Così fan tutte se estreno en Viena el 26 de enero de 1790, un día antes de que Mozart cumpliera 34 años. A pesar de las expectativas del compositor tuvo un éxito discreto. Su tema es la infidelidad de las mujeres, cosa no muy bien vista para la época, lo que llevó a que Beethoven y Wagner —admiradores incondicionales de Mozart— la juzgaran frívola e indigna del compositor.

A Uruguay tardó 163 años en llegar: el Centro Cultural de Música con el maestro Juan Protasi y la Ossodre la estrenó en el Solís el 11 de mayo de 1953. Contó con primerísimas figuras como Raquel Satre, Olga Linne, Elia Golino, Adhemar Ottonello, Eduardo García de Zuñiga y Lorenzo Rosito. La puesta en escena fue de Antonio Larreta y la parte coral la aportó el Coro Juventus de Dante Magnone.

La presente versión de Così fan tutte es un legítimo triunfo para su director, el maestro Esteban Louise, músico consciente que domina muy bien su oficio. Louise supo concertar con total acierto la labor de todos los elementos obteniendo el máximo rendimiento de la orquesta y del coro, con hermosas sonoridades y un ritmo general ágil y vigoroso. Apoyó siempre a los cantantes y demostró en todo momento dominio de la partitura dando un acertado enfoque al carácter de la obra. Consiguió que la orquesta a pesar de la carencia del foso sonara empastada y muy expresiva, y que el coro —que debió cantar disgregado en los laterales de la platea—no perdieran nunca la afinación y homogeneidad. La puesta en escena de Edgardo Rocha, aunque trasladada a la época actual, jamás perdió la esencia del libreto de Lorenzo Da Ponte. El diseño de escenografía al ser minimalista resultó práctico para los movimientos de los cantantes como de los coreutas que debían desplazarse con soltura en un escenario pequeño. El vestuario, acorde a la época y la iluminación, bien lograda. Merecen un especial reconocimiento como maestras preparadoras Mariana Airaudo y Alice Méndez.

La soprano Lucía Leite debutó operísticamente con uno de los papeles más difíciles de la literatura operística como lo es Fiordiligi. Leite posee un dominio excepcional de la voz, ya que el personaje exige el empuje de una soprano dramática con las agilidades de una soprano ligera. Tanto en las dos arias de gran virtuosismo como en los conjuntos, demostró que puede recorrer la extensa tesitura con calidad de timbre y seguridad en la afinación. Su gran musicalidad y su dominio escénico dio a su personaje una sinceridad y una ternura inusual. En el rol de "Dorabella" la mezzosoprano Claudia Drescher demostró que su caudalosa voz está hecha indudablemente para el teatro. Debería matizar más la emisión de los agudos. Su desempeño escénico fue excelente. La soprano Denise Girard como "Despina" tuvo una actuación correcta donde lució un timbre de voz agradable pero le faltó la gracia chispeante que debe tener este personaje. El tenor Andrés Barbery en el papel de "Ferrando" tuvo un desempeño satisfactorio. El barítono Álvaro Godiño como "Don Alfonso" lució nuevamente su hermosísima voz haciendo gala de una perfecta dicción y un dominio total de la escena.

El barítono Santiago García que tuvo el rol de "Guglielmo" fue el que más nos sorprendió pues lo habíamos escuchado por primera vez en la ópera Rashomon en donde su participación era mínima. En esta ópera se comprobó que además de una excelente disposición escénica tiene un bellísimo timbre de voz, y que dadas las sumas de estas condiciones si se entrega de lleno al canto puede ser una de las figuras más relevantes de nuestra lírica.

Ópera de Mozart. Orquesta y Coro de Ópera Joven. Director Musical: Esteban Louise. Dirección Escénica: Edgardo Rocha. Escenografía y vestuario: Marcelo De los Santos y Yael Carretero. Iluminación: Lil Cetraro. Preparadora del Coro: Alice Méndez. Pianista preparadora y clave: Mariana Airaudo. Con: Lucía Leite, Claudia Drescher, Denise Girard, Andrés Barbery, Álvaro Godiño y Santiago García. Sala Zitarrosa, 29 de agosto. Hoy es la última función.

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