DIEGO FISCHER

Se llama Álvaro Castagnet, es uruguayo y vive en Pocitos. Está considerado uno de los mejores acuarelistas del mundo. Y cada año nos sorprende con un nuevo premio logrado siempre fuera de fronteras: Estados Unidos, Europa o Australia.

Pero este año se le fue la mano, digo en cuanto a la distancia y también al premio; porque el galardón lo obtuvo en China al ser elegido -entre más de 3000 postulantes- como uno de los 15 mejores acuarelistas que participarán, a partir de mediados de abril, en la Bienal Internacional de la Acuarela de Shangai 2010. El premio lo ganó por un enorme cuadro denominado "18 de Julio barrio de Montevideo". Se trata de una vista de la avenida 18 de Julio pintada desde uno de los pisos más altos del Palacio Salvo. Tuve la oportunidad de ver una foto de la obra y les aseguro que sólo Castagnet y su capacidad de captar luces y sombras con sus pinceles, su talento para dibujar y plasmarlo todo en el papel, logra transformar a la 18 de Julio de hoy en un lugar hermoso.

Esta vez Castagnet se va a Shangai, a la ciudad más poblada de China, cuyos habitantes superan los 20 millones. Allí exhibirá una obra suya tan emblemática como la celeste.

¿O acaso puede haber algo más uruguayo y representativo de Montevideo que 18 de Julio? Participará en la Bienal con los mejores artistas de Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia Australia, Corea del Sur y Japón.

Los organizadores de la megaexposición, en un comunicado oficial, difundido ayer destacaron que se expondrán también obras del Príncipe Carlos de Inglaterra que "contribuirán a jerarquizar aun más la Bienal". Es evidente que quienes redactaron la información no han estado por la Ciudad Vieja de Montevideo, concretamente en Pérez Castellanos y Yacaré, donde Castagnet tiene su atellier al que visitan -en temporada- cientos de turistas que vienen en los cruceros.

Seguro que no han pasado por allí, porque si no se hubieran llevado una buena colección de sus acuarelas en las que se luce y brilla Montevideo desde muchos ángulos, al igual que la avenida de Mayo de Buenos Aires o los cafés de París o Boston.

Y tal vez hubieran hecho la misma pregunta que un galerista de Nueva York le hizo a una de las nueras de Torres García, contemplando un cuadro de uno de los discípulos de Don Joaquín: "¿Qué tienen el agua y la luz de Uruguay que sigue dando tantos y tan buenos artistas?"