Redacción El País
“Uruguay es una plaza que me encanta, hay mucha emoción por volver” comenta Andrea Chinetti, directora de la compañía Ballet Contempráneo del teatro San Martín que regresa, solo por esta noche, al teatro Solís.
“Tienen un público hermoso, la ciudad es preciosa, y además se trabaja muy a gusto, así que es un placer estar nuevamente por allí”, agrega.
La compañía de danza más importante de Argentina vuelve luego de 12 años, y lo hace con un espectáculo que tiene coreografía del italiano Mauro Bigonzetti y que se volvió un título clásico para esta institución porteña.
Igualmente Chinetti ha vuelto para trabajar con el Ballet Nacional del Sodre (Un tranvía llamado deseo, Carmina Burana), aunque ahora regresa con la compañía que dirige, y con sus bailarines.
Cantata (entradas en Tickantel desde 500 pesos) es definida como una obra sobre el sur de Italia, de los pueblos y los personajes que allí viven.
“Es una obra muy alegre. Pasa por todos los estados emocionales pero termina muy arriba, como fiesta de pueblo italiano. Es muy disfrutable el espectáculo”, dice.
La creación de este ballet surgió cuando el coreógrafo se encontró, mientras recorría el país, con cuatro cantantes.
“Ellas cantaban en la calle, en bodegones y habían recopilando canciones de diferentes pueblos y épocas”, explica. “Él las conoció caminando en la calle, las fue a ver a un espectáculo en un bodegón y eso a él le disparó trabajar con estas cantantes y estas canciones típicas del italia”.
—Vienen un una sola función, ¿a qué se debe?
—Es difícil ir por una sola función, pero muy necesario porque cada vez es más difícil salir. No somos una compañía pequeña, tenemos 33 bailarines y en esta oportunidad viajan 24, lo que es un número importante. Agradecemos el esfuerzo que han hecho todos para que esto suceda, desde la dirección del teatro como del Solís y sabiendo el desafío que es para los técnicos que, sin ellos no somos nada.
—Ha trabajado toda su vida en el ballet del San Martín. Fue bailarina, maestra y ahora es la directora. ¿Qué le atrae de la institución?
—Agradezco poder haber estudiado en la Escuela Nacional de Danza de la cual soy profesora nacional. Cuando terminé mi carrera, muy joven, se crea la escuela del teatro San Martín que es nuestro semillero, y he sido profesora por más de 40 años. Ahora estoy avocada a la dirección, la programación o a las reposiciones de las obras. Igual, uno no deja de ser bailarín porque deja de bailar, se es bailarín toda la vida.
—Ha trabajado varias veces junto al BNS, ¿ cómo ha visto su evolución?
—Fui el primer año que llegó Julio Bocca (2010), llevamos Un tranvía llamado deseo y después fui varias veces a poner obras de Mauricio (Wainrot). ¡Cómo creció la compañía!. Hace tiempo que no la veo porque la última vez fue antes de la pandemia, pero han tomado gente de todas partes, eso es muy rico para una compañía.