El triunfo de Javier Milei en las elecciones del pasado domingo en la República Argentina abre una oportunidad para el relanzamiento de la agenda de inserción internacional de nuestro país acaso impensada. La visión aperturista sobre la economía que tiene el nuevo presidente libertario del país vecino sin dudas está más en sintonía con los intereses del Uruguay que los del proteccionismo cavernícola del kirchnerismo gobernante hasta el próximo 10 de diciembre. El presidente Lacalle Pou, el embajador Enciso y la Cancillería uruguaya han sacado debido apunte de esta posibilidad y han movido rápido y bien para acercar posiciones con la hermana República en aras de avanzar con decisión en la materia.
Como relató el propio presidente electo de Argentina en una de sus primeras notas al día siguiente de su elección la llamada de Lacalle Pou no se hizo esperar teniendo en cuenta la diferencia horaria dado que se encuentra de viaje oficial en China: “Esto fue muy divertido porque a las 4:30 de la mañana, por ejemplo, hablé con el presidente Lacalle Pou, que estaba en la Muralla China. Me invitó a Uruguay para contarme en qué están las relaciones y cuáles son los temas que tenemos que juntarnos para resolver. Dado que tenemos mucha afinidad, lo vamos a resolver asado mediante”.
La posibilidad de que logremos destrabar varios temas de interés para Uruguay rápidamente es sumamente auspiciosa. Pensemos solamente en la posibilidad destrabar barreras insólitas que existen al comercio entre ambos países o el visto bueno para realizar el dragado del puerto de Montevideo que es necesario para ampliar su profundidad. Estas ideas van en línea con lo expresado por Milei en la campaña por lo que no deberían existir inconvenientes para lograr avances concretos. También la posibilidad de que Milei realice cambios económicos significativos desde el comienzo de su gestión, como el fin de los cambios múltiples y el cepo cambiario, traería buenas noticias para Uruguay, ya que la diferencia cambiaria que hoy afecta al consumo en general dentro de fronteras y en particular en los comercios del litoral del país, pasaría a ser menos abismal, lo que no quiere decir que desaparezca.
Por otro lado, dada la mala relación que existe entre el novel presidente argentino y el presidente de Brasil Lula da Silva tenemos una inmejorable oportunidad para mediar entre nuestros dos vecinos. Milei a lo largo de toda su campaña, inclusive durante la última semana previa al balotaje, insultó al presidente de Brasil y expresó que no se iba a reunir con él.
Por si fuera poco, se publicó la llamada entre Milei y el expresidente Bolsonaro en que el primero invitaba al segundo a concurrir a su asunción, lo que fue aceptado. Razonablemente, se informó desde el gobierno brasilero que Lula no asistirá al acto del 10 de diciembre por haber sido insultado personalmente por el presidente electo.
Lacalle Pou ha cultivado una buena relación con Lula, con resultados concretos en materia de infraestructura que beneficia a nuestro país. Por otro lado, Milei ha manifestado su afinidad con nuestro mandatario.
Uruguay, por tanto, puede y debe ser el articulador de este Mercosur malherido para lograr alcanzar la mentada flexibilización y modernización del bloque, apuntalar la concreción del acuerdo con la Unión Europea y obtener el visto bueno (o la vista gorda) de sus socios para concretar acuerdos por fuera del corsé que impone el bloque. Por tanto, desde una mirada uruguaya, la presidencia de Milei puede generar oportunidades a las que hay que estar atentos y, en especial, ser proactivos para tratar de aprovecharlas. Nada en materia de inserción internacional es sencillo para nuestro país, la experiencia de las últimas décadas es elocuente al respecto, pero no podemos bajar los brazos. Ante un nuevo atisbo de posibilidad debemos aprovechar esta rendija que se abre, conversando mucho con cada uno de nuestros socios, planteando cuáles son las necesidades de Uruguay y atendiendo las de nuestros vecinos.
Cómo expresó la magíster Victoria Martini, en un evento organizado por la Unión Europea la semana pasada, cubierto en las páginas de nuestro diario, Uruguay debe concretar acuerdos y mejorar la regulación en materia comercial para optimizar su apertura comercial. Ese indudablemente es el camino para el desarrollo de nuestro país y más aún, sin pasos concretos en este sentido será difícil que crezcamos a las tasas que necesitamos para mejorar sustancialmente la calidad de vida de los uruguayos.