La polémica ha llegado hasta aquí

| Periodistas, líderes religiosos y "formadores de opinión" acudieron a la cita con el discutido film

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El pasado martes se llevó a cabo en el complejo Hoyts Punta Carretas el lanzamiento para invitados del film de Mel Gibson La pasión de Cristo, protagonizado por Jim Caveziel, que se estrenará comercialmente el jueves 25 del corriente. Una numerosa concurrencia, integrada por líderes religiosos, periodistas y otros "formadores de opinión", se congregó en las dos salas del complejo para asistir al film, hablado en hebreo, arameo y latín, que narra las últimas horas de la vida terrena de Jesús de Nazaret, el doble proceso a que fue sometido ante las autoridades judías y romanas, su condena a muerte y la serie de padecimientos que debió soportar a manos de la soldadesca antes de la crucifixión. Actúan también en La pasión de Cristo la actriz rumana (y judía) María Morgenstern en el papel de María, la madre de Jesús, y la italiana Monica Bellucci interpreta a María Magdalena.

El lanzamiento local del film sigue las pautas inauguradas pocas semanas atrás para su estreno mundial en los Estados Unidos. En lugar de utilizar los mecanismos habituales de promoción (bombardeo en los medios electrónicos, avisos en la prensa, se lo mostró a grupos cuidadosamente seleccionados —en su mayoría protestantes y católicos— que se comprometieron a no brindar detalles. "Desde haber sabido aprovecharse de la polémica hasta elegir un Miércoles de Ceniza para lanzarla en las salas estadounidenses, Gibson ha demostrado ser un genio de las ventas", comentó entonces un observador no muy amistoso.

La reserva con respecto a los detalles no ha sido empero el caso en esta ‘avant-premiére’, en la que más bien se ha buscado la opinión y hasta la confrontación entre quienes adhieren y quienes rechazan un film polémico como pocos. En esta misma página se recogen algunas opiniones de algunos de los asistentes a la función, y hasta una primera impresión de un cronista de EL PAIS que promete ser más largo en próximas ediciones.

REPERCUSIONES. Partidarios y adversarios del film están de acuerdo en que su descripción de los padecimientos de Jesús es particularmente cruda e impactante (latigazos, la corona de espinas, los clavos que atraviesan las manos y los pies) pero parecen discrepar con respecto al significado que se puede extraer de esas imágenes. Se ha visto en ellas desde "propaganda antisemita subliminal" hasta una llamado a la reflexión sobre el sufrimiento redentor. En medio de esa polémica, el film se ha convertido en el inesperado "blockbuster" (rompetaquillas) del invierno boreal. Estrenado en Estados Unidos el 25 de febrero pasado, en un estratégico Miércoles de Cenizas, se ha venido ubicando desde entonces al frente de las recaudaciones, y se calcula que pronto habrá de superar la barrera de los 300 millones de dólares.

Desde que Gibson anunció su proyecto, distintas organizaciones —cristianas y judías— expresaron su temor de que la película aumente la percepción de que los hijos de David fueron los asesinos de Cristo, algo de lo que fueron excusados en 1965, con la reforma del Concilio del Vaticano II. Gibson, de 48 años, ha negado una y otra vez que su obra sea antisemita. "Jesús murió por nuestras injusticias", dijo el actor en una entrevista a la cadena ABC en la que rechazó empero distanciarse de su padre, Hutton Gibson, quien llegó a decir que el holocausto judío nunca existió.

TRES VISIONES

NICOLAS COTUGNO | ARZOBISPO DE MONTEVIDEO

Me gustó mucho. Para cualquiera que tenga fe, es una película imprescindible. Es fiel a los Evangelios en los que se narran las doce últimas horas de Jesús. Esto es algo importante. Me parece que la película tiene una muy buena puesta en escena y logra comunicar lo que padeció Jesús. No vi la intención de contraponer cristianos y judíos o cristianos y romanos. Queda claro en la película que Jesús muere porque quiere. Fui a verla medio prevenido por el alto grado de violencia. Tal vez por eso no me pareció tan grave. A esta altura del cine, no podemos ser tan exquisitos, porque hay películas mucho más truculentas. En el film, efectivamente vemos que Jesús se transforma en sangre. Pero también se ve, cuando Jesús instituye la euscaristía y él dice: "Este es el cáliz de mi sangre derramada", entregada en su amor a nosotros.

EDUARDO KOHN | Presidente b’nai b’rith

No me gustó. Es un exceso de violencia. Le falta el mensaje que debería tener una película que pretende mostrar algo de Jesús. Creo que hay una operación de marketing, que fue la que generó la polémica. Además, es históricamente falaz. Los sacerdotes judíos no llevaban esas ropas y Jesús era un hombre muy popular entre la población judía. El director intenta atribuir culpas desde un punto de vista preconciliar. Gibson no está de acuerdo con la doctrina actual de la iglesia, que le ha quitado al pueblo judío, por comprobación histórica y por el diálogo, el mito deicida. Gibson retrocede más de cuarenta años para dar su mensaje y eso lo invalida. Esa concepción puede generar sentimientos antisemitas.

Jorge Marquez | Mision vida para las naciones

Me pareció excelente. No tengo la menor duda de que Dios intervino en la gestación de este film. Está filmada de forma que se entiende el sufrimiento de Jesús por los pecados de la humanidad. Los que piensan que es antisemita, deben reconocer que Jesús era judío, así como sus discípulos y su entorno. El rechazo hacia él también fue judío. Pero, y esto quiero enfatizarlo, la Biblia no dice que Jesús murió por culpa de los judíos, sino por los pecados de toda la humanidad. Entiendo parte de la reacción judía. Hay dos cosas muy tristes. Una es que los judíos no sepan reconocer que rechazaron al Mesías y perdieron la protección de Dios. Otra, que el cristianismo haya perseguido de manera tan malvada a los judíos.

Ritual Valioso

Guillermo zapiola

El título lo advierte. No es una película sobre la vida de Cristo, sino sobre su Pasión: las pocas horas transcurridas entre el arresto de Jesús en Getsemaní y la muerte en la cruz, más un breve epílogo que sugiere la Resurrección.

Mel Gibson elige, legítimamente, un ángulo para su tema, y se aferra a él con considerable coherencia. Los breves y calculados ‘flashbacks’ se integran naturalmente en la concepción del film como un ritual eucarístico en el que los vaivenes en el montaje, que vinculan reiteradamente el cuerpo y el pan, la sangre y el vino, apuntan a significados muy nítidos (y de una radical "catolicidad").

Se le pueden discutir al film ciertas opciones estéticas: su regodeo en la sangre, licencias poéticas (como su andrógino Satanás) que habilitan más sólidamente una sospecha de antisemitismo que la brocha gorda con que describe a sus villanos judíos, romanos y ‘gays’. Pero reducir la reflexión sobre el film a esos términos, o pretender extraer de él una condena global del pueblo judío como "deicida", sería empobrecer la perspectiva. Es posible que Mel sea personalmente antisemita, y seguramente su padre es un radical, pero esa discusión es ajena al cine. Dentro de él, Gibson se muestra como un artista personal que creyó en su tema, y un narrador cinematográfico irregular pero con frecuencia inspirado.

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