"El éxito me hace más poderoso"

| Del teatro al humor romántico, tras ser un héroe de acción

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EL PAÍS DE MADRID | GREGORIO BELINCHÓN

El cuerpo de Gerard Butler (Paisley, Escocia, 1969) no cabe en la silla. Él se mantiene en precario equilibrio durante la entrevista amoldando su musculatura al receptáculo.

Sólo sus risotadas rompen la proporción y lanzan la grabadora por los aires, coreando el vuelo con un "shit" y un par de "fuck".

Y sin ningún complejo, porque Butler pertenece a un estilo de actores marcados por haber llegado ya maduros a Hollywood. Como George Clooney o Hugh Jackman -cuyas carreras guardan enormes similitudes-, el escocés ve con cierta ironía todo lo que le está ocurriendo ahora... incluido el rumor de su romance con Jennifer Aniston, su compañera de reparto en El caza recompensas. Aniston y Butler recorren Europa -y más parece un viaje de novios vistas las fotos en cada capital- promocionando esta comedia en la que encarnan a un ex matrimonio que se mete en varios jaleos por culpa de sus profesiones: ella es una periodista que investiga un caso de corrupción policial; él, un caza recompensas que debe detener a su ex esposa por no presentarse a un juicio. El caza recompensas no da para más. "Me llegan miles de guiones. Y hay tantos malos... Es difícil encontrar alguno que me emocione, y sólo hago los que creo que sean realmente buenos".

EL ANALISTA. ¿La veteranía es un grado para olfatear en el mundo del cine? "Los jóvenes actores estallan como flashes y muchas veces se apagan. Yo he ido paso a paso, como Jackman, sí, y veo a Hollywood con cierta distancia. Agradezco todos los días lo que estoy viviendo, y al mismo tiempo no me tomo en serio. Ahora recuerdo mis días como abogado [estudió derecho antes de pasarse a la interpretación] con un enorme alivio, uf. Pero oye, eran vivencias que tenía que pasar, que me han hecho tal y como soy".

A Butler se le acumula la tarea de despachar trabajos: "Jamás he controlado mi carrera, y menos aún cuándo se estrenan. Porque que coincidan en Estados Unidos en cartelera Cómo entrenar a tu dragón y El caza recompensas comprenderás que me ha sentado mal. Primero, por el estrés de promocionar dos films a la vez; y segundo, porque he estrenado cinco películas en diez meses. La gente, como mucho, querrá verme un par de veces, ¿no?".

No será verdad, porque desde 2004, cuando logró cierto renombre con El fantasma de la ópera, Butler ha enlazado catorce películas: desde 300 y RocknRolla hasta La isla de Nim y La cruda verdad. Desde luego, no todo es calidad de primera. "RocknRolla es un ejemplo del tipo de cine que me gusta. Comedia oscura, violenta, sucia, con gancho... El caza recompensas no es oscura, pero me atrae esa clase de comedia en la que saltan chispas parejiles, en las que estallas en risas".

Todos esos trabajos, ¿le hacen sentirse integrado en Hollywood? "Cuanto más tiempo paso en el negocio, no sólo soy mejor actor porque aprendo, sino que entiendo mejor todo lo que rodea a la industria: el marketing, las cifras de taquilla, las conversaciones... Tengo una visión más global de las películas, y esa sabiduría y ese éxito me hacen más poderoso, lo que conlleva más libertad". Eso se ha reflejado en Días de ira, thriller que Butler ha protagonizado y producido: "Me ha encantado controlar todo el proceso hasta que el film ha llegado al público. Algún día dirigiré, aunque lo haré concienzudamente, no con cualquier historia".

Escenarios. ¿Qué ha perdido en este viaje? "Echo de menos el teatro. Mucho. Mis primeros trabajos fueron en los escenarios. Hace poco estuve en Saturday night live, y, aunque sea un programa de televisión, como se hace en directo delante del público, recordé aquellas viejas sensaciones". Ya ni hablamos de musicales como El fantasma de la ópera. "Sabía que aquel papel me cambiaría la vida, pero que no iría por ahí mi carrera. Igual que 300: me gusta la acción, aunque jamás me dedicaré sólo a ella. Estoy abierto a todos los géneros".

Última pregunta. Al inicio de la charla Butler ha asegurado que quería "disfrutar y exprimir" su carrera y su vida. ¿Eso incluirá sus múltiples relaciones sentimentales? Horas antes, Andy Tennant, el director de El caza recompensas, aseguraba que el rumor del enredo Aniston-Butler iba en contra de la película, que distrae la atención de lo más importante: el film en sí. ¿Qué piensa Butler? "Completamente de acuerdo. Parece que formamos parte de guión del film. Siempre que el público ha sospechado que los dos protagonistas se lo habían pasado demasiado bien afuera de las cámaras, un halo de negatividad rodeó el estreno. Piensa en Jennifer López y Ben Affleck en Gigli, una de los grandes mamarrachos de Hollywood". Que cada uno saque sus conclusiones.

La saga escocesa. "Cuando trabajo en Estados Unidos, me toca suavizar el acento. Me encantaría poder utilizarlo sin más, pero entonces no podría encarnar a ningún yanqui. En los últimos años en la vida real se me ha ido yendo el tono escocés, y cuando vuelvo a casa es muy embarazoso. En Escocia esa pérdida del acento es un sacrilegio, alta traición".

Gerard Butler se defiende así su inglés globalizado, normalizado para los estándares de Hollywood. Hace poco estuvo en The late late show, el programa televisivo estadounidense de otro escocés, Craig Ferguson, y ambos se rieron del habla ininteligible del primer escocés que triunfó en el cine: Sean Connery.

Tras el James Bond original han ido llegando actores como Alan Cumming (X-men), Billy Boyd (El señor de los anillos), Robert Carlyle (Todo o nada o El mundo no basta) y, sobre todo, Ewan McGregor y James McAvoy. Estos dos últimos han aprendido a compaginar la acción, el cine de autor y la comedia romántica: justo como el viejo Sean.

Lo que hará en el futuro

Gerard Butler rueda actualmente Coriolanus, adaptación de la obra de Shakespeare dirigida por Ralph Fiennes en la que interpreta a Tullius Aufidius. También planea encarnar en un film al poeta escocés Robert Burns.

En su futuro está también Machine gun preacher, la historia de Sam Childers, un hombre que en su juventud se dedicó al tráfico de drogas pero que tras una experiencia religiosa fundó en Sudán un centro de recuperación para huérfanos de guerra y niños soldados.

Los rostros menos notorios de Gerard Butler

Drácula

2000

No es exactamente la mejor versión del conde vampiro que el cine haya proporcionado, pero no fue culpa de Gerard Butler. E, incidentalmente, ¿alguien recordaba que el actor encarnaba justamente al conde?

Atila

2003

El papel que realmente dio a conocer a Gerard Butler a las audiencias norteamericanas: su personificación del rey de los hunos, en una miniserie que por una vez hacía justicia al personaje y no lo presentaba como un villano de una pieza.

Beowulf & Grendel

2005

Una adaptación del arcaico poema épico medieval, previa a la más aparatosa y notoria (y más insatisfactoria) de Robert Zemeckis. Esta coproducción anglo/canadiense/islandesa tiene a Butler en el papel principal.

Aspectos de una estrella

ORÍGENES. Nacido en Paisley Renfrewshire (Escocia), Gerard Butler es el más joven de tres hermanos, hijos de Margaret y Edward Butler. Pasó los primeros años de su vida en Montreal (Canadá) antes de regresar a Paisley (Escocia), tras la separación de sus padres. Creció con su madre, quien se volvió a casar pocos años después. No tuvo contacto con su padre hasta los dieciséis años.

TEATRO. Butler empezó su carrera como actor en las obras teatrales "Coriolanus" (que actualmente está llevando al cine y "Trainspotting" (luego filmada, pero sin él, por Danny Boyle), tras las cuales obtuvo su primer trabajo en una película, un papel secundario en "Su Majestad la Señora Brown" (1997), de John Madden, en la que Judi Dench encarnaba a la reina Victoria.

CANTANTE. El actor comenzó a tomar lecciones formales de canto incluso antes de ser elegido para participar en la adaptación para la pantalla de "El fantasma de la Ópera", de Andrew Lloyd Webber, que dirigió en cine Joel Schumacher. Se cometió a sesiones de entrenamiento durante varias horas al día desde enero de 2003 hasta junio de 2004, y durante esa época también se volvió muy cercano a su co-estrella Emmy Rossum, a quien ve como "una hermana menor".

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