Héctor Barone | Paysandú
@|Primero, aclarar que no hablo de Uruguay que es una pequeña hoja en medio del gran océano de la Humanidad.
Segundo, ciertas utopías deberían serle permitidas al hombre, en busca de un futuro cada vez más evolucionado y mejor de la sociedad. El ser humano debe tener la capacidad de imaginar un futuro superador.
El marxismo nunca fue viable, con sus anacrónicas ideas que conducen también a la concentración de poder en su nomenclatura; no funcionó en el mundo real.
El capitalismo sí; todavía tiene éxito, pero no está exento de los graves riesgos que algunos recién están empezando a notar. Hay infinidad de autores (muy bien fundamentados en estadísticas económicas desde el Siglo XVIII) que vienen advirtiendo que este capitalismo excéntrico, sin límites, no es sano para el mundo, base de nuestra civilización.
Asistimos a la decadencia de la democracia (con su básica e imprescindible separación de Poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Éste último cooptado por ideologías de Izquierda perimidas que todavía subsisten en algunos “intelectuales” o por la derecha pura y dura. Cada vez más nos alejamos del centro con sus matices. La moda política actual, por nuestra falta de capacidad para encontrar soluciones seguramente reales y duras, nos lleva inexorablemente al aumento de las Autocracias y Populismos que no tendrán buen fin.
Según cifras de organismos internacionales, el 1% más rico de la población mundial es dueño del 80% del PBI total. Esta tremenda desigualdad no puede ser lógica. No se discute ya la movilidad social y una desigualdad “coherente”. Cada individuo logra una mejor posición económica y social en base a sus conocimientos, su responsabilidad, su capacidad, su honradez y su actuación, en el marco siempre de la ley y no de prebendas del gobierno de turno. El mundo y los países deberían desarrollar un mecanismo que ponga límite a las fortunas “obscenas”.
El Orden Mundial posterior a la Segunda Guerra está pasando un momento de quiebre crítico. Éste supo darnos el mayor desarrollo global de la historia. No obstante, asistimos a la decadencia, inoperancia y falta de autoridad de los organismos multilaterales (desde la ONU a la Corte de Justicia de la Haya) que, como todo, deben ser perfectibles y superadores.
El cambio climático es omnipresente, con una población mundial de más de 8.200.000.000, “que a ojo”, no creo sustentable, ya escasean algunos recursos naturales para mantenerla y se está jugando con la salud humana. Hoy somos como pollos de criadero. El agua dulce es cada vez más escasa y las catástrofes climáticas más devastadoras, con sus consecuencias en los recursos alimentarios, sanitarios y la biodiversidad, cada vez más amenazados.
Hoy se unen los Trump, Putin, Yi Xi Ping con los Musk, Zukenberg, Bezos, más todos los tapados que se repartieron Rusia, China y el resto del mundo y que con sus corporaciones, IA, etc. nos convierten en marionetas contaminadas. Solo por su insaciable sed de poder, de gente sin el más mínimo escrúpulo y totalmente corrupta.
No me preocupa por mi que estoy llegando a la última curva. Sí me preocupa qué mundo les dejaremos a nuestros nietos. Un mundo sin valores, sin empatía, sin solidaridad; extrayendo hasta el agotamiento los recursos naturales, sin el menor pudor ni decencia.
Recordar que planeta Tierra hay uno solo por ahora.