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La vecina que volvió a la TV

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Comunicadora y organizadora de bodas y eventos, futbolera, hincha de Nacional, Ana Laura Morales volvió en 2010 a la pantalla con Hola vecinos, y es más: se puso estos días la chapa de conductora. Ante la ausencia por unos días de Ana Nahúm, fue una de las vecinas de Omar Gutiérrez en el magazine, junto a Clara Berenbau.

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Ana Laura Morales es hija de Víctor Hugo, tiene 32 años y se encarga de las notas de exteriores y tiene una columna regular sobre organización de eventos en el ciclo de Canal 10.

Comenzó en los medios a los 18 años en FM del Plata, donde ocupó un cargo de marketing. Inquieta, se presentó un día en Canal 4 y le pidió una pasantía a Omar Gutiérrez en su De igual a igual. El maragato respondió que sí, que viniera nomás. Así empezó una etapa de 10 años de trabajo junto al conductor. Empezó atendiendo el teléfono y terminó haciendo móviles en vivo o notas en estudios.

Más inquieta todavía, tuvo varios períodos de residencia en Estados Unidos para estudiar. Hizo cursos de comunicación, de inglés y se incorporó a trabajar en la cadena Univisión, de donde es corresponsal en Uruguay en la actualidad.

Un día, en la Universidad de San Diego donde estudiaba, vio que había un salón con gran movimientos. "Los estudiantes andaban con decoraciones, con mucha actividad y yo pregunté: ¿Qué clase es esa?". La respuesta fue: Wedding planner, organizador de bodas, una figura desconocida para Uruguay hace 10 años. Averiguó más y finalmente se metió en el curso.

Hoy, Ana Laura Morales tiene un instituto de formación en la materia. Lo dirige y da clase. Se llama Instituto Iberoamericano Event Planner y trabaja para alumnos uruguayos, de América Latina y España.

¿Para cuándo la organización de su propia boda? (Risas) "Me falta el novio por ahora. Pero ya llegará. Yo estoy muy bien, estoy feliz. En estos momentos, igual, sería difícil si tuviera una pareja porque trabajo mucho, viajo mucho y no es fácil seguirme el ritmo de vida. Pero quién sabe. Estamos en primavera, la estación del amor, así que quién te dice... Los que se preocupan son los de mi familia. Todos me quieren presentar a alguien", dice Ana Laura entre risas.

La comunicadora vivió su infancia en la ciudad de Rosario (Colonia), donde reside la familia de su madre. El padre está en Buenos Aires. Y su hermano Diego, en Punta del Este. Así, la vida de Ana Laura Morales es regional. "Difícilmente paso dos fines de semana seguidos en Montevideo. Me voy a Colonia, o a Buenos Aires a ver a mi padre o a Punta del Este", asegura.

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Finalizado Hola vecinos, Ana Laura Morales se fue un mediodía a la chacra La Joaquina para una producción de fotos y respondió a todas las preguntas de Sábado Show.

-¿Qué significó para ti volver a la TV?

-Estoy muy feliz. Especialmente de volver al lado de Omar, que es una persona a la que quiero profundamente. Le debo mucho. Me ha enseñado mucho, más allá de las oportunidades que me dio, me enseñó a enfrentar situaciones complejas que se dan en los medios. Soy una persona observadora y en cada instancia, trato de rescatar lo positivo que te dejan los demás. Y de Omar aprendí a ser muy derecha en la vida y en los medios, a decir lo que uno siente. Eso es lo que él hace, a veces lo hace incluso en contra de sus propios intereses. Trabajar con él me hace feliz.

-Hace eso y también chistes, ¿te hacen reír?

-(Risas) Sí, algunos no los entiendo y otros son chistes malos, pero bueno, así es él.

-Es tu segunda etapa con él, ¿verdad?

-Sí. Empecé con él cuando tenía 18 años. Me presenté, fui de careta, para pedirle una pasantía. "Bueno, cuando quieras", me respondió. Ellos estaban con grandes cambios, estaba Petru Valensky en la producción; el otro día nos estuvimos acordando. Y así empecé; era bastante fanática. Me pasaba las horas trabajando. Comencé atendiendo el teléfono y a la gente que llegaba a la puerta. Omar es una persona que lleva mucha gente que quiere estar con él, preguntarle cosas, plantearle problemáticas. También me mandaban a hacer mandados o lo que hiciera falta. Estaba para aprender. Después hice mi primer móvil, mi primera nota. Fui produciendo, obteniendo otros espacios. Estuve casi 10 años con Omar.

-¿Por qué te fuiste?

-Estaba cansada. Era un agotamiento de muchos años, años de aprendizaje que te da la escuela de Omar. Primero, tratar con tantos públicos y tantas problemáticas, recorrer el Uruguay, todos los pueblos, conocer realidades y gente fantástica y situaciones difíciles. Fue un crecimiento increíble. Pero sentí la necesidad de buscar otras experiencias. Yo había viajado mucho en mi vida. Viví en San Diego y en San Francisco, estuve un tiempo en Nueva York. Y justo surgió la posibilidad de volver a EE.UU. Me vinculé con la cadena Telemundo en Chicago. Pero no me adapté a una vida allí. Me cambié luego a Univisión, adonde sigo vinculada hasta hoy en día como corresponsal.

-¿Cómo comenzó tu otra profesión, la de organizadora de bodas?

-Desde hace 4 años. Yo volví de Estados Unidos y comencé a trabajar organizando bodas para extranjeros en Punta del Este. Me fue muy bien, me gustó y sentía la necesidad de ampliar mis conocimientos, pero no encontraba un curso que me diera lo que necesitaba. Comencé a generar mis propios contenidos, investigar, soy muy curiosa. Surgió, entonces, la posibilidad de instalar un instituto de enseñanza que tenga que ver con la organización profesional de eventos. Abarca Wedding planner y todos los demás eventos en general. Trabajamos para América Latina y España. Nos va muy bien. Es un momento de mucho trabajo.

-¿No hay cierta incompatibilidad entre tus dos funciones? ¿Un lado popular al lado de Omar Gutiérrez y otro más glamoroso?

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-Una cosa no quita la otra. Justamente lo que tiene Omar es eso: moverse en todos los públicos. Es mi caso. Me siento cómoda en todos lados.

-Tus padres se separaron cuando eras niña. ¿Cómo es hoy la relación tu padre?

-Fantástica. Me ha apoyado y me apoya en cada una de mis decisiones. Es un gran compañero. No le he llevado grabaciones del programa, pero siempre está al tanto de todo. Estamos en permanente contacto, lo que hace él, lo que hago yo. Lo consulto frente a algunas instancias que van surgiendo y la palabra de él es fundamental. Este medio es un poco cruel a veces y pasan cosas que no están buenas y en ese sentido le pido mucho consejo a él.

-¿Te pesó (o te pesa) que se refieran a ti como "la hija de..."?

-Al principio puede ser que sí. Pero hoy no. Soy la hija de Victor Hugo y lo he llevado siempre con mucho orgullo. A veces me ocurría que me encontraba con un grupo de gente y salía el típico comentario: "Ay, ¡mirá quién está acá! La hija de Víctor Hugo". Y yo por adentro me preguntaba: ¿Sabrán que me llamo Ana Laura? Porque uno en esos momentos como que se siente chiquitito. Aunque no lo siento hoy en día. Me pasaba más cuando recién empecé o en la adolescencia.

-Tu vocación por la comunicación ¿es genética?

-No sé. Lo que recuerdo es que desde los 3 años mi abuela me llevaba a clases de declamación, estaba vinculada a las letras, al teatro, a las artes en general. También me críe en pasillos de radio y de TV, junto a mi padre. Así que supongo que sí, que la fascinación de verlo a él trabajando debe haber influido. Siempre estuve convencida de que mi pasión pasaba por la TV más que por la radio. Y por el canto, pero no me ayuda la naturaleza. Hice coro toda mi vida; crecí en Colonia, un departamento que tiene mucha influencia coral y me fascina. Pero sola no cantaría ni loca (risas).

-¿Eres futbolera?

-Fanática del fútbol. Me encanta porque todos mis recuerdos están vinculados al fútbol. Me crié en una familia futbolera, más allá de la influencia deportiva que tiene mi papá. Mi abuela es de Peñarol y mi abuelo, de Nacional. Recuerdo los fines de semana en casa donde escuchábamos los relatos de mi padre y la casa se llenaba de tíos y primos. Se armaban parcialidades en la propia casa. A mí me encanta ir a la cancha, ver a Uruguay. Soy de Nacional, pero también quiero mucho a Peñarol. Es decir: me encanta Nacional por influencia de mi abuelo y jamás voy a cambiar de cuadro porque no soy pastelera, pero hay algo de Peñarol que me llama, me gusta. Quizás los colores.

-¿Tomás mate?

-Sí. Trabajo con Omar.

-¿Por influencia de él o ya lo traías?

-No, tomo mate por influencia de mi familia. Aunque soy una tomadora social. Sola no lo preparo. Tengo que estar con amigos o en familia.

Fotos: Darwin Borrelli. Gracias: A chacra La Joaquina por la locación.

Una boda Morales

-¿Por dónde se empieza a organizar una boda?

-La charla con los novios es fundamental. De ahí se desprenden todas las decisiones que se van a tomar después.

-¿Es muy caro casarse con el servicio de un wedding planner?

-La gente siempre pregunta eso. ¿Cuánto va a salir casarme? Yo respondo: el casamiento entero es lo mismo que comprarse un auto. ¿Qué auto querés o podés comprar? ¿Un fitito o un Mercedes traido por catálogo? El Wedding planner es un profesional que ayuda a las parejas a comprarse el auto que quieran. Y no es más caro que otros proveedores de la fiesta.

-¿En Uruguay la gente está habituada?

-De a poco sí. La gente está entendiendo que una fiesta es para disfrutarla y que los wedding planner somos profesionales de la organización. Termina la fiesta a quién vas a dejar contando la bebida que sobró o las copas que se rompieron, ¿A un hermano? No, para eso están los profesionales. Las fiestas son para relajarse y divertise.

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