Una respuesta a la historia con la grifa de Carrasco: 2-1

| Corrigiendo errores sobre la marcha, Uruguay "bajó" a un rival en la carrera por llegar a Alemania

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JORGE SAVIA

Ganó Uruguay. Bien. Por 2 a 1, de atrás, y después de haber fabricado no menos de una decena de situaciones de gol verdaderamente claras, como las originadas por un chanfle de Recoba que dio en el travesaño y múltiples incursiones de Núñez por la izquierda del ataque, que pudieron haber permitido que el cuadro de Carrasco terminara imponiéndose por algún gol más de ventaja.

Eso, entonces, es lo que cuenta. Lo que surge en primera instancia. Después, por las sensaciones que quedaron como saldo residual del trámite, hay que reconocerlo: es un poco diferente el panorama. Porque Uruguay, empezando por el nivel del adversario, no jugó como contra Bolivia, ni como lo había hecho en el primer tiempo del partido que perdió con Paraguay en el "Defensores del Chaco". Pese a querer marcar el ritmo y mover la pelota por abajo y con dinámica, el conjunto local pareció arrancar nervioso, fuera de punto, y "entró" en el trámite cortado, friccionado, por pasajes irritante, que planteó el visitante. Además de que su funcionamiento colectivo, en el que tanto basa su filosofía el técnico, y que tan aceitadamente había operado contra los bolivianos, ayer sufrió varios "cortes de corriente" que resultaron determinantes para la caída de tensión de los 45’ iniciales: en una jugada como la del gol rival a los 20’ de la primera etapa, Munúa reveló que no es lo mismo estar en el banco de suplentes que jugando a diario, y otro tanto ocurrió con Ligüera en una zona clave de la estructura de cualquier equipo del mundo como es la del enganche con el ataque; Cristian González no pudo con los desenganches de Mark González por el flanco izquierdo del ataque visitante, por donde la defensa local se llevó algunos sustos grandes; el "Pato" Sosa no tuvo aquel despliegue protagónico que en el comienzo del ciclo de Carrasco permitía creer que podía haber partidos —como el de ayer de tarde— que se podían afrontar con un solo volante de marca y, aparte de que Bueno no estuvo claro en el remate de las llegadas, la actuación del juvenil Pablo Munhoz, que acompañó sin gravitar en la medida de lo necesario y no pudo evitar que el incisivo Mark González le comiera la espalda para complicarle la vida a su tocayo uruguayo, dejó en evidencia que Carrasco arriesga demasiado al exponer a la selección a la aventura de estrellarse contra la realidad de que es un técnico de avanzada, pero no un mago que todo lo que toca con su varita lo transforma en una paloma blanca.

Por suerte, también, estuvo lo otro: cuando Uruguay "no engranaba", por más que logró igualar con el golazo de pelota quieta que metió Chevantón a los 31’ de la primera parte, surgió la reacción y reivindicación de Carrasco. Para el segundo tiempo, releyó el partido más correctamente, y pese a que sacó a Forlán, que había sido el delantero más activo en el período inicial, cuando la pelota no llegaba con la fluidez necesaria hacia el ataque, puso a Romero por Munhoz, borrando con el codo el error escrito con la mano, y el "Hueso" no sólo metió el gol de la victoria con preciso cabezazo, sino que le dio al equipo la solidez que ayudó a que el "Pato" repuntara en el mediocampo, y que terminó de redondear el "Chino" cuando entró para —él sí— sacar conejos de la galera con sus pases.

En suma; ganó Uruguay. Y eso es lo que vale. Con altibajos, tanto del técnico como del equipo y de algunas individualidades, los celestes fueron fieles a la historia, venciendo a Chile en el Centenario, y a la grifa con que tratan de que se reconozca su fútbol desde que los dirige Carrasco. Porque, al fin y al cabo, como lo demostró en los 20’ que estuvo en la cancha, Recoba no es un jugador más; y jugando 70’ sin él, la selección ganó de atrás, fabricando un montón de jugadas de ataque, y terminó quitándole el invicto a un rival que, después de todo, no era Bolivia y, además, venía de empatarle a Argentina en Buenos Aires y ganarle sin discusión a Perú en Santiago, lo que de pique lo había erigido en un directo adversario en la carrera por llegar al Mundial de Alemania.

Parte médico

OK - Varios de los futbolistas celestes terminaron contusos, pero ninguno está en duda para el partido del miércoles frente a Brasil, según el Dr. Alberto Pan. Bueno sufrió un golpe en el ojo izquierdo; Chevantón recibió un golpe en el tobillo y Núñez sufrió un traumatismo en la pierna. Recoba terminó dolorido.

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