El Ciudadano | Montevideo
@|El presidente Lacalle Pou firmó el contrato del proyecto Neptuno, y ahora el nuevo presidente, Yamandú Orsi, quiere renegociarlo.
Los antecedentes de los negocios impulsados por los gobiernos del Frente Amplio han sido un verdadero desastre. Fracasos como el puerto de aguas profundas y la regasificadora dejaron al país con deudas, obras inconclusas y contratos mal diseñados. Ahora, con Neptuno, la historia parece repetirse.
El propio gobierno del FA plantea dudas sobre el proyecto. Primero, intentaron evitar que se firmara; ahora, ya en el poder, quieren renegociarlo. Sus críticas van desde la localización y el impacto ambiental hasta el financiamiento y la solución final. Pero si el contrato era tan cuestionable, ¿por qué no presentaron antes una alternativa clara? ¿Por qué no lo rechazan de plano en lugar de intentar modificarlo? Esto solo genera incertidumbre para la empresa y para el país.
Lo más grave es que, mientras el Frente Amplio se enreda en estos problemas creados por su propia falta de planificación, los grandes problemas sociales quedan relegados a temas secundarios. La inseguridad sigue golpeando a los uruguayos, el desempleo y el costo de vida asfixian a las familias, y la educación sigue en crisis. Pero en lugar de soluciones concretas, el gobierno pierde tiempo en debates sobre contratos mal hechos.
Uruguay necesita liderazgo con visión de futuro, planificación seria y un gobierno que se enfoque en resolver los problemas reales de la gente, en lugar de sumergirse en un espiral de improvisación e incertidumbre.