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DANIEL ISGLEAS

La fórmula nacionalista pisa el acelerador y sale a jugar el partido en la cancha de la izquierda: la Universidad, la central obrera y los barrios populares, porque se siente que no hay lugar "vedado" y no se está dispuesto a "ceder" terreno.

A 56 días de la elección del 25 de octubre, Luis Alberto Lacalle y Jorge Larrañaga recorrieron ayer tres coordinadoras de listas de Montevideo reunidas en cinco manzanas a la redonda en el centro de Colón. Y van por más actos conjuntos de las listas de Unidad Nacional y Alianza Nacional, en Belvedere, la Unión y otros barrios, convencidos de que el mano a mano les dará dividendos.

Los actos conjuntos no son la única novedad. La fórmula tiene banderas propias y un jingle común que sonó ayer en el local de Garzón y Carve, de la lista 404, de Luis Lacalle Pou y Álvaro Delgado; y se repitió más tarde en el de la lista 2004, de Jorge Gandini, Javier García y Pablo Iturralde, a la vuelta, en Hudson y Garzón; y también cinco cuadras más al Sur, en Casavalle y Garzón, en el de la lista 71 de Luis Alberto Heber y Gustavo Penadés.

La relación con la central de trabajadores Pit-Cnt desvela al candidato presidencial nacionalista. No quiere excluirlos de una futura gestión de gobierno, a pesar de las señales hostiles que ha recogido en los últimos días. Pese a eso, Lacalle sigue con la "mano tendida" hacia el movimiento sindical, de quien no se siente enemigo pero tampoco está dispuesto a cederle terreno.

Luego de haber sido masivamente criticado por la central durante el paro del jueves 27, Lacalle le devolvió el guante al Pit-Cnt cuando le recordó que días atrás fue recibido en su sede de la calle Jackson y donde registraron coincidencias en una política que propenda a que haya mayor empleo. Sin embargo admitió que se sorprendió cuando, ocho días más tarde, la central le organizó una movilización en su contra con paro incluido.

LA MANO TENDIDA. "El Pit-Cnt es un centro de poder sindical y político. A no engañarnos. Tienen dos gorras, la del Pit y la del Frente Amplio", afirmó el candidato presidencial en un discurso en la sede de la lista 2004, la lista de Larrañaga en Montevideo, en donde declaró no sentirse un extraño. Hay dirigentes en la central de trabajadores "que son blancos", agregó. Pidió entonces "no ceder" terreno a los que son de izquierda, y anunció que apoya una convocatoria a trabajadores y estudiantes nacionalistas que hará en breve la Secretaría de Asuntos Sociales (SAS). "Eso es para que se vea que no cedemos ni un cachito", subrayó. Y adelantó que hará actos en La Teja, el Cerro y otros barrios. "Bueno fuera que no podamos ir a un sindicato, (o) hablar de trabajadores", añadió. A pesar de las críticas recibidas de los dirigentes sindicales, Lacalle ratificó que tiene "la mano tendida" a la central, a pesar de que no dejó pasar que "a los ocho días (de la reunión con el Pit-Cnt) déle con la motosierra y déle con la motosierra…".

"Al fin y al cabo, así no hay que actuar. Yo les contesto que vamos a seguir con la mano tendida. Y quiero que todo el mundo quepa en el próximo gobierno. Eso no lo va a impedir nadie", destacó.

"Hicieron paro antes de que ganemos. Eso se llama foul en el vestuario. Es que están asustados", apuntó en el mismo acto el diputado Gandini.

LA UNIVERSIDAD. Lacalle recordó que cuando asumió en marzo de 1990 pidió "una tregua" hasta fin de ese año al Pit-Cnt porque enfrentaba una situación económica delicada. "Ni una semana de tregua al gobierno del Partido Nacional", dijeron. Y agregó que terminaron yendo cinco veces a Casa de Gobierno a dialogar con el presidente.

Además, Lacalle reveló que, desoyendo consejos de sus allegados, días pasados fue a la Universidad. "¿Por qué no voy a ir al Paraninfo de la Universidad de la que fui alumno, la que fundó Manuel Oribe y donde hay estudiantes blancos en los claustros y en los consejos de mucha facultades?", preguntó. "Eso no es territorio prohibido" para un nacionalista, agregó.

Más tarde en un acto de la lista 71, el ex presidente dijo que no hay barrio montevideano donde el partido no esté representado. "El partido está más fuerte en los sectores más populares, tiene académicos y trabajadores, empleados públicos y privados, gente joven y de años, gente encumbrada y otra que apenas sabe firmar", indicó, lo cual es "indicio de fortaleza y flexibilidad".

"No excluimos a nadie ni tenemos enemigos. Nos vamos a encontrar" con el Pit-Cnt, insistió. Lacalle adelantó que se dispone a preguntarle "a más de un millón de trabajadores no afiliados al Pit-Cnt si están con la lucha de clases, con la destrucción o apoyan que en el país empiece una política laboral nueva, un tiempo nuevo".

¿Entrar o no entrar en la confrontación con el Frente Amplio y exponerse a una nueva respuesta en interminable saga? Esa es la pregunta que dentro del Partido Nacional aún se hacen algunos dirigentes que no consiguen una postura única.

Tanto Luis Alberto Lacalle como Jorge Larrañaga y alguno de los dirigentes intermedios, muestran dos actitudes diferentes en las apariciones públicas. Lacalle es el primero en tomar distancia: "Nosotros somos un partido, el Frente Amplio es un rejunte con motivaciones electorales", dijo ayer en su recorrida. "Nosotros no insultamos, y cuando criticamos no vamos a lo personal. Larrañaga y yo nunca nos faltamos el respeto", añadió, en comparación a la relación entre José Mujica y Danilo Astori.

Y siguió marcando al Frente cuando sostuvo que el presidente Tabaré Vázquez "está prendado" por la continua negociación interna en la izquierda, y dijo que cada tanto le pegan "tirones" de un lado y de otro, como cuando quiso firmar un TLC con Estados Unidos o cuando pretendió impulsar una solución global para las víctimas de los enfrentamientos de los años 60 y 70.

Jorge Gandini dijo ayer que Astori es "un soplón" de Mujica porque quiere acompañarlo a un debate, en tanto Gustavo Penadés sostuvo que el ex ministro "fracasó" en su gestión.