Entramos en un año electoral clave: el país se juega la continuidad de este rumbo nacional, o un retroceso en el que pasaría a gobernar la izquierda política que es el Frente Amplio (FA) de la mano de la izquierda sindical que es el Pit- Cnt. Por eso mismo importa mucho que los protagonistas que integran la Coalición Republicana (CR) dejen de lado cierta tentación de infantilismo y enfrenten con la seriedad requerida esta cita con la Historia.
Hay cierto infantilismo cuando no se entiende cabalmente que el país tiene dos, y sólo dos, rumbos posibles para tomar. En este sentido la posición de Cabildo Abierto (CA) juega al límite. Por un lado, ha sido protagonista de todas las leyes relevantes de este gobierno y ha cumplido por tanto con el compromiso de la CR firmado en noviembre de 2019. Pero, por otro lado, se verifica una actitud extraña cuando ese partido reivindica una especie de tercer modelo de país cuyos detalles se hacen difíciles de entender, y sobre todo de asumir como posibles y realistas cuando CA representó solamente al 11% del electorado en octubre de 2019, y hoy no hay encuesta seria que lo dé por encima de 4% de intención de voto.
En este sentido se hace racionalmente inexplicable, y por tanto parece bastante infantil, el último despliegue generado por un libro en el que el líder de CA critica ácidamente a sus socios de gobierno desde una posición que podría tildarse incluso de soberbia histórica. Señala, sin mucho argumento sólido que lo respalde, que tanto Luis Alberto Lacalle Herrera como Luis Alberto Lacalle Pou no son los mejores exponentes de la herencia del pensamiento y de la acción herrerista.
Aun suponiendo que toda la razón le asistiere al senador Manini Ríos, cuyos orígenes familiares colorados son evidentes; y aun aceptando que centenares de miles de uruguayos que votaron al nieto y al bisnieto de Luis Alberto de Herrera durante más de cuatro décadas -reconociendo allí talantes y definiciones que refieren a una estirpe política que nació con la Patria misma- hayan estado siempre y todos equivocados: ¿qué conveniencia y utilidad electoral y política trae semejante comentario a la suerte de CA y de Manini Ríos en 2024?
Hay también cierto infantilismo en la pereza electoral y política de los partidos socios de la CR en salir a marcar la cancha a la oposición con relación a los resultados del gobierno y a las perspectivas de futuro del país.
Todas las encuestas señalan que los partidos que están perdiendo peso relativo de cara a 2024 son los socios del Partido Nacional en la CR, y que el crecimiento del FA en las encuestas con relación a su resultado de octubre de 2019 es porque hay una especie de relativa fuga de simpatizantes sobre todo colorados y cabildantes que emigran hacia allí.
La riqueza de la CR es que se trata de una coalición plural en la que los perfiles y sensibilidades de todos los partidos que la conforman dan un resultado de gobierno que es mucho mejor que uno que fuera liderado de manera monocorde por un solo partido.
Es evidente, por ejemplo, que el ministro Mieres se ha destacado en su manejo en Trabajo y Seguridad Social; es claro que la excelente forma en la que se enfrentó la pandemia debe mucho a Daniel Salinas, quien fuera ministro puesto por Cabildo Abierto; y es obvio que la gran performance con la reforma de la educación o con los resultados de Antel se debe a los liderazgos de Silva y de Gurméndez, que integran el Partido Colorado.
Pues bien: todos estos ejemplos, y muchos otros más, deben ser mostrados con vigor y responsabilidad por parte de los socios de la CR, ya que son argumentos formidables para convencer a la gente de que debe volver a votar a los diferentes partidos de la CR. Este no ha sido un gobierno blanco ni herrerista, como quiere hacer creer el FA, sino que ha sido el fruto de un entendimiento plural de partidos y, todos ellos, son importantes para alzarse con un nuevo triunfo en 2024.
La reivindicación de los resultados del gobierno a todos compete; y las definiciones de perfiles propios y distintos que sigan enriqueciendo la pluralidad de visiones de la CR es algo que debe surgir de todos los candidatos, partidos y sectores que son protagonistas de este ciclo electoral.
Hay que terminar con el infantilismo de creer que jugando a media máquina se puede ganar el partido, o que correspondería a otros actores ser los principales protagonistas de la batalla electoral que se viene contra la izquierda sindical y política.
La responsabilidad es de todos.