Javier Ibarra tiene múltiples identidades que adopta según la ocasión. En canciones ha sido Javato, Javato Jones, el maestro del psicoanálisis, Jodeculos Ibarra o el gordo que la pisa bien. Pero Javier Ibarra es Kase.O, uno de los raperos más importantes de España, miembro de Violadores del Verso y con una exitosa carrera solista.
En Montevideo, ciudad futbolera por excelencia, Kase.O demostró que “el gordo que la pisa bien” es una metáfora que lo define muy bien. Sobre el escenario, en lugar de una pelota, maneja el show a su disposición y sabe jugar o tirar lujos cuando lo requiere.
El español volvió a Uruguay, esta vez para celebrar los 10 años de su disco Jazz Magnetism, publicado en 2011 y presentado en Uruguay en 2014 en La Trastienda. Tras eso había tocado en Montevideo en dos oportunidades, en 2017 y 2018, en el marco de su gira por el disco El Círculo, publicado en 2016.
Cinco años después, un lunes por la noche (el 27 de marzo) en la puerta de la Sala del Museo, la cola para entrar sobrepasa las dos cuadras. Las entradas para el retorno de Kase.O se agotaron en un par de días y mucha gente quedó afuera. Por la agenda apretada del artista no hubo segunda función, por lo que varias personas rondaban la Sala buscando alguna reventa.
La noche la abrió el rapero y productor uruguayo Mili Milanss, que dio un show sólido que el público apoyó, aunque con la ansiedad por la aparición de Kase.O. Cerca de las 21:10 la banda salió a escena y comenzó el recital con una especie de jam de jazz, con un par de samples de frases típicas de Kase.O.
Sonriente y a paso lento, finalmente salió el rapero al escenario. “¿Estáis guay? ¿Estáis felices? Hay mucha gente que les tiene envidia esta noche”, dijo dejando en claro que tenía presente el sold out de la sala.
Los músicos no pararon de tocar, mientras el rapero agradeció a Dios por su familia, sus hermanos, sus padres y el público. Agradeció a Dios pero también demostró que sobre el escenario todo gira a su alrededor. Levantó su mano derecha, abrió la palma y dijo: “Os voy a enseñar un truco”. Apenas cerró su puño, la banda paró y el público estalló. Fue la primera pisada
Tras soltar un par de frases de la canción “Filosofía y letras” de Violadores del Verso, el show empezó con “Libertad” y poco después se fue arriba con “Esto no para”, que puso a vibrar a la sala, y “Yemen”.
Esta gira llegó a Uruguay tras fechas en Chile y un Obras en Argentina el último sábado, en el que se emocionó escuchando al público ovacionarlo. Uruguay no quedó atrás con cánticos con su nombre y el típico “Oh, oh oh oh, oh”, que se entona ante cualquier show. En uno de esos momentos la banda comenzó a improvisar acompañando el cántico y el rapero tiró beatbox; fue una de las joyas de la jornada.
Kase.O también contó con la complicidad de una sala abarrotada de fanáticos que perdonaron un par de errores puntuales, como un sonido un poco saturado que se corrigió con el paso de pocas canciones, el corte de su micrófono durante el coro de “Esto no para” o que su retorno tras cinco años haya sido un lunes y en una sala que le quedó chica.
Uno de los puntos más interesantes de esta gira es la banda y su sonido, que le dan un plus musical al show rapero de Kase.O Está compuesta por cinco miembros, con momentos de protagonismo para cada uno de ellos y con uno que se llevó gran parte de los aplausos en Montevideo: Hugo Astudillo a.k.a Escandaloso Xpósito. Escandaloso es parte de la banda como saxofonista, pero tomó el micrófono y rapeó dos canciones que levantaron al público.
Como con él, el público se encendió en varios puntos del show: cuando Kase.O nombró a sus compañeros de Violadores del Verso y pidió una ovación para ellos, cuando se sentó en una silla y bajo una única luz blanca mostró sus inseguridades con “Basureta”, o cuando expuso su fanatismo por Leo Maslíah. “Es un loco como yo, háganselo saber”, pidió.
Cerca del final se paró al borde del escenario y se permitió un poco de vanidad. “Podría estar toda la noche tirando éxitos. Éxitos de cuando ni existían las visitas”, dijo, y luego lo demostró. A capela soltó un par de frases de varias canciones que el público coreó. Así pasaron “Vivir para contarlo”, “Quieres”, “Javat y Kamel” y “Rap contra el racismo”.
Tras dos horas llegó el final con dos canciones enérgicas y optimistas, “Cantando” y “Renacimiento”. Tras el cierre, con la banda yéndose del escenario bailando en trencito, los fanáticos se fueron de la Sala del Museo con el coro de “Cantando” resonando: “Y es que cantando yo me pongo bien, la vida va mucho mejor”. Puede sonar cursi, pero al menos por dos horas esa sensación primó, y todos olvidaron que era lunes en Montevideo.