Dos historias en ambiente BUCOLICO

| La obra "La gaviota" tiene una nueva versión en manos del prestigioso Claude Miller

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JORGE ABBONDANZA

Luego del ciclo de preestrenos franceses que tuvo lugar en estos días, dos de los títulos más calificados de esa selección se estrenan hoy en el circuito montevideano. El hecho permite al sector de espectadores que se siente más afín a esa cinematografía, disponer de alternativas dentro de una cartelera mayormente dominada por las producciones anglosajonas, que con sus despliegues visuales y su habitual estrépito suelen ubicarse en las antípodas de un material francés "de cámara", generalmente confiado al pequeño formato y al clima intimista.

Uno de esos estrenos de es La pequeña Lilí, adaptación libre que actualiza el cuadro pintado hace un siglo por Anton Chejov en La gaviota, que está considerada una de las obras culminantes de su escasa producción para la escena. Ahora el grupo familiar pasa unos días en el campo bretón, donde la famosa y madura actriz reúne en torno de ella a su hijo, su amante, su hermano y una muchacha que sueña con dedicarse al arte dramático. Las referencias del original chejoviano al teatro han sido trasladadas aquí al mundo del cine, alrededor del cual giran las aspiraciones, vanidades, vocaciones y renombres del caso. Este trasplante de un texto escénico tan eminente está en manos del realizador Claude Miller, un talento nacido en París en 1942 a quien se conoce a través de comedias y dramas donde su sensibilidad ha dejado múltiples constancias, desde La quiero con locura, Preludio para un amor o Ciudadano bajo vigilancia hasta Casi una mujer, La mejor manera de andar y Betty Fisher.

El espectador sabe que La gaviota ha tenido versiones en la pantalla con suerte dispar, desde la británica capitaneada por un rumboso elenco (Simone Signoret, James Mason, Vanessa Redgrave) hasta la italiana que hizo Marco Bellocchio con Laura Betti en el papel central. De hecho, el teatro de Chejov ha ido pasando al cine y no faltaron adaptaciones más o menos libres (y de ambientación actual) de algunas de sus piezas, desde Las tres hermanas (con Fanny Ardant) hasta Tío Vania (con Anthony Hopkins). Ahora, la propuesta de Claude Miller dispone de un reparto en el que figura la gran Nicole Garcia junto a la juvenil Ludivine Sagnier, Bernard Giraudeau, Jean-Pierre Marielle y Robinson Stévenin.

La carrera de Nicole Garcia en el cine ha tenido dos vertientes, ya que es realizadora además de ser una de las presencias más seductoras entre las estrellas maduras de la pantalla francesa, como recordarán quienes la hayan visto en Mi tío de América, Peligro en la intimidad o la propia Betty Fisher. La trayectoria de Miller, por su parte, comenzó en los años 80 luego de ser asistente de colegas mayores como Marcel Carné, Franois Truffaut, Robert Bresson y Jacques Démy, pero el prestigio acumulado desde entonces le ha permitido ser integrante del Jurado de festivales internacionales y presidente de L’Europe Cinéma, entre varios menesteres.

CAZADOR. El otro estreno es La mariposa, un drama singular en torno al hombre empeñado en cazar a una mariposa nocturna cuya belleza —se dice— sólo es comparable a la peculiaridad de su especie. El viaje del hombre detrás de esa criatura voladora tendrá complicaciones, porque una niña de extraordinaria curiosidad se suma al periplo y también ella perseguirá a la mariposa, aventura en la que no parece difícil encontrar referencias metafóricas sobre otra búsqueda en pos de la belleza inalcanzable y los seres libres que escapan a sus perseguidores. El director y libretista de la película es Philippe Muyl, a quien apoyan el fotógrafo Nicolas Herdt y el músico Nicolas Errera. El elenco está encabezado por el notable Michel Serrault, una personalidad cuya capacidad de maniobra cinematográfica ha sido tan enorme como para abarcar desde la farsa desatada (en La jaula de las locas) hasta el testimonio siniestro (en El doctor Petiot).

En una entrevista que Philippe Muyl concedió a la prensa parisina, el realizador confiesa que la idea de esta película se originó "cuando descubrí un sitio en internet consagrado a las mariposas. Me encontré una mariposa que se llamaba Isabelle y —como dice la niña en la película— pensé que era un nombre extraño. Poco a poco fue naciendo la historia del coleccionista que busca sin pausa a una mariposa tan rara. Y pensé que estaría bien que esa búsqueda se diera en un hombre de cierta edad, que ha vivido muchas cosas pero que lamenta no haber visto nunca la mariposa que siempre quiso ver".

Muyl había dirigido cortometrajes desde 1980 antes de realizar a partir de 1984 títulos como L’arbre sous la mer, Cuisine et dépendances o Tout droit disparaître, aunque ha conquistado mayor popularidad con una de sus labores más recientes, La vache et le Président.

Juicios de la crítica

n La prensa francesa se ha pronunciado abundantemente sobre los dos títulos que se incorporan a la cartelera montevideana. A propósito de La pequeña Lilí ha dicho que "antes de ser un film sobre el cine y una visión sobre ese mundo, es una película coral con personajes curiosamente simétricos: hay simetría entre la actriz madura y la actriz joven, pero también entre el joven realizador y su colega ya consagrado". Asimismo se ha señalado que "esta película destacable y sugestiva está notablemente actuada y llena de emoción", mientras otra reseña sostuvo que "dentro del film hay una pequeña obra de arte maravillosamente poblada por los actores", mientras también se opinó que "con enorme gracia, Claude Miller cuenta los sueños e hipocresías de una familia de gente del cine. Una joya de la que no querríamos separarnos nunca".

Sobre La mariposa, por su parte, se ha dicho que "cuando un viejo se enternece con una niña, eso produce una película conmovedora. Pero cuando además se trata de Michel Serrault, eso nos ofrece un dúo delicioso, un film refrescante, un placer". En otra de las crónicas referidas a la película, se la ha calificado como "un cuento luminoso e ingenuo, pero también carismático gracias a la humildad de Serrault y a la radiante presencia de la pequeña Claire Bounich", mientras una de las reseñas publicadas en París habló del film como de "algo justo, delicado, bellamente escrito, que nos deja un sedimento de larga duración. La complicidad entre los dos personajes centrales presta al relato un encanto sencillo, tierno y permanente".

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