En base a La Nación/GDA
Hace pocos días anunció que el cierre del 2023 marcará el final de su carrera. Una carrera que lo tuvo 20 años atrás de una pelota, recorriendo seis países diferentes tras salir de su Argentina natal, esa en la que hoy no quiere vivir.
“Me voy a ir de la Argentina porque no quiero vivir con miedo”, asegura Mauro Boselli, actual jugador de Estudiantes de La Plata, ídolo del Pincha y protagonista de esta historia.

"Yo no quería volver a la Argentina, yo no quería que mis hijas vinieran acá y sintieran el cariño de las abuelas, de mi hermana y de nuestros amigos… No quería que mis hijas se arraigaran acá porque, la realidad, es que les voy a tener que decir que esto que vivieron no va más, y que nos vamos a vivir a Europa", confiesa.
Su destino está en Málaga, España, un lugar que ya conoce: "Cuando llegamos a Málaga con Belén, mi mujer, no teníamos hijos, fue nuestra primera experiencia solos y éramos muy jovencitos: ella tenía 19 y yo 20; dos nenes que encima ni habíamos vivido juntos en Buenos Aires. Era una prueba para la pareja, pero realmente nos encantó la ciudad, nos sentimos re cómodos y seguramente allí iremos a vivir. Aparte, a mí no me gusta el frío y en esa ciudad, de 365 días, en 300 hace calor. La cultura se asemeja tanto a la nuestra".
Pero luego de ese paso por el fútbol español cuando todavía hacía sus primeras armas tras debutar en Boca Juniors, llegó a Inglaterra para defender al Wigan y ahí consiguió dos camisetas que hoy destacan en su museo personal.
Mauro Boselli acababa de llegar al club y enfrentó el Chelsea de Carlo Ancelotti. Con Didier Drogba, Frank Lampard, John Terry, Michael Essien, el portugués Carvalho, Petr Čech al arco. “Un equipazo, qué equipazo tenían… Perdimos 6 a 0 ese día”, recuerda Mauro, que al final se atrevió a pedirle la camiseta a Lampard y la guarda entre sus tesoros.
Entre esas camisetas de alto valor sentimental para él, también está de Luis Suárez, la "7", la del Liverpool. Esa con la que el Pistolero dejó su huella, al punto que todavía es recordado por los hinchas.
El primer compañero de Messi
"En el Sudamericano Sub 20 del 2005, él era media punta. Fue la primera convocatoria de Leo y nosotros lo conocíamos de nombre nada más. Era el pibe que venía de Barcelona, pero enseguida me di cuenta de que era una cosa de locos. Hacía jugadas de PlayStation: los jugadores para él eran conitos; jugaba como si tuviese un joystick y marcaba una diferencia en velocidad que te dejaba sin palabras", indicó.
"En ese momento él tenía 17, porque era dos años más chico que nosotros. En los entrenamientos ya se notaba lo que podía hacer y cuando entraba en los partidos, porque en ese momento era suplente, cambiaba el partido. Una cosa de locos ya desde chiquito. Me acuerdo que contra Bolivia entramos juntos: él hizo dos goles y yo uno", sostuvo.
El jugador que rompió la tradición del "bautismo"
"Yo tuve la suerte de que en mi primera pretemporada a ninguno se le ocurrió pelarnos y esas cosas, pero sí pasó en la siguiente: yo zafé porque ya había hecho la anterior. ¿A quién le gusta que le corten el pelo, a quién le gusta que lo ridiculicen? ¿Por qué, porque sos más chico? El derecho de piso se paga de otra manera, no se paga tomándole el pelo y haciéndolo pasar como un tonto", manifestó.
"Cuando volví a Estudiantes, Mariano (Andújar) tenía esa idea. De mi parte, sólo fue apoyarlo porque me parece que no es lindo. Mariano sí lo sufrió y se la tuvo que comer por ser chico, pero no estamos de acuerdo con eso. Me parece que no ayuda: en vez de hacer que te sueltes, te cohíbe y te hace pasar vergüenza. Es algo que para mí atrasa", sentenció.