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Aníbal Lavandeira se recupera de una prueba histórica y ya mira de reojo su nuevo desafío en ultramaratón

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Aníbal Lavandeira. Foto: Marcelo Bonjour.
Nota a Anibal Lavandeira, ultramaratonista uruguayo, en el Parque Rodo de Montevideo, ND 20220118, foto Marcelo Bonjour - Archivo El Pais
Marcelo Bonjour/Archivo El Pais

ATLETISMO

El corredor de 53 años entrena junto a Gustavo Pintos y afirma que esta disciplina será el futuro del running a nivel nacional y también mundial.

En noviembre desafió todos los pronósticos, llevó su cuerpo al límite y la descosió en la carrera Swamp Fox Ultra en la reserva natural Marrion Forest de Carolina del Sur (Estados Unidos), donde completó los 700 kilómetros de la prueba para lograr un hecho histórico: ser el mejor ultramaratonista extremo del mundo en su categoría. Aníbal Lavandeira aún se recupera de ese notable esfuerzo y no se queda quieto porque ya está entrenando para ver cuál será el próximo desafío.

“Todavía no me he podido recuperar al cien por ciento de esa competencia y vengo ahí, tratando de salir de ese pozo de dolor y de cansancio extremo que es normal porque fueron 700 kilómetros”, le contó a Ovación Aníbal Lavandeira.

Es que esa competencia fue extrema. Llevó a su cuerpo a niveles nunca alcanzados y ahora, la recuperación debe respetarse: “Yo intento seguir moviéndome. Entreno todos los días, voy al gimnasio y me meto al agua, pero cuesta. A los 20 días del ultramaratón yo estaba corriendo de nuevo, pero no largas distancias porque para eso falta ya que el cuerpo se tiene que recuperar a todo eso que pasó”.

Aníbal Lavandeira entrenando junto a Gustavo Pintos. Foto: Marcelo Bonjour.
Aníbal Lavandeira entrenando junto a Gustavo Pintos. Foto: Marcelo Bonjour.

Y en medio de la recuperación todavía no se piensa en los próximos objetivos sino en cómo encarar la preparación para lo que se vendrá.

Lo seguro es que Aníbal Lavandeira volverá a tener una competencia como mínimo a fin de año o principios de 2023. “He corrido seis competencias en un año en otras distancias, pero no es lo mismo ahora que hace 15 años, hay otro volumen. Vos podés correr cinco de 200 kilómetros en un año, pero no de 700. De 700 es una por año como mucho porque después que pasás los 200 o 300 kilómetros es otro mundo, hay sensaciones de todo nivel: muscular, orgánico, mental, articular. El cuerpo no es el mismo después de correr 700 kilómetros porque no son esos 700, sino los 1.200 que corriste preparándolos”.

Lavandeira, que se volcó al ultramaratón casi que sin saberlo hace 20 años, hoy no duda en afirmar que esa distancia será la que marcará el futuro de las carreras de running en todo el mundo. “En 2002, sin saberlo, hice mi primera distancia larga: 88 kilómetros. Fue la Rambla de Montevideo ida y vuelta dos veces. Ahí yo no sabía que eso era ultramaratón. Me enteré en 2005. Nada me frenó. Yo seguí. No paro de entrenar. Con lluvia, sol, frío o calor, el entrenamiento es algo que no negocio”, dice Aníbal mientras mira el celular confirmando una nueva clase con su grupo de cuatro corredores de larga distancia ya que además de competir, también es entrenador.

Aníbal Lavandeira. Foto: Marcelo Bonjour.
Aníbal Lavandeira. Foto: Marcelo Bonjour.

“Hoy en día en Uruguay hay muy pocos corredores de ultramaratón y además, muy pocos profesionales que saben del tema. Te podría decir que soy uno, Gustavo (Pintos, su entrenador) otro, pero después no encontrás. Sí hay muchos entrenadores que salen del curso que doy en la Asociación Cristiana de Jóvenes sobre ultramaratón y que luego se ponen a entrenar a otros, pero eso lleva tiempo y experiencia. No es que en los seis meses del curso aprendés todo”, dijo Lavandeira, agregando que “para mí el ultramaratón es la distancia del futuro en el running porque la gente ya está dejando de lado las de 5, 10, 21 y hasta 42 kilómetros. Y creo que es porque hay un desafío. La sacada de reloj es clave y para mí es fundamental en la gente porque no le gusta decir el tiempo. Vos le preguntás ‘¿qué marca tenés en 10 mil metros?’ y te dicen ‘no, yo soy re lento’. Abren el paraguas y sacarse el reloj es clave porque hay corredores a los que les gusta decir ‘yo corrí 100 kilómetros’. Y no te dicen en cuanto tiempo lo hicieron. Y está bárbaro eso, es divino. Pero tiene que haber un proceso de preparación porque la gente quiere correr ultramaratón con la misma preparación que corrió 10 kilómetros. No es así”.

Y Aníbal lo dice con propiedad, con más de 20 años de experiencia en carreras de larga distancia y con la convicción de que cualquier atleta puede llegar a lo que él llegó, pero no sin antes prepararse. Ahí está la clave. “Siempre digo que en ultramaratón muchos se confunden con poner huevo y nada que ver. Huevo hay que poner para levantarte a las 5 de la mañana a correr, para hipotecar un fin de semana con tu familia por ir a entrenar, para ir al gimnasio y prepararse. Huevo en las carreras metemos todos. Es como en un partido de fútbol: solo con poner no alcanza. Si no trabajaste, si no te entrenaste ni te preparaste, estás en el horno”, contó Aníbal Lavandeira.

Esa visión explica el estilo de vida de un ultramaratonista que se esfuerza, que se motiva y que también contagia al resto, pero no a cualquier precio: “Hay muchos que dicen ‘ah yo quiero ir a correr esa prueba que corrió Aníbal’. Bien, andá. ¿Pero qué preparación tenés? No es decir ‘voy a correr 200 o 500 kilómetros’ e ir. Podés tener las mejores condiciones genéticas y físicas, pero si no te preparás, si no acomodás tu cuerpo a eso, nunca lo vas a lograr porque lleva muchos meses y te diría que hasta muchos años preparar una competencia de larga distancia y si no mirame a mí: recién con 52 años -hoy tiene 53- pude meter una de 700 kilómetros. Y no fue solo metiendo huevo”. Tras lograr una marca histórica, hoy Lavandeira se recupera y también entrena porque en cualquier momento aparecerá el nuevo desafío que lo tendrá a fin de año o a principio de 2023 otra vez compitiendo: “Quiero respetar todos los plazos de recuperación y ver. Hay objetivos divinos, pero hay tiempo también. A los 53 años no quiero arruinar todo lo que hice por apurarme a hacer una locura. Lo que conseguí en Estados Unidos es un gran logro. Yo nunca abandoné una carrera y siempre tuve mayor o menor éxito. Entonces si no es este año, será el próximo, pero la que haga, tiene que superar a la última. Y para superar eso está salado”.

Gustavo Pintos y Aníbal Lavandeira. Foto: Marcelo Bonjour.
Gustavo Pintos y Aníbal Lavandeira. Foto: Marcelo Bonjour.
ENTRENADOR

La experiencia de Gustavo Pintos

Hace cuatro años Aníbal Lavandeira cortó la relación con quien era su entrenador y buscó un nuevo camino. En ese camino se volvió a cruzar Gustavo Pintos, un profesional de reconocida trayectoria junto a atletas de elite y olímpicos, pero que cuando aceptó el desafío, se embarcó en algo novedoso para él ya que nunca había entrenado a un ultramaratonista.

“Nos conocemos hace más de 20 años y siempre tuvimos una buena relación. Nos conocimos haciendo teatro (risas) cuando vino la obra Macbeth de Verdi dirigida por franceses. Precisaban cuatro soldados extras y allá fuimos. Después fuimos compañeros en la Asociación Cristiana de Jóvenes como docentes y siempre estuvimos en contacto, pero ahora es más estrecho con este desafío”, le contó Gustavo Pintos a Ovación.

Pintos, nacido en Trinidad, tiene 52 años y fue entrenador olímpico en Londres 2012 (ciclismo) y Río de Janeiro 2016 (maratón), tiene experiencia en Iberoamericanos y Mundiales de atletismo y es docente del Instituto Universitario de la Asociación Cristiana de Jóvenes, pero ahora, junto a Lavandeira, se sumó a un equipo que trabaja duro, crece y aprende: “Investigué, leí, compré libros, tuve charlas con colegas de otros países, hice algún Master en el exterior y ahí empezás a trabajar. Es como una receta, uno pone un ingrediente, otro pone otro y se va armando la mezcla, pero los dos aprendemos y mucho en cada paso que damos”.

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