Otra voz uruguaya triunfa en grandes escenarios

Marcelo Guzzo. El barítono tuvo un exitoso debut en Italia

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ALEXANDER LALUZ

El barítono uruguayo Marcelo Guzzo, actualmente radicado en Nueva York, hizo su debut operístico en la sección Música y Danza del prestigioso Festival de Taormina, Italia, a mediados del pasado mes de agosto.

Este debut fue con un papel que conoce muy bien: Alfio de Cavalleria rusticana, una ópera de Pietro Mascagni y libretos de Giovanni Targioni-Tozzett que integra el repertorio obligado del género. Guzzo cantó por primera vez a este personaje en noviembre del año pasado, en un exitoso concierto en la Casa de Ópera de San Antonio, Texas, junto al cantante Andrea Bocelli. Y ahora, fue con este drama de neto corte verista al ámbito cultural que lo gestó en el siglo XIX, y con una producción a cargo de un trío femenino de gran prestigio: Kerry Wilson en la dirección musical, Patricia Palton en la régie y Francesca Cannavo en el vestuario.

"El Festival de Taormina -contó el barítono a El País- es uno de los más importantes de Italia y la invitación para formar parte del elenco llegó a la agencia de representación con la que trabajo en New York, inmediatamente después del concierto con Andrea Bocelli en Texas".

Esta invitación significó un doble compromiso. Primero, por la intensidad dramática del personaje. Pero sobre todo por interpretarlo en Sicilia, la sede de este extenso festival y el escenario histórico donde se desarrolla el melodrama de Mascagni. "Naturalmente que siempre es importante cantar enfrente a cualquier audiencia, pero hacer Alfio en su escenario natural, propio, es un desafío mayor. Había que ser, más que nunca, convincente en lo vocal y en lo interpretativo".

Como suele suceder en estos festivales que convocan figuras de primer nivel, los espectáculos tienen una muy importante respuesta de público. Y el caso de esta Cavalleria rusticana, que fue puesta en el Teatro Antico di Taormina el 19 y 21 de agosto, no fue la excepción. "Las funciones estuvieron completamente agotadas con más de 5.500 personas en cada representación". Esta respuesta "generó de antemano una especial responsabilidad para todos", reconoció Guzzo. "El público conocía la obra y estaba dispuesto a emocionarse, se podía sentir". Y no fueron defraudados.

La dirección de Kerry Wilson, del Metropolitan Opera House de Nueva York, condujo al elenco de cantantes y a la orquesta a momentos de gran intensidad expresiva. Los rasgos más destacados de su performance fueron "el entendimiento musical, el control y la amplitud de expresión que alcanzó en esta obra llena de poder y belleza. Fue un verdadero placer colaborar con ella en esta producción".

El planteo escénico de Panton, quien ha colaborado en más de una oportunidad con las temporadas del Teatro Colón de Buenos Aires, fue también profundo y atento a las tensiones afectivas y dramáticas de la historia. "Ella supo aprovechar magistralmente la belleza del lugar y el escenario". Fue "una propuesta clásica que rescató los valores más notables de este clásico del verismo".

El trabajo como Panton "me permitió encarnar el Alfio con vigor y humanidad. Fue de enorme ayuda, además, el poder situarnos en suelo siciliano y recoger vivencias, historias, colores y escenas de esa cultura tradicional fascinante".

Tras esta actuación, que recibió elogios de la crítica y el público, Guzzo comenzó la preparación de los proyectos que ya tiene agendados para 2010. "Son realmente importantes y el trabajo previo es enorme. Esto recién empieza, Dallas Opera, New York City Opera, San Antonio, Lecce en Italia y Tel Aviv están entre lo planeado. Se suman además varios conciertos y especialmente en el Weill Hall del Carnegie Hall que espero ansiosamente".

En la formación continua

Marcelo Guzzo comenzó su formación musical en Uruguay, en la Escuela Nacional de Arte Lírico. Por su talento e interés en la formación constante, viajó muy tempranamente al exterior para estudiar con maestros europeos y estadounidenses. Algunos de los ámbitos académicos en los cuales completó sus estudios fueron el legendario Conservatorio de París o en los programas internacionales de La Scala di Milano.

Los retos de una carrera

"Los cantantes uruguayos están muy bien vistos en el exterior y ello es gracias a mis colegas compatriotas, como el gran Erwin Schrott, María José Siri, Darío Solari, Carlos Ventre, Luz del Alba Rubio", contó Guzzo a El País. No obstante, las exigencias siguen siendo enormes. "Se busca la perfección estética y musical como punto de partida y sólo con la voz parecería ser que no alcanza. Uno tiene que ser un gran actor, carismático, estar en forma, lucir bien y además ser un gran cantante. Manejar idiomas, distintos estilos y repertorios. La lista es extensa". Esto lleva a que la vida artística y la cotidiana se vuelvan un cruce constante "de desafíos y lo único permanente es el cambio. Ello conlleva la responsabilidad de cambiar en espiral, siempre creciendo con uno mismo en todos los ámbitos. Este proceso se acentúa aún más cuando estamos en el exterior seguramente. Se aprende a valorar los afectos que desde casa son pan de cada día y en el mejor de los casos se aprende a vivir más en el presente.

Es una bendición el poder desarrollar el talento y la devolución es muy alta: es apasionante más allá de los resultados".

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