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Recibir una carta por el correo tradicional, en un sobre con una estampilla, con los datos escritos a mano… Es algo que se ha ido perdiendo con la irrupción de la tecnología, pero que iniciativas como el Magno Trueque intentan rescatar.

“Como bien lo dice el nombre es un intercambio de algo. ¿De qué? De tarjetas hechas a mano y enviadas por correo tradicional”, explicó Silvana Chambon, docente de Idioma Español de Nueva Helvecia (Colonia) que dicta talleres de scrap y otras técnicas vinculadas al papel.

Su emprendimiento se llama Casa Magnolia, por eso el nombre de Magno Trueque para esta convocatoria en que desconocidas –o no- se mandan tarjetas hechas a mano por ellas mismas.

Si bien la mayoría de las participantes está en la movida del papel, no es necesario saber alguna técnica referida al tema, basta con tener ganas y animarse a ser parte.

“Me pasó que una vez se anotó una chica que es psicóloga, que nunca había hecho nada con papel, pero le encantaba la idea de poder compartir y de crear. Cada vez se van animando más al ver que no se pide nivel de nada, solamente que quieras compartir y conectar con otra persona y conocer gente nueva. Va por ahí el espíritu del intercambio”, agregó su impulsora.

La idea no es nueva, el penpal (establecer un vínculo por correspondencia con gente que no se conoce) existe hace mucho. Lo que Silvana hizo fue adaptarlo a las tarjetas ya que como se dedica al cardmaking acumula muchas tarjetas y nunca termina de enviarlas o venderlas todas.

“Fue como una forma de hacerlas circular”, contó a El País.

La pandemia también hizo lo suyo. “En la época de confinamiento mucha gente empezó a explorar y redescubrir su lado más creativo o artístico, comenzó a probar cosas nuevas y le gustó la idea de aprender”, apuntó Silvana.

El Magno Trueque comenzó en junio del año pasado y desde entonces, salvo un par de meses, ha habido uno por mes.

Al principio de cada mes Silvana coloca la placa que lo anuncia en un posteo de Instagram (@casamagnolia_nh) y los interesados se anotan allí.

Una semana después sortea para ver quién le manda a quién y quién recibe de quién. Cuando la persona lo sabe debe comunicarse con el destinatario de su tarjeta para pedirle los datos dónde mandarla.

“Yo les aconsejo que le pregunten, por ejemplo, cuál es su color favorito y les hagan algo con ese color”, señaló Silvana, quien además ayuda tirando una consigna. A veces no la hay, pero se ha dado cuenta de que ayuda que exista una porque le da más seguridad a las participantes, les sirve como guía.

Este mes se impuso como tema el Día Internacional de la Mujer. “Mi idea es que logremos un mensaje especial de mujer a mujer, practicar un poco la empatía y la sororidad uniéndonos en esto que nos identifica que es el amor por el papel”, detalló teniendo presente que hasta el momento el Magno Trueque solo ha convocado a mujeres.

Por lo general son mujeres de entre 20 y tantos y poco más de 50 años; alguna de 60.

Si bien participa mucha gente de Montevideo, se han anotado de todo el país. “Hubo un momento que creo que hubo una persona de cada departamento”, comentó Silvana.

Están las que se anotan todos los meses, que son “las fieles seguidoras”, como ella las define. Hay otras que van rotando y casi siempre están. Si no lo hacen es porque saben que ese mes no tendrán el tiempo suficiente, requisito que Silvana les pide especialmente para que nadie se quede sin su tarjeta o reciba algo hecho a las apuradas.

Cuando las participantes reciben la tarjeta les pide que la publiquen en sus redes con el hashtag #magnotrueque etiquetando a su creadora y a Silvana, que de esa manera controla que todo esté saliendo bien.

Por ahora eso se está cumpliendo porque cada mes se anota un promedio de 30 mujeres. La primera vez llegaron a ser 70, luego la cantidad fue cayendo por distintas razones. Es un número que su impulsora puede controlar, porque si lo hiciera internacional, como se lo han sugerido, no podría manejarlo.

“A mí me parece que es una manera de volver al correo tradicional, que tiene otro tiempo y eso hace que cultivemos la paciencia. También es volver a la escritura a mano, a crear cosas, y valorar el trabajo y el tiempo del otro. Algo que siempre les digo a las gurisas es que la otra persona te está regalando tiempo que dedicó en hacer algo para vos; eso es sumamente importante”, destacó la emprendedora.

Otra cosa que la pone contenta y orgullosa es que de esos intercambios han surgido amistades que a veces van más allá del envío de correspondencia.