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Florencia Infante habla de su nuevo show, las mujeres en comedia y el amor del público

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Florencia Infante
Fernando Sardo

TEATRO

La comediante adelanta su segundo unipersonal: "Intensidad", que se estrena el próximo 24 de octubre en la Sala Teatro del Movie

Florencia Infante es actriz, comunicadora, conductora radial, integrante de Cyranos y madre. A sus múltiples actividades también hay que sumarle su segundo espectáculo unipersonal: Intensidad que estrenará el 24 de octubre en la Sala Teatro del Movie en una única función. Entradas en boletería del Teatro y web del Movie desde 500 a 650 pesos. Sobre el origen de este show, las mujeres uruguayas en el humor, el próximo Carnaval y su intensidad diaria, Florencia Infante habló con Sábado Show.

—¿Cómo han sido estos meses desde que estrenaste tu primer espectáculo unipersonal?

—La primera vez que nos embarcamos en esta aventura, era como un enigma de lo que iba a pasar, porque lo que me pasa con estas cosas es que no sé si realmente puedo ser alguien que convoca. Soy actriz de una escuela de arte dramática y estoy acostumbrada a trabajar toda mi vida en grupo. Ya sea en elencos de texto o con la compañía Impronta que es la compañía de Improvisación a la que pertenezco, lo más sola que había estado era con Dana Liberman, en dupla. Cuando surgió esto, consulté a Juan Pablo Olivera y Ernesto Muniz que son mis ángeles de la guarda, que les decía: ¿qué va a pasar? Y ellos me daban para arriba. Así que estoy recontenta.

Florencia Infante. Foto: Gentileza Club de Comedia
Imagen promocional de Florencia Infante en "Jardín de Infante", su primer unipersonal. Foto: Gentileza Club de Comedia

—Así fue que surgió Jardín de Infante.

—Cuando surgió eso fue bueno, porque no habíamos empezado y las cuatro funciones que íbamos a realizar ya estaban casi que vendidas todas, y después seguimos. No me gusta decirle a la gente que es la última y después sumar funciones, pero pasó eso. Como que siempre había más y después tuve que cortar por el Carnaval, pero estuvimos cinco meses en cartel con Jardín de Infante a sala llena. Eso fue muy bueno y para mí fue un ejercicio imponente, porque le fui encontrando el gusto. Me gusta decir que soy una actriz que hace comedia y no una actriz que hace Stand Up, porque siento que son como códigos que por ahí son distintos. En Jardín de Infante se pasaban por varias etapas, la gente se emocionaba, se reía y con Ernesto Muniz fuimos viendo que las cosas que más nos inspiraban de especiales que veíamos en Netflix, eran de comediantes que te vapuleaban y demostraban que desde la honestidad absoluta de uno mismo, con humor podés llegar a zonas interesantes; y como actriz le fui encontrando el gusto a eso.

—¿A qué cosas por ejemplo?

—Cómo meterme en esas zonas que eran honestas y mías. Y la gente terminaba cantando y se iba como loca de la función. Siento que se fue corriendo la bola entre las mujeres, porque eran muchas mujeres, también había hombres claro, pero había una cosa femenina ahí como en ebullición porque también desde la evolución sentí eso como eso de ser una voz femenina con la que se podían identificar. Tal vez por lo de ser multiempleo, de la maternidad, de buscar un espacio donde vos te sientas vos y feliz y alegre; y terminábamos con una sensación de libérense. Quedaban con esa sensación de llegar a la parada del ómnibus y sentirse como empoderadas. Y ahora estamos empezando la prensa de este nuevo show y viene bien la venta, y estoy feliz porque confío en eso de que algo pasó con el público.

Florencia Infante
Florencia Infante. Foto: Fernando Sardo

—Y ahora se viene el segundo unipersonal, Intensidad.

—Estamos preparándonos para el 24 de octubre con la obsesión que solo una actriz puede tener. Pobre Ernesto (Muniz, coguionista y director del espectáculo) siempre me embromaba que no podía estudiar para cada función todo el texto de nuevo; y a mí me encantaba eso. Hay un momento en el camarín en el que leo todo el texto, como si fuera la primera vez, siempre hacía la misma prueba de sonido, probaba las mismas luces que de repente otros no lo hacen.

—¿Será por cábala?

—No lo sé, lo necesito como actriz, y después salía todo bárbaro. Y ahora imaginate, es la sala grande del Movie y siento que es una gran responsabilidad porque como que es decirle a toda esta gente junta: gracias por confiar. Y para que después eso se transforme en otra cosa tenés que dar algo que esté bueno. Sigo creyendo que no puedo llenar el espectáculo de videos, tengo que estar ahí poniendo el cuerpo, la sangre, la carne; y es otra vez un show con una previa, así que la función es a las 21.30, pero la gente puede llegar a las 21.00 y van a estar pasando música y se va a convidar con algo para tomar.

—Así que se va a armar fiesta en el Movie el 24 de octubre.

—Sí, porque también fue comprender que para muchos es la única salida del mes, entonces cuanto más felices los podamos tener, mejor vamos a estar todos. Y después va a estar el show con un texto que me representa como soy hoy y ahora, que es distinto al show del año pasado. Para que la gente se vuelva a ir hasta la parada del ómnibus polenteados. Para sentir que la vida es un ratito, hay que aprovechar el tiempo para ser feliz e Intensidad tiene que ver con esto de ser yo pero en el tiempo en el que estamos viviendo. No hay tiempo para nada, todo es rápido y todo pasa, y en esto de que todo está pasando, te perdés un poco vos. Porque está la rutina, los hijos, la familia, esto, aquello y entonces hablamos un poco de eso, de los vínculos, del amor, la maternidad pero desde un lugar que es común a todos. No es un espectáculo ni para padres ni solo para mujeres, es esta cosa de cómo hacer para que las nuevas generaciones tengan ese espíritu de genialidad y no esta cosa que nos pasa a los grandes donde todo queda fuera de foco porque nos aplasta la vida. Todos en el fondo somos ese niño genial que éramos. Y ese niño en algún lugar está, solo hay que sacarlo a pasear un poquito para que reaparezca. Y en esencia el espectáculo es eso: reencontrarnos con ese otro que soy yo mismo.

Florencia Infante
Florencia Infante, actriz, conductora, madre y comediante todoterreno. Foto: Fernando Sardo

—¿Cuándo empezaste a armar este nuevo espectáculo?

vAntes de terminar Jardín de Infante, ya había cosas que no entraron en ese espectáculo y los rearmamos con Ernesto, otro colgado como yo. Nos mandabamos mensajes de audio diciendo propuestas y tirando ideas que a veces eran solo una palabra. Así que ya teníamos muchas ideas en mente, y cuando nos sentamos a escribir vimos que había mucha cosa que ya estaba escrita. Solo había que ordenarlo, nada más. Durante mucho tiempo este espectáculo se iba a llamar Ansiedad, y Juan Pablo fue el primero en señalar que esa palabra tenía una connotación negativa. Entonces entendimos que la palabra no era Ansiedad, era Intensidad, que se suelen confundir. También habíamos pensado en la palabra Intensa, pero también tiene una carga negativa, e Intensidad es algo que nos está pasando a todos ahora. La gente quiere sangre, pan y circo todo el tiempo. Ese es un gran resumen de todo esto.

—Pero es lo que sucede hoy, estamos todos en las redes sociales comentando o respondiendo temas intrascendentes. Y la gente se pierde de vivir en el medio.

—Tal cual, o estás en un recital y está todo el mundo con el celular, ¡pero mirá para adelante! O los que graban las presentaciones de sus hijos en la escuela. ¿Cuándo vas a volver a ver ese video? Nunca, mirá para adelante y largá el celular. De todo eso también vamos a hablar.

—Hay pocos espectáculos uruguayos de comedia protagonizados por mujeres, ¿a qué se debe?

—Creo que a las mujeres no se les permiten cosas en el humor que sí se lo permiten a los hombres. Creo que hay un montón de mujeres buenas que están haciendo cosas, pero con nosotras pasa esto de demostrar lo que hacemos.

—Cuando al hombre no se le exige lo mismo.

vNo se le exige. Creo que también son espacios tradicionalmente masculinos. Con el capocómico, la mujer siempre estaba acompañando al hombre gracioso, ayudarlo a levantar el centro y que eso sucediera. Creo que hay muchas mujeres buenas y un montón que seguro no conozco porque no soy de meter boliche y ver qué hay en el mundo del stand up, pero estamos logrando un lugar, cada una con su lenguaje y su forma de ser. Esta sala grande que me dan a mí ahora, entre las uruguayas solo la tuvo Manuela da Silveira, y hombres han pasado. Siento que algunas ya no tenemos que demostrar, pero es difícil. Incluso me pasó en una entrevista al aire, una comunicadora me dijo: te deseo mucha suerte, porque las mujeres acá no venden entradas. Le dije: me va a ir muy bien. Tuve cinco meses, que es mucho más que muy bien, pero está esa cosa y no sé porqué.

—Es el machismo metido en toda la sociedad.

—Sí, y por suerte también estoy en un grupo, humoristas Cyranos, donde quienes llevan la bandera son mujeres, nos escriben y dirigen las Jimenas (Vázquez y Márquez). La mitad del conjunto somos mujeres y son unos mujerones infernales. Por ese lado digo se puede, pero miro para el otro lado y ahh; y como esa sensación de si vamos a poder. No siento que alguien tenga que venir a darme una oportunidad, el lugarcito chiquito que tengo con años de laburo me lo he ido ganando y de repente hay gente que me va a ver y no le gusta lo que hago, pero no tengo dudas que quien me va a ver, ve el trabajo. Eso es algo que me preocupa, por eso soy tan pesada y quisquillosa. Porque si alguien paga una entrada está diciendo confío en vos, si confías en mí no te voy a defraudar. Porque si te defraudo no vas a venir más y quiero que vengas siempre, porque sin el público no hay teatro. Y el 24 es todo gigante, entonces estoy con muchas sensaciones. Estoy emocionada, asustada, preocupada por que vaya la gente, felicísima por estar ahí porque es una oportunidad interesante para mí y para quien va. Porque estar en una sala donde hay otras 600 personas, es fuerte también y esperando. El que espera desespera.

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—Y la gente te sigue, porque se identifica contigo y tu humor.

—Siento que hay mucha gente que se identifica conmigo porque somos como los que venimos de atrás, empujando a quien viene adelante. Siento mucho apoyo así, en este plan de dale que vamos. Vos hablá que venimos contigo, y eso me da un power, porque empecé bien de atrás. Entonces siento que conmigo viene una marea de cosas interesantes. Salir del barrio al curso de teatro, que alguien mágico te traiga, y lo único que hay es laburo. Siento esa energía de un público de pueblo, de barrio, de gente que me ve en el tablado de Manga que hizo terrible esfuerzo pero ya tiene la entrada. O madres que ya arreglaron y es su salida.

—Sos parte de una escuela de teatro, también del Carnaval, tenés espectáculo nuevo, sos madre, trabajás en radio, ¿cómo hacés para que te de el tiempo para todo?

—Sin drogarme, sin dormir (risas). Tengo la suerte de hacer cosas que me gustan. Sí me estreso, duermo poco, pero cuando se termina el día y paso raya, fui feliz. Ahora llegué como loca de dejar a mis hijos, pero en Océano FM, tengo unos compañeros que son una belleza y soy feliz durante tres horas y media. Y de acá me voy a un ensayo al que llego muerta, pero donde también soy feliz. Es facilísimo en realidad. Además de todo soy escorpiana, así que soy obsesiva. Delego pero soy como la mujer orquesta, pero no hago nada que no me de felicidad.

—¿Cuándo cambiaste?

—Hace unos años y funciona. Si hay algo que me queda incómodo lo suelto, y la gente lo entiende. No vivo una vida de lujos y riquezas. Porque después pensás: ¿para qué trabajo? Para pagar las cuentas, eso es fundamental, pero ¿cuánto más precisás de verdad? Haciendo esos recortes, encontré una manera de vivir en la que estoy feliz y bien. Y las cosas suceden, trabajé en lugares espantosos y si no perdés el norte, llega un momento donde empiezan a pasar cosas buenas, se abren otras puertitas. La radio Océano ha sido lo mejor, porque estoy en una vidriera donde me deja ser yo. Y pasa que hay gente que me ve en el teatro con alquien que no me conoce, y pasa bien, y me empieza a seguir también. Es un circulo que da laburo y no sé donde vá. No sé qué voy a querer hacer dentro de 20 años, hoy soy feliz y todos los días tomo decisiones para que eso suceda.

—¿Cómo vienen Cyranos para el próximo Carnaval?

—Ya arrancamos con los ensayos y estoy toda rota. Porque Cyranos, aparte de que me cae al dedillo, somos un grupo de obsesivos. Entonces todos los años competimos contra nosotros mismos, porque ya logramos un lugar de prestigio. Obviamente ese discurso de “yo salgo en Carnaval para divertirme” no se lo creo a nadie porque estás en un concurso y todos los que concursan quieren ganar, ya sea Carnaval, fútbol, tenis o lo que sea. Ya ganamos cuatro años seguidos entonces la competencia llega a un momento que es contra vos. Este año rompimos los esquemas otra vez y vamos cambiando los lenguajes para reinventarnos, y está buenísimo. Podríamos seguir haciendo la misma fórmula para siempre porque funciona, pero artísticamente deja de ser interesante para los que estamos en el colectivo. El año pasado demostramos que todos podíamos cantar y bailar, y todos tuvimos un solo, bailamos y actuamos; y este año es todo un poquito más.

—¿Qué podés adelantar del espectáculo de Cyranos?

—Solo te puedo decir que es un espectáculo muy feliz, nada más. No digo más, sino me van a matar. Pero ya está todo pronto, el espectáculo ya tiene título, texto y ya estamos con los ensayos de canto y coreografía.

Agradecimientos: H&M y Pause Spa Boutique

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