En dos días el Auditorio Nacional Adela Reta recibe a la compañía sueca Cirkus Cirkör, con un espectáculo de circo de vanguardia que se presentará en seis funciones, todos los días, desde el martes hasta el domingo, siempre a las 20.30 . Se trata de Knitting peace, que conjuga acrobacia, danza, música y un poco de teatro, con un fuerte acento poético. Las entradas se venden en TickAntel y en la sala (Andes y Mercedes), y valen $ 1100, $ 900, $ 800, $ 500 y $ 250.
El show se inscribe en lo que se llama el nuevo circo, que uno de sus integrantes, Alexander Weibel Weibel, lo define así: "La diferencia entre el nuevo circo y el tradicional, es que este último tiene como fin la técnica. Se hace el truco, sonríes, y el público aplaude. En el nuevo circo no es el fin, sino una herramienta para expresar otra cosa, ir más lejos, que el público se pueda llevar otra cosa. Y además el uso de las nuevas tecnologías, y sin animales".
Weibel es madrileño, estudió ingeniería, pero en un momento sintió que el circo podría ser su camino profesional. Para eso le ayudaron sus estudios de circo, pero también de artes marciales: en su camino para formarse estudió en Rusia, y luego en Estocolmo, donde se unió a Cirkus Cirkör, la compañía más grande del país en su género. "En este show hago muchas cuerda floja y equilibrio en distintos elementos, combinando todo eso con música, ya que desde pequeño soy violinista", explica.
El artista señala con respecto al espectáculo que presentan: "El show no cuenta una historia concreta, lo que intentamos es despertar sentimientos en el público y que cada uno lo asocie a sus vivencias. El show se llama Tejiendo paz, y tiene por idea central la pelea. Cada uno tiene sus propias peleas: pero no servimos nada en bandeja. Lo que buscamos es que el público note eso, por lo que lucha".
Tiziana Prota es italiana y hace acrobacia aérea, trapecio, y canta, entre otras habilidades. "El show es muy físico, son como 90 minutos de espectáculo y estamos casi siempre en el escenario. Y tiene momentos de gran exigencia física, como cuando escalo como un muro como de lana. Visualmente predomina el blanco, y el vestuario tiene algo como de estropeado, que tiene que ve con eso de la lucha", cuenta la artista, agregando que si bien el espectáculo, con el intervalo, puede que dure dos horas, a ellos les lleva seis horas, que incluyen toda la preparación y demás.
La vivencia de un número acrobático es muy particular, como relata este artista español: "Cuando estás ahí tienes que estar concentrado en lo que estás haciendo, pero a la vez tienes que pensar en el público, en todo. Si se imprimiera todo lo que piensas mientras haces el número, serían páginas y páginas, desde relajar la cara hasta tocar bien, pensar en la luz. Son muchas cosas a tener en cuenta. También demanda un trabajo de compañerismo, de confianza: hay momento de peligro en los que tiene que confiar en los demás".
Ahora van a estar fuera de casa como dos meses y medio, pero en las giras europeas los viajes son más cortos, y van y vienen todo el tiempo. Sobre una vida con tantos viajes, y tanto cambio de ciudad y escenario, el violinista y equilibrista reflexiona: "Hay que saber llevarlo: si te gusta y estás a gusto, disfrutas mucho. Estás siempre conociendo gente nueva, viajando, es un poco hasta sobredosis de información. Siempre estás con cosas nuevas, sitios nuevos, de una cultura a otra".
"Me decidí a dedicarme profesionalmente a los 22 años, casi 23, y mi familia lo llevó muy mal, porque estaba dejando de lado tres años de estudiar ingeniería en telecomunicaciones. Mi padre es ingeniero y obvio que no le pareció lo mejor. E hicimos como un trato: probar un año y ver cómo me iba, o volvía a mis otros estudios. Ahora están muy contentos, orgullosos de tener un hijo que hace algo tan raro y que le va bien".
Acrobacias hechas con la mente y el corazón.
La compañía Cirkus Cirkör se fundó en 1995 con la perspectiva de querer cambiar del mundo a través del circo contemporáneo. Su nombre reúne las palabras Circo y Corazón, y su misión es lograr un mundo y una vida más conscientes a través de sus valores, destacando un compromiso con lo que hacen, la calidad del espectáculo y la puesta en práctica de un individualismo colectivo. Hoy Cirkus Cirkör recorre el mundo con diferentes espectáculos, prepara eventos circenses para organizaciones y da clases para niños y jóvenes. Cuenta con una escuela secundaria reconocida internacionalmente e implementó la educación en circo a nivel universitario en la Dance and Circus University de Estocolmo. A su vez tiene la Cirkör Lab, plataforma que se dedica a la investigación. A la fecha, más de un millón y medio de personas han visto sus espectáculos.

Compañía sueca desde el martes, invade la Adela Reta