Este año se celebran elecciones nacionales en Estados Unidos y su proceso de primarias en cada uno de sus dos grandes partidos ya ha comenzado. Por cierto que se trata de una campaña bastante atípica, con múltiples elementos que afectan a quienes todo parece indicar que terminarán siendo los contendientes principales, el actual presidente Joe Biden y el expresidente Donald Trump. Mucho está en juego, pero el panorama dista mucho de ser claro.
El presidente Biden tiene a su favor una gestión económica que, aunque no puede mostrar grandes datos sobre crecimiento, tiene números récord de creación de empleo, lo que finalmente es más relevante para las personas. La inflación está bajando luego del incremento mundial de 2021 como consecuencia de las políticas expansivas de la era Covid-19 y la guerra en Ucrania, gracias a políticas monetarias contractivas que lentamente se van retrayendo.
Pero Biden también cuenta con varias desventajas, siendo la principal a todas luces su edad: 81 años. Ya es hoy el presidente más anciano en ejercer el cargo en toda la historia de su país y en caso de ser reelecto culminará su segundo período con 86 años. Los episodios cada vez más frecuentes en que se muestra confuso, no sabe hacia dónde dirigirse o confunde nombres, países y años han sembrado crecientes dudas sobre su capacidad para ejercer una función tan exigente.
En las últimas semanas, sin ir más lejos, confundió al presidente Emmanuel Macron con François Mitterrand, fallecido hace tres décadas, manifestó que había conversado en 2021 con el canciller alemán Helmut Kohl, fallecido en 2017 y en su más reciente conferencia de prensa para desmentir los rumores de que tiene problemas de memoria confundió a Egipto con México, ubicando a su vecino del sur en una zona limítrofe con la franja de Gaza.
Y el problema no son solo estos episodios. Un documento oficial encargado por el secretario de Justicia Merrick Garland el año pasado al fiscal especial Robert Hur describió a Biden como un “hombre mayor con una mala memoria” que no podía recordar cuándo había sido vicepresidente. Los republicanos ya están exigiendo que el presidente no está en condiciones de ejercer la presidencia, y mucho menos de encarar un nuevo período de cuatro años.
Por su parte el expresidente Donald Trump se encamina a ganar con comodidad, y antes de lo previsto, la interna de su partido. Solo queda una desafiante, la exgobernadora Nikki Haley que probablemente quedará fuera de combate al perder la elección que se llevará a cabo en su estado Carolina del Sur a fin de mes. Es indudable que Trump es el favorito de su partido y que dará una batalla frente a Biden en las elecciones para las que según la mayoría de las encuestas parte con ventaja.
Pero Trump también tiene inconvenientes. También es un candidato de edad avanzada, 77 años en este momento, y ya es el segundo presidente más anciano en haber ejercido la primera magistratura. Pese a que su estado de salud luce física y mentalmente sensiblemente mejor al de Biden, también ha tenido sus confusiones en discursos de campaña. Sin embargo, el tema que más pesa en su contra es todo el entuerto judicial en que se vio envuelto a partir del asalto al Capitolio (sede del Poder Legislativo) ocurrido al final de su mandato para intentar impedir la proclamación del presidente Biden.
No es fácil seguir el asunto con la multiplicidad de presentación de alegatos en cortes estatales, pero es un tema que, aunque probablemente no le impida ser candidato ya que la Suprema Corte que tiene la última palabra cuenta con una sólida mayoría conservadora y defensora del Estado de Derecho y la democracia, sí está afectando su imagen. Es que, como ha ocurrido en la elección en que Trump derrotó a Hillary Clinton, ambos candidatos generan más rechazo que adhesiones.
Esta elección es sumamente importante para Estados Unidos pero también para el mundo. En buena medida ya la administración Biden ha estado a la sombra de su antecesor y no ha logrado salir de las políticas proteccionistas que impuso. Lo cierto es que, como viene ocurriendo en muchas elecciones alrededor del globo la alternativa no es clara. El prospecto de un presidente de Estados Unidos débil y balbuceante con malas ideas económicas luce muy mal en estos momentos de incer- tidumbre global. Un retorno de Trump buscando venganza de un resultado electoral adverso que nunca reconoció, tampoco aparece como un escenario alentador.
La moneda está en el aire y el mundo está en vilo.