos, y se busca que el perro comience a afirmar la mordida", indicó Edgardo Meneses, secretario General del Centro de Instrucción de perros de trabajo militar del Ejército.

Esos trabajos empiezan cuando el cachorro tiene 3 meses de edad y se extienden hasta los 6 meses. Durante ese tiempo, lo primordial es trabajar en la obediencia, uno de los principios fundamentales que ha caracterizado a los miembros del ejército, y que también se aplica a los perros. "Para poder trabajar en actividades militares, los canes deben entrenarse en obediencia. Eso permite que durante las misiones su guía pueda enfocarse en otras cosas y no esté preocupado por su perro", indicó Meneses.

Luego, a partir de los 6 meses y hasta el año, a la obediencia se le suma el reconocimiento de olores, tanto de seres humanos como de explosivos, lo que va a permitir que el perro pueda trabajar en la búsqueda de personas desaparecidas así como en búsquedas y detección de bombas. A los 2 años de edad aproximadamente ya puede participar de la certificación anual en la que se establece si está capacitado para trabajar en lo que fue entrenado.

Rutina.

El plantel entrena todos los días, pero "un perro no puede trabajar más de 40 minutos sin descansar", informó Meneses. Por eso los trabajos se hacen de a uno, para que mientras tanto, los otros puedan descansar. "En total, cada uno de los canes está trabajando de una y media a dos horas por día", explicó el coronel.

Las palabras básicas del entrenamiento se dicen en inglés. Sit cuando el guía quiere que el perro se siente; plat cuando quiere que se acueste; attack, cuando quiere que ataque; out cuando el guía quiere que el perro suelte el juguete o a la víctima; right indica al perro que vaya a la derecha, y left a la izquierda, mientras que go es una orden para que el perro avance más lejos.

"El tema de los comandos en distintos idiomas, es que si se hace en español o en el idioma local del país puede suceder que, estando en un lugar con mucho público, una persona le diga a otra "sentate", lo que podría provocar que el perro se confunda. Además las palabras que utilizamos para el entrenamiento son más cortas en inglés que en español, lo que las hace más efectivas", expresó el sargento Oscar Píriz.

De los 22 perros que integran el grupo K9, diecisiete son de raza ovejero alemán, y los restantes, ovejeros malinois.

"El pastor alemán se caracteriza por ser una raza muy sociable, al igual que el malinois, que no se cansa fácilmente, es muy afín al juego y siempre está dispuesto a trabajar", explicó Meneses, quien agregó que esas son las características que buscan en un perro de trabajo. "Nosotros nos movemos por lugares en donde hay mucha gente, por lo que no podemos tener perros agresivos", indicó el coronel.

El precio de un pastor alemán de línea de trabajo, de aproximadamente 50 o 60 días de nacido, cuesta entre 800 y 1.200 dólares. "En Uruguay, ese tipo de perro es muy difícil de encontrar, ya que aquí se caracterizan por ser perros de estructura y belleza. En cambio los perros que utilizamos no tienen tanta belleza y son más pequeños, pero tienen mayor energía, y son más dóciles. Acá no interesa que sea lindo", puntualizó Meneses.

Un perro de trabajo militar come entre 400 y 600 gramos de comida por día, a lo que hay que sumarle el mantenimiento sanitario: análisis de sangre, rayos X de cadera y codo, ecografías cuando hay una hembra preñada, y la desparasitación que se hace cada 20 días. "Mantener a todos los perros del plantel, cuesta aproximadamente, entre 60.000 y 70.000 pesos al mes", expresó Meneses.

Lugares de acción.

Los perros entrenados para la búsqueda y detección de explosivos, trabajan conjuntamente con la Brigada de Explosivos, y van a todos los Consejos de Ministros y a todas las visitas de autoridades internacionales que llegan al país. "Nuestra función consiste en que antes de que arriben las autoridades al lugar de reunión, el grupo de operaciones K9 con sus binomios, hace una verificación del lugar en busca de sustancias explosivas. Una vez que inspeccionan y está todo de forma correcta, lo que se hace es entregarle la zona a seguridad presidencial que es la que espera a la autoridad", explicó el entrevistado.

En cuanto a la búsqueda y rescate de personas, en el año 2010, cuatro binomios (perro y guías) participaron activamente en el terremoto de Haití.

"Los equipos realizaron un excelente trabajo: las zonas que inspeccionaron estuvieron correctamente limpiadas, ya que cuando entraron las máquinas no encontraron ninguna víctima", comentó orgullosos el secretario general del Centro de Instrucción de perros del Ejército.

En cuanto al trabajo local, los binomios realizan inspecciones en cargas, en el aeropuerto cuando llegan o cuando se van personas de Uruguay y también en espacios públicos como plazas o la Terminal Tres Cruces. "Cuando nos vean allí, no se preocupen, porque posiblemente, la mayoría de las veces, estamos entrenando. Tenemos la necesidad de que nuestros perros sean perros sociables, por lo que continuamente andamos por lugares públicos", indicó Meneses.

Ejercicios.

"En el mundo existen dos tipos de perros de búsqueda y rescate de personas. Está el perro de olor genérico que busca el olor que compartimos todos los humanos, y está el que busca el olor específico, que es el famoso perro que sale en las películas, que le dan para que huela una prenda de la persona desaparecida y de esa forma sale a buscarla", explicó Píriz.

Ellos, se concentran en los perros de olor genérico debido a que no saben en qué lugar van a ser desplegados, ni qué tipo de personas van a tener que buscar. "De esa forma el perro va a encontrar a todas las personas posibles, que estén quietas y vivas, ya que cuando mueren desprenden un olor distinto", sostuvo Meneses. Según cuenta, pueden haber más personas en el sector de búsqueda, pero mientras se estén moviendo, el can no va a marcarlas ladrando, debido a que están entrenados para saber que si la persona se mueve, no está desaparecida. "Recién ahora, a nivel mundial, se están comenzando a entrenar perros que busquen a personas en movimiento", dijo el sargento Píriz.

Los perros que trabajan en la búsqueda y rescate de personas son entrenados exclusivamente para esa tarea. En tanto, los perros que detectan explosivos, también pueden realizar tareas de seguridad y capturar a las personas. En el caso del ataque, el perro se dirigirá siempre a los brazos y piernas, pero no a la cabeza.

Para que el perro incorpore todas las enseñanzas y las vuelva a repetir es necesario premiarlo jugando con él.

En el caso de la detección de explosivos, la introducción de olores comienza a través de dos cajas: una vacía y otra que tiene olor a explosivos.

Cada vez que el perro se dirija a la caja con explosivos y la marque (sentándose y no ladrando), el guía le dará su juguete y jugará con él. Cuando no lo haga no tendrá recompensa, por lo que el can comenzará a asociar la detección del olor de los explosivos con la aparición de su juguete.

"Hoy en día los entrenamientos son en base a la motivación, el juego y la asociación y no al castigo, como sí sucedía en el pasado", afirmó Meneses.

SITUACIONES EXTREMAS.

El trabajo en años de terrorismo.

Las nuevas modalidades de terrorismo, sobre todo las llevadas a cabo por el ISIS, han provocado que se deban implementar técnicas distintas para la búsqueda de explosivos en áreas abiertas o en interiores. Ahora se separa al binomio y cada uno de ellos trabaja de manera independiente. De esa forma, el can pasa a ser guiado por el instructor a la distancia, a través de palabras, y ya no a través de la correa. Así se evita que en caso de una explosión, se pierda a ambos. "Cuando el perro marca el explosivo, el guía lo saca rápido del lugar". Actualmente, el plantel cuenta con 13 perros dedicados a la búsqueda y detección de explosivos, 3 a la búsqueda y rescate de personas, y 6 especializados en patrullaje y seguridad. Todos ellos cuentan con un guía, que no solo es responsable del entrenamiento, sino también de la alimentación, de la sanidad y de la limpieza del animal. La tarea de los perros del plantel comenzó en los años 50, y su tarea era brindar seguridad al armamento del ejército. En los 70 comenzó la cría oficial de ovejeros alemanes y en 2001 el plantel pasó a ser el "Grupo K-9", sigla que identifica internacionalmente a todos los perros de trabajo policial y militar. En 2005 se creó el Centro de Instrucción de Perros de Trabajo Militar, en donde comienzan a trabajar en las 4 especialidades.

Plantel de perros del Batallón de infantería blindado N° 13 del ejército uruguayo. Foto: Francisco Flores.
Plantel de perros del Batallón de infantería blindado N° 13 del ejército uruguayo. Foto: Francisco Flores.
Plantel de perros del Batallón de infantería blindado N° 13 del Ejército Uruguayo. Foto: F. Flores.
Plantel de perros del Batallón de infantería blindado N° 13 del Ejército Uruguayo. Foto: F. Flores.
Plantel de perros del Batallón de infantería blindado N° 13 del Ejército Uruguayo. Foto: F. Flores.
Plantel de perros del Batallón de infantería blindado N° 13 del Ejército Uruguayo. Foto: F. Flores.
Plantel de perros del Batallón de infantería blindado N° 13 del Ejército Uruguayo. Foto: F. Flores.
Plantel de perros del Batallón de infantería blindado N° 13 del Ejército Uruguayo. Foto: F. Flores.
Plantel de perros del Batallón de infantería blindado N° 13 del Ejército Uruguayo. Foto: F. Flores.
Plantel de perros del Batallón de infantería blindado N° 13 del Ejército Uruguayo. Foto: F. Flores.

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