MIAMI | PAULA BUSTAMANTE - AFP
La telenovela, exitoso producto televisivo nacido en América Latina que lleva más de 50 años consolidándose como género, gana protagonismo en EE.UU., donde desde hace unos años la fórmula se reinventa para cautivar a un enorme público.
El modelo tradicional de estos melodramas televisados, de hasta 300 capítulos de una hora de embrollos a veces inverosímiles, no se ha agotado. Pero el género que patentó Cuba con sus radionovelas, y que México, Colombia, Brasil y Venezuela desarrollaron con éxito luego, se ha impregnado en los últimos tiempos de las fórmulas de las series de situación (sitcom) estadounidenses y también de tiras creadas en Argentina y Chile.
"Los años que hemos pasado viendo esta época dorada de TV americana en cuanto a series ha permeado en nuestra industria, en sus ejecutivos, escritores, directores y productores, pero de una forma muy particular", explica Julio Cabello, productor de desarrollo de ficción y no ficción en la industria de la televisión en Estados Unidos y Latinoamérica.
Las dos principales cadenas de televisión en español en EE.UU., Univisión y Telemundo, lideran actualmente en varias regiones del país los índices de audiencia en las franjas horarias más importantes, ganándole incluso a los noticieros de las cadenas nacionales en inglés, gracias al atractivo de las telenovelas, que dejan al espectador sintonizando su canal.
Aunque Univisión, la cadena más influyente para el público hispano, transmite en su mayoría telenovelas hechas en México, su rival Telemundo se ha dedicado a producir sus propias historias con actores de diferentes partes de América Latina, o a adaptar en formatos más rápidos que la telenovela tradicional creaciones hechas en Chile, como la famosa ¿Dónde está Elisa?
Pero el ejemplo más exitoso de esta cadena fue la adaptación de la novela La reina del Sur, del escritor español Arturo Pérez-Reverte. El estreno de esa telenovela en marzo de este año fue el más visto en la historia de la televisión estadounidense en español. Más de ocho millones de espectadores vieron algunos episodios de la trama protagonizada por la actriz mexicana Kate del Castillo.
"Sin duda que para todos nosotros esa telenovela marcó un hito, porque además de cautivar a personas de todas las edades, hasta hombres jóvenes, también nos dio otra pauta de lo que podemos hacer como actores", dijo Cynthia Olavarria, actriz puertoriqueña de la telenovela de Telemundo, Mi corazón insiste.
Para Olavarria, "la telenovela es parte de nuestro ADN latinoamericano, porque son historias que dan esperanzas de superación, porque introducen al espectador en fantasías y porque sentados frente a la tele viendo una telenovela nos olvidamos de todo". "Pero tenemos nuevas formas de contar esos dramas y eso refleja un giro", dijo la actriz, ex- participante de Miss Universo.
CRUCE. Julio Cabello insiste en la influencia de las series en la producción de las telenovelas, y destaca el hecho de que no todas las telenovelas son hoy historias de amor, aunque el amor sea un ingrediente importante en la trama. "Hay mucha más acción en cada episodio, los personajes son muy fuertes -ya en lugar de 28 hay alrededor de 20, y las protagonistas no son víctimas sino aguerridas-, y en lugar de 120 episodios, algunas producciones duran 60 u 80 episodios, para manejar costos y extensión de la producción", dijo el productor de cadenas en Miami que trabajan para el mercado de Latinoamérica. Para Cabello, "la industria de la región está abierta a otros lenguajes, pero al mismo tiempo conserva su forma de comunicarse".
"Productividad, mercadeo y presupuesto han hecho que sea más urgente producir telenovelas en menos tiempo. Esto es como una fábrica", señaló por su parte Leonardo Galavis, director de Mi corazón insiste, sobre las telenovelas cortas que está produciendo Telemundo.
Aunque el género se reinventa, la telenovela tradicional sigue presente y conquista en EE.UU. al público hispano, que hoy representa el 16% de la población en el país. La mejor audiencia de la televisión hispana se debe a las telenovelas, que a su vez son el gran gancho para la pauta publicitaria. En 2010 el gasto en las campañas publicitarias en la TV en español llegó a 5.300 millones de dólares -el 9% del total gastado en publicidad televisiva en EE.UU.-, pero una cifra jugosa para los empresarios del rubro.