Con ambiciones del siglo pasado

Regreso. Chris Martin, vocalista del grupo inglés, habla sobre su nuevo disco "Mylo Xyloto"

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THE NEW YORK TIMES | BEN SISARIO

Chris Martin, el vocalista de Coldplay, es una de las mayores estrellas de rock del mundo, especie para la que llegar tarde es un derecho. Pero se deshizo en disculpas cuando apareció en un restaurante, sin escolta, para una entrevista.

"Perdón por llegar tarde", dijo, usando una remera medio manchada que decía "No te metas con Texas" y championes ruidosamente coloreados. Y no usaba lentes negros, gorro ni ningún otro accesorio de los disfraces habituales de las celebridades.

En los hechos, Martin llegaba cinco minutos más temprano. En una conversación sobre el nuevo disco del grupo, Mylo Xyloto (Capitol) se enfocó en la "carga", tal como dijo, de estar en Coldplay. Para un hombre que ha visto millones de rostros en sus recitales (su última parada fue en el gigantesco Rock in Rio) parecía saber que el super-estrellato del rock no es lo que solía ser.

Coldplay llegó a la estratosfera del pop al mismo tiempo que la industria musical llegaba a su caída de la última década. La banda es, tal vez, la última en la línea de los grandes dinosaurios del rock. Sus contagiosos recitales que llenan estadios han ayudado a vender cuarenta millones de discos, un logro que apenas parece repetible en la actualidad. "De hecho son una de las pocas bandas de su generación que pueden trascender múltiples formatos de radio: rock, alternativo y otros", comentaba Tom Poleman, presidente de la Plataforma Nacional de Programación para el coloso de la radio Clear Channel. "Cuando tienes esa fórmula, es como dar con oro puro".

En lo que tiene que ver con la carga, está todo bien. Pero durante casi toda su carrera, Coldplay ha tenido que demostrar ser heredero del título de la Mayor Banda. En cierto momento eso implicó superar las duras críticas que los comparaban con Radiohead. Ahora, con el lanzamiento de Mylo Xyloto, dentro de una semana, Coldplay tiene que cargar un extraño peso al ser una de las pocas bandas capaces de vender tanto como los monstruos del pop, cosa que hace que el éxito o el fracaso que tengan estará cargado del simbolismo sobre la viabilidad comercial del rock.

¿Y cómo haces un gran disco de rock a la vieja usanza? Si eres Martin, para quien todo el tema de ser el vanidoso frontman que se supone que tiene que ser, nunca le salió con naturalidad, tienes que comenzar por ver videos de Springsteen y Dylan. "Miré mucho sobre Darkness on the edge of town, mucho de Blonde on blonde y de Sgt. Peppers y todos estos álbumes de verdad", decía el cantante, quien a sus treinta y cuatro años todavía tiene la mirada de un joven sorprendido por su buena suerte. "Me di cuenta de que teníamos que tomar una decisión. Y aunque el álbum sea una especie en peligro, teníamos que probar hacer uno bueno y coherente en un panorama en que parece ser una carrera de caballo contra auto".

A la hora de conversar, Martin es tan alegre como sus canciones son taciturnas, incluso cuando él no puede evitar terminar una frase sin un comentario autocrítico. Bromea sobre los paparazzi que persiguen a su esposa, la actriz Gwyneth Paltrow y dice que él se siente tan poco interesante que muchas veces es confundido con actores de películas en las que no participó. "Mucha más gente se me acerca diciéndome lo bueno que fui en Napoleón Dinamita que lo que hice en Coldplay", dice con una sonrisa.

Coldplay es una banda de este siglo con ambiciones del siglo pasado. Y la mayor parte de esas ambiciones las ha logrado. Se han mantenido constante y monstruosamente populares incluso en tiempos en que el rock ha retrocedido en los rankings de ventas y se ha achicado como formato radial. Su último disco, Viva la Viva la Vida or Death and All His Friends, consiguió tres premios Grammy y se convirtió en el disco más vendido del mundo en el año 2008, superando una vez más todas las expectativas.

Tal vez no haya mayor ambición roquera del siglo XX que un disco conceptual a mitad de la carrera. Mylo Xyloto es la puñalada de Coldplay en ese objetivo, vagamente estructurado como una historia de amor ambientada en una distopía orwelliana. Pero al mismo tiempo "disco conceptual" implica un desastre de ventas. Mylo Xyloto está repleto de melodías galopantes, pianos delicados y guitarras pestañeantes que los fans de Coldplay pueden esperar, pero también explora nuevos territorios para el grupo. Incluso incorpora a Rihanna en Princess of China, una canción de tipo rythm and blues.

Nada acalla a los críticos como la supervivencia. Habiendo superado en ventas y en vida a la mayoría de sus colegas coetáneas, Coldplay ha adquirido, gradualmente, cierto respeto. Una señal de esto: grupos de Facebook otrora populares, como el "Odio Coldplay tanto que quiero llorar" parecen haberse esfumado. "Estamos muy agradecidos por nuestro trabajo", dice Martin. "Incluso durante este tiempo en que hemos estado en el camino, la mitad de las bandas que hemos visto aparecer, hemos visto desaparecer, incluso aquellas bandas que eran masivas en el tiempo de nuestro primer disco. Así que cuanto más tiempo pasa más pensamos que es asombroso seguir juntos".

Brian Eno fue parte de la historia de un disco con un nombre particular

Mylo Xyloto pasó por varios giros durante los dieciocho meses en que el grupo trabajó en sus canciones. Jonny Buckland, el guitarrista, lo calificó como la destilación de dos discos planificados, uno acústico y otro electrónico. Las canciones también están vinculadas con un proyecto abandonado de hacer un film animado, cosa que podría explicar toques cinematográficos como varios interludios atmosféricos. La banda le pidió ayuda a Brian Eno, el reverenciado productor de David Bowie y de los Talking Heads, quien había tutelado a Coldplay en su gran reinvención con Viva la vida. Para representar un nuevo comienzo, Coldplay buscó un título "ingoogleable", según Buckland, el guitarrista. "Cuando llegás a tu quinto disco vas a ser juzgado con el fondo de tus trabajos previos y las expectativas que despiertan", dijo Buckland, "En un modo pequeño esto somos nosotros intentando liberarnos de esas expectativas". Presionado con respecto al título, Martin describió una especie de personaje mítico que significa la maravilla de la inspiración artística. "La música viene de un sitio que no conozco", dijo. "La música viene de un lugar que no conozco", dijo. "Como que viene desde los dedos de los pies. Así que se nos ocurrió la idea de que se pueden tener dígitos musicales, como dedos de xilofón". Sacude su cabeza, irritado de que reveló muy fácilmente su secreto. ¿Y qué hay de Mylo? "Es solo un gran nombre", dijo, "para cualquier cosa".

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