Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|No se hace con excusas, sino con firmeza.
Cuando un gobierno de izquierda fracasa, es común que sus defensores intenten justificar el desastre señalando a la administración anterior. Pero lo verdaderamente preocupante es cuando quienes deberían ser oposición también caen en ese juego, aceptando sumisamente la idea de que el problema no es el nuevo gobierno, sino su “herencia”. Al hacerlo, no solo se debilitan, sino que también legitiman el relato de quienes han llegado al poder con la intención de destruir lo construido.
Ser oposición no es buscar excusas ni consolarse con el pasado. Es enfrentar con firmeza y convicción a quienes pretenden someter a la sociedad con más impuestos, más controles y menos libertades. No se trata de lamentos, sino de acción. Porque mientras algunos pierden el tiempo justificando el presente con el pasado, el nuevo gobierno avanza sin frenos, imponiendo su agenda sin resistencia real.
La política no premia a quienes buscan excusas, sino a quienes ofrecen liderazgo y dirección. La oposición debe ser un muro de contención frente a los abusos, no una sombra que acepta su destino con resignación. De lo contrario, es como ahogarse en una inundación en vez de construir un dique para detenerla.