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Trueno en el Teatro de Verano: fiesta juvenil de rap argentino a prueba de protocolos

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Trueno

CRÓNICA

El sábado, el rapero argentino Trueno (Mateo Palacios) presentó su disco "Atrevido" en el Teatro de Verano, con entradas agotadas

Minutos antes de las 20.00 las colas eran largas afuera del Teatro de Verano. Adelante, algunas chicas esperaban desde las tres de la tarde con la intención de quedar al lado del escenario una vez que habilitaran el ingreso. Todas querían lo mismo: estar lo más cerca de Trueno, el rapero argentino que el sábado presentó su disco Atrevido en Montevideo y con entradas agotadas.

¿Qué artistas generaban este tipo de furor en anteriores generaciones de adolescentes, sobre todo venidos desde Argentina? La respuesta obvia o rápida tiene que ver con productos de corte Disney o Cris Morena, pero no es tan común encontrar, en el palo del hip hop, antecedentes de artistas muy jóvenes (Trueno tiene 18 años) que le cantaran a un público aún más joven con esta lírica y este nivel de masividad. Trueno tiene un promedio de escuchas mensuales de cinco millones y medio en Spotify y tiene, además de romance, crítica y profundidad en su poesía.

El sábado en el Ramón Collazo, el grueso de la audiencia rondaba entre los 15 y los 18 años, pero también había una cantidad de niños, algunos tan pequeños que sus gorros de viscera con el nombre del rapero parecían quedar enormes sobre sus pequeñas cabezas. Los adultos eran, en su gran mayoría, solo acompañantes.

A todos esos jóvenes, Trueno —Mateo Palacios, muy prestigioso freestyler— les empezó a cantar cerca de las 22.00 y estuvo una hora soltando barras que en muchos casos son autorreferenciales y reafirman la movida de la que es parte y el peso que, en la escena rioplatense actual, tienen hoy los raperos y traperos con enorme impacto comercial por fuera de los canales convencionales. "Somos pobres con futuro como Tévez", repite en "20.1.9", con la que abrió la noche, con un coro eufórico de más de mil personas.

Antes había calentado el ambiente el uruguayo Tess, con buena recepción y mucho autotune en su set.

Trueno estuvo acompañado de Kmi 420 que lo respalda en voces, su padre Pedro Peligro —también rapero, nacido en Uruguay— y sus productores Taiu y Tatool, y brindó un show contundente que estuvo lleno de energía tanto por la entrega física como por los beats y el rapeo en sí. "Mirá Trueno, este es mi país", le dijo su padre a poco de haber empezado el show, mientras miraba a una platea que mantuvo el entusiasmo a pesar de los en general muy estrictos protocolos.

A pesar de estar al aire libre, en el Teatro de Verano el uso de barbijo fue obligatorio y el expendio de bebida se realizó con vendedores que circulaban por las gradas; es decir, no se podía ir a comprar a ningún lado. La compra era solo con efectivo y el personal de seguridad tampoco permitió que se fumara ni que hubiera gente de pie.

Trueno
Trueno en el Teatro de Verano. Foto: Damián Cejas Delgue

Todo se respetó salvo en los momentos en los que, desde el escenario, Trueno invitó al público a bailar y se desató cierta euforia que se extendió al menos por dos canciones: "Atrevido", en la que se presenta como el "vocero del ghetto" y le canta como tantas otras veces a su barrio, La Boca; y "Sangría", su colaboración con Wos que aquí fue punto alto del show.

Todos los temas de Atrevido, las dos sesiones que hizo junto a Bizarrap y la canción "Rain", ese tema introspectivo que le inspiró un día de lluvia, conformaron un set corto y contundente que hizo cantar y agitar como se pudo (a los gritos y con los brazos en alto) a todos esos adolescentes que se reunieron para escuchar a un ídolo que les dice que somos el brillo dentro de la oscuridad, que él y Wos son los únicos "wachos" que se atrevieron —en su momento— a cantar contra la policía, que reivindica al barrio y el baile y los amigos. Ese que se vino a Montevideo, la ciudad de buena parte de su familia, para tocar por primera vez ante público desde marzo, ese que finalmente estrenó en vivo "Mamichula" (una buena colaboración con Nicki Nicole) y que cerró cada tema diciendo "Fuck that shit" y ese que aseguró haberse llevado, de aquí, un amor "incomparable".

Un nuevo ídolo de la juventud, al que le bastaron una hora y una metralleta de canciones para dejar a más de mil chicos y chicas llenos de entusiasmo y con las ganas de saltar trancadas en el cuerpo.

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