AP
El boxeador alemán Max Schmeling, cuyos enfrentamientos con el estadounidense Joe Louis iniciaron una guerra de propaganda entre el régimen nazi y Estados Unidos en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, falleció a los 99 años en su hogar de Hollenstedt.
El ex campeón mundial había nacido el 28 de setiembre de 1905 en un hogar humilde en una pequeña población del estado de Brandenburgo.
MAX VS. JOE. Schmeling se convirtió en el primer campeón mundial de los pesos pesados europeo al derrotar a Jack Sharkey en Nueva York, el 12 de junio de 1930, pero su extraordinaria carrera será recordada especialmente por sus dos peleas con Louis, que culminaron en una perdurable amistad entre ambos pugilistas pese a la atmósfera política que rodeó los encuentros.
Schmeling noqueó al invicto Louis en el duodécimo asalto el 19 de junio de 1936. El régimen nazi calificó el triunfo como "una señal de la supremacía aria". Schmeling subió al cuadrilátero con escasas posibilidades de triunfo. Las apuestas eran 10-1 en favor de Louis. Su victoria fue considerada una de las sorpresas más grandes en la historia del boxeo.
Pero, en la revancha, disputada en el Estadio de los Yanquis de Nueva York el 22 de junio de 1938, Louis noqueó a Schmeling en la primera vuelta y retuvo el título mundial.
Schmeling, al principio muy popular en los Estados Unidos, fue considerado posteriormente como un símbolo de la Alemania nazi. Su pelea con Louis fue considerada un combate entre el mal y el bien. Poco antes del combate el presidente Franklin D. Roosevelt invitó a Louis a la Casa Blanca para exhortar al boxeador negro a que derrotara a Schmeling.
Louis envió a su rival a la lona en cuatro ocasiones y luego lo noqueó. La pelea duró apenas dos minutos y cuatro segundos.
"NAZI, NO". "Cuando recuerdo lo ocurrido, casi me siento feliz de haber perdido esa pelea", dijo Schmeling en 1975. "Basta imaginar si hubiera retornado a Alemania con una victoria. Yo no tenía nada que ver con los nazis, pero me hubieran dado una medalla. Luego del conflicto bélico, podrían haberme acusado de ser un criminal de guerra".
Pese a que en Estados Unidos era considerado un títere de los nazis, Schmeling tuvo una serie de encontronazos con el régimen de Adolfo Hitler inclusive antes de su primera pelea con Louis.
Aunque almorzó con Hitler y tuvo largas discusiones con el ministro de Propaganda Joseph Goebbels, Schmeling enfureció a los líderes nazis en 1935 al declinar su afiliación al partido, al negarse a despedir a su entrenador, el judeo-estadounidense Joe Jacobs, y al rechazar la exigencia de que se divorciara de su esposa de origen checo Anny Ondra, una actriz de cine.
POBRE Y RICO. En 1938, durante "La noche de los cristales", Schmeling protegió a dos niños judíos en su apartamento de Berlín.
Trascendió que Schmeling también usó su influencia para salvar a amigos judíos que iban a ser enviados a campos de concentración.
Luego de la guerra, Schmeling quedó sumido en la pobreza y participó en cinco encuentros de boxeo para conseguir dinero. Se retiró luego de perder contra Walter Neusel, en 1948, a los 43 años de edad, con un récord de 56 victorias, 10 derrotas y cuatro empates, incluidos 39 nocáuts.
Schmeling usó el dinero de los combates para adquirir la licencia de Coca-Cola en Alemania y se hizo millonario en la posguerra.
En el curso de los años, la amistad entre Schmeling y Louis se acentuó. Schmeling envió a Louis dinero en varias ocasiones, cuando el ex campeón estadounidense perdió su fortuna. También pagó por el funeral de Louis en 1981.
Simbolo
HITLER
Repetidamente trató de convencer a Schmeling a unirse al partido nazi y poder usarlo como arma de propaganda, pero el pugilista se negó.
ARIO
Los nazis buscaron presentar su victoria de 1936 sobre Joe Louis, un boxeador negro considerado el mejor de su peso, como una prueba de la superioridad blanca.
SIMBOLO
Su actitud durante el nacionalsocialismo, escondiendo judíos en su casa y resistiéndose a los coqueteos de los poderosos, lo convirtió, después de la guerra, en una especie de símbolo del alemán puro que no pactaba con el mal.
FAMA
También el manejo inteligente que hizo de su fama y su prestigio, sin permitirse caer en una actitud de estrella inalcanzable, hizo que muchos alemanes comunes y corrientes siguieran viéndolo como uno de los suyos.